DE ROTURAS
René Cardoso Segarra
Ya nada sorprende. Ya nada indigna. El derroche de dineros públicos municipales continúa en las parrandas del desorden y el bullicio. Ahora los carnavales son extrañas prácticas que buscan solo el beneficio comercial, tan distante de la fiesta tradicional espontánea, sencilla, de barrio, de compartir en familia, de hacer el pan en casa, de tomarse un canelazo para el frío de la gran mojada, de poner las mejores cumbias en el tocadiscos. Ahora los reguetoneros, en estos jolgorios carnavalescos actuales, son los más suertudos. Según la denuncia de un concejal, nos cuestan un ojo de la cara su presentación: ¡un minuto de actuación la friolera de USD$1.200 dólares! Pero además de este tamaño despropósito para una economía de un municipio siempre en crisis -y en consecuencia de la ciudad- me pregunto: ¿y cuál es la oferta musical para quienes no nos gusta esa abombada bulla “musical”? También sorprende la moda de “romper los récord Guinnes”. ¿Cuántos se habrán roto? ¿Y si en verdad se han roto, en qué se ha beneficiado la ciudad de esas roturas? Solo sé que algo muy importante sí se ha fracturada de verdad: la sensatez, mesura, ponderación en el gasto de dineros públicos. Ahora Cuenca espera romper otro récord con una nueva hazaña: cocinar el mote pata más grande del mundo. ¡Vaya, qué aspiración más gigante y laudable! Si se logra, Cuenca tendrá un título más: ¡ser reconocida como la ciudad mundial motepatera más importante de la humanidad! Y con estos gastos fatuos-politiqueros, las necesidades importantes de la cultura de la ciudad siguen desatendidas y confundidas con el gran show. Y qué lástima, los directivos de la institucionalidad cultural, nada dicen ni hacen ante la ausencia de políticas culturales de calidad, nada importante han propuesto para este feriado, han perdido su juicio crítico, se mantienen en silencio. ¡Qué pena!
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