Sí, es Trump
Donald Trump ha ganado las elecciones en Estados Unidos y volverá a ser presidente del país más poderoso del mundo. A esta hora el recuento no ha terminado, no es oficial, pero todos los expertos dan por hecha la victoria del candidato más polémico, más excéntrico, con menos apego a la democracia. Trump ha ganado en los estados decisivos y ha ganado también en el total del número de votos. Salvo vuelco muy improbable, es una victoria clara.
La realidad dice que el hombre blanco tradicional (y mayoritario), que se siente maltratado por un mundo complejo y urbano, ha recurrido a su mediático protector. Es probable que Trump mejore contra Kamala Harris sus resultados contra Hillary Clinton en 2016. Se confirma el contraataque del voto reaccionario: contra el feminismo, contra la inmigración, contra la diversidad, contra las garantías básicas de la política y a pesar de la verdad. A eso Trump ha sabido añadir el voto de los republicanos muy ricos y a ciertas comunidades latinas que han votado como conservadores y no como migrantes.
Trump ahora es un hombre con más experiencia en el poder. Un delincuente condenado, un instigador de turbas golpistas, que ya sabe que nada de eso le penaliza en las urnas. Para esta segunda legislatura, tiene varios ajustes de cuentas pendientes y un equipo temible, como el delirante dueño de Twitter, Elon Musk, o a un antivacunas para las políticas de salud pública. Lo ha demostrado en campaña: es un Trump resentido, más vengativo, más peligroso.
Ya sabemos las ondas expansivas que EEUU genera en el resto del mundo. La agenda progresista en todo el mundo necesita volver a reflexionar.
Al Día
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