sábado, 1 de febrero de 2025

 

ADOCTRINADOS Y DOMESTICADOS
Aquí, en este muro, no enaltecemos, ni aplaudimos, ni vitoreamos a ningún politiquero, peor aún si éste fuere el títere de un ex dictador, un delincuente, un pillo, un ratero, un repudiables bufón, un vil aprovechador de la crisis bancaria y financiera, o simplemente un autoritario con ínfulas dictatoriales.
Aquí, en este muro, no agachamos la cabeza ni hacemos genuflexiones ante ningún sujeto, porque nuestro espíritu libertario no admite actitudes propias de quienes han perdido la dignidad y altivez de persona humana.
Aquí, en este muro, mantenemos una lucha inclaudicable por la libertad, la justicia y la democracia, sin amilanarnos ante nada ni ante nadie, sin rendirnos, sin cansarnos…
Aquí, en este muro, propugnamos el cambio radical en el panorama político del país, en el que se respete y dignifique la Carta Magna y los códigos de la democracia, civil y penal, con el fin de que no se repita la historia de que cada cuatro años ciertos ciudadanos se dividan en varios rediles, donde cada uno de ellos siga a su pastor respectivo.
En fin, aquí, en este muro, no admitimos la presencia de vulgares sujetos que, por su condición deplorable de adoctrinados y domesticados, anhelan febrilmente mantenerse bajo la sombra de un amo; sujetos panegiristas de cualquier individuo politiquero, cegados por el fanatismo que guardan fielmente hacia su ídolo.
"Si en una isla hay una gran piedra negra,
y todos los habitantes se convencieron
-a través de elaboradas experiencias
y la persuasión masiva-
que la piedra es blanca,
la piedra permanece negra
y los habitantes son todos unos cretinos".
Paolo Bozzi (1930-2003)
Esta gran verdad expresada por el eminente pensador, psicólogo y filósofo italiano nos demuestra la realidad en la que viven los pueblos de algunos países de América Latina, particularmente el de Ecuador, ante el proceso de adoctrinamiento y domesticación impuesto por el sistema politiquero para su beneficio.
El eminente pensador venezolano Arturo Uslar Pietri decía:
"Esta independencia que hemos proclamado no es sino un armisticio, una suspensión de las armas. Hay que hacer pueblo, hacer dirigentes, formar republicanos sobre una herencia de despotismo y monarquía. Cómo puede ejercer soberanía el pueblo si no lo hemos preparado. Este soberano ni aprendió a mandar, ni manda, y el que manda a su nombre lo gobernará, lo dominará y lo esclavizará. Qué soberanía puede ejercer un pueblo ignorante y pobre. No hay que esperar de los colegios actuales lo que no pueden dar, están haciendo letrados, no esperen ciudadanos".
Éste es el miserable estado en el que los politiqueros pretenden mantener al pueblo ecuatoriano: ignorante, pobre, adoctrinado, domesticado, alienado, fanatizado... con el fin de lograr sus protervos propósitos en beneficio suyo y de su círculo íntimo.
¿El pueblo está preparado para ejercer soberanía? Definitivamente no. Que las rimbombantes ofertas de campaña, que las ridiculeces y estupideces que pregonan, que los disfraces y caretas que adoptan para verse diferentes a la realidad, que con los créditos, bonos y ayudas sociales que entregarán en su gobierno eliminarán la pobreza, que la educación y la salud será para todos... no son más que la demagogia y el maquillaje impuestos por los viles politiqueros candidatos, con el fin de desviar la mirada de los verdaderos propósitos que persiguen: dominar y esclavizar a la gente. Entonces, quien resulte electo siempre propenderá a que los niños y jóvenes aprendan a leer pero no a pensar, digieran de memoria los textos que les entreguen pero no los analicen ni los critiquen, se formen como profesionales pero no se tornen en ciudadanos analíticos y críticos. La ciudadanía es otra cosa: es pensar, analizar, discernir, concluir, opinar, criticar, con absoluta altivez y entereza que le confieren sus derechos; la ciudadanía es luchar por una genuina libertad, una verdadera justicia y una plena democracia para el país.
"Aprender a dudar es aprender a pensar", decía el gran escritor mexicano Octavio Paz. Se torna imprescindible dudar de quien busque ejercer el poder político, de quien quisiera tener en sus manos todo para hacer y deshacer a su antojo. ¿Por qué los individuos se resisten a dudar de las acciones e intenciones del politiquero que ansía gobernar el país? Porque lo más fácil es someterse a sus designios por temor, vergüenza o conveniencia, a sus órdenes, a sus caprichos; mientras que lo más difícil es pensar, razonar, analizar, discernir, expresarse y emitir juicio crítico.
Alguna vez leí esta contundente sentencia:
"QUIEN NO QUIERE RAZONAR ES UN FANÁTICO;
QUIEN NO SABE RAZONAR ES UN TONTO; Y,
QUIEN NO SE ATREVE A RAZONAR ES UN ESCLAVO".
Fernando Balarezo Duque
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