martes, 24 de abril de 2018

El arquitecto del autoritarismo sigue campante

  en La Info  por 
Alexis Mera es un hombre con suerte. O con protecciones. O con mucha información. O con acuerdos secretos hechos con este gobierno. O con todo eso junto. Lo cierto es que, a pesar de haber sido el mago del correísmo dedicado a cubrir con barniz de legalidad todo lo ilegal; a pesar de haber sido tildado como “el Montesinos de mi hermano” por Fabricio Correa, el ex secretario jurídico del correísmo sigue campante. Sí va a las cortes, pero no en calidad de acusado sino de abogado del expresidente y de Fernando Alvarado.
Mera es el cínico perfecto que salió de las filas del socialcristianismo y, al lado de Correa se dijo, sin empacho, socialista. Y hasta revolucionario. No rehusó incluso lucir las camisas exóticas que Correa vistió. Él causaba admiración en el gobierno. También entre militantes de la vieja izquierda como Javier Ponce: en su oficina del Ministerio de Agricultura, el poeta se decía seducido por la capacidad que tenía Mera para resolver “cualquier problema de tipo legal”. Por supuesto nadie –tampoco Ponce– hablaba del sistema legal montado por Mera: un inmenso entramado de leyes y decretos ejecutivos, resoluciones y memorandos, fiscales y jueces que caminaban al paso y en la dirección que Correa trazaba y que él pavimentaba.
¿Qué hacía en el gobierno? La pregunta la formuló la fiscal Diana Salazar el 31 de julio del año pasado. Y Mera respondió: “Principalmente participar en la elaboración de los decretos ejecutivos previo a la firma del señor Presidente; preparar los proyectos de ley de iniciativa presidencial; presentar informes sobre las leyes aprobadas por la Asamblea Nacional, y en general todo tipo de asesoría legal que requería el Presidente de la República”. En claro, él es copartícipe y corresponsable de leyes chuecas, ex abruptos y demandas de Correa, casos de persecuciones, decretos como el 1218 para negar la deuda interna y seguramente de movidas legales hechas desde los ministerios. Por ejemplo, las tres resoluciones ministeriales que, en 2010, declararon secretos y reservados todos los actos administrativos, contratos, convenios o documentos vinculados con financiamiento público. Es imposible que aquello se le haya ocurrido a Patricio Rivera.
En claro: se dice Alexis Mera y una Wikipedia de ilegalidades aparece desde el inicio del gobierno hasta sus últimos meses. Se dice Alexis Mera y su nombre salta en todas las carpetas tenebrosas, chuecas o corruptas del gobierno de Correa: la Central San Francisco, Petrochina, la manipulación de la Justicia, la liquidación de las empresas del hermano de Correa, la cascada de juicios contra el Estado que la Procuraduría perdió en el extranjero, el juicio a El Universo, la deuda externa, las malas prácticas con compañías extranjeras que han dado paso a juicios millonarios contra Ecuador, los diez de Luluncoto, la presión a los jueces, el juicio contra Cléver Jiménez y Fernando Villavicencio, los decretos de Correa que sirvieron de paraguas para adjudicar contratos a dedo, la Refinería del Pacífico, Odebrecht…
Mera fue el cerebro que creó la estructura legal para que funcionara el autoritarismo. Fue él quien envió un memorando a los jueces prohibiéndoles fallar contra el Estado. El sitio Milhojas reveló que él influyó en 2013, como se ve en correos filtrados, en la Contraloría y en las cortes para terminar los contratos de Fabricio Correa en el caso El Gran Hermano. Él y Correa se entrometieron en el juicio de Chevron: esto dio argumentos a sus abogados y las comunidades indígenas de Sucumbíos perdieron el juicio que habían puesto contra esa petrolera en Estados Unidos.
ALEXIS MERA, UN COLABORADOR SOCIALCRISTIANO, SE DIJO SOCIALISTA EN EL GOBIERNO DE CORREA
Mera no solo fue el cerebro que levantó al arquitectura legal del autoritarismo. Fue un operador político que aceitó las relaciones con el socialcristianismo y que alimentó el rostro cínico y despiadado del régimen correísta. Fue él quien dijo que Denisse, la pequeña hija del coronel César Carrión, hacía puro teatro; lo dijo al verla llorar a mares porque su padre iba a ser trasladado de nuevo al penal García Moreno. Fue él quien habló de las “mal culeadas” a propósito de los puntos neurálgicos en los que el gobierno tendría problemas para hacer aprobar el Código Orgánico Integral Penal. Fue él, quien para defender el reaccionario Plan Familia, dijo que “El Estado debe enseñar a la mujer a postergar su vida sexual”.
Amigo de frases asesinas y fórmulas cínicas, Mera intervino políticamente desde la Secretaría Jurídica de la Presidencia para cubrir funcionarios metidos en algún atolladero. Ejemplo: el 14 de marzo de 2016 afirmó, a propósito del pago excesivo que hizo Marcela Aguiñaga por los terrenos del Issfa, en Guayaquil, que se trata de un “un error de buena fe”. Con igual desfachatez se refirió a las inconsistencias de fondo en las declaraciones patrimoniales del jefe de los inquisidores en el gobierno de Correa: “Fernando Alvarado tiene unas inusualidades pequeñas en sus declaraciones patrimoniales” (…).
Ese es, ese fuera Alexis Mera, el arquitecto del autoritarismo que, según Luiz Antonio Mameri, ex director de Odebrecht en América Latina, recibió 1,3 millones de dólares por favorecer el retorno de la constructora brasileña a Ecuador. Mera lo negó. De hecho, endosó esa gestión a Jorge Glas apenas fue detenido.
¿Por qué Mera sigue tan campante? ¿Colabora con el gobierno de Moreno porque teme ir a la cárcel? Se dice igualmente en esferas gubernamentales, bajo el compromiso de no citar nombres, que el ex secretario jurídico del correísmo tiene amigos en la Fiscalía. El director de asesoría jurídica, trabajó con él, como asesor 2 en la Secretaría Jurídica de la Presidencia. El hecho cierto es que hoy Mera defiende a aquellos con los que delinquió en el anterior gobierno.

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