miércoles, 15 de febrero de 2017

La pesadilla de los Odebrechtleaks comienza para el gobierno

  en La Info  por 
Este va a ser un fin de semana largo y tortuoso para Rafael Correa y Lenín Moreno. Si Carlos Pareja Yanuzzelli, prófugo por estar procesado en el caso de corrupción en Petroecuador, con sus #Capayaleaks habían acorralado al alto gobierno con sus apariciones en videos-pastillas en los que lanza acusaciones e insinuaciones de casos de corrupción, ahora el frente de ataque se abre con los #Odebrechtleaks. El primero se publicó hoy viernes 10, en la cuenta de Twitter @odebrechtleaks. Pero se anuncian más hasta el domingo.
En este primer video aparecen las fotos de Rafael Correa y su hermano Fabricio cuya voz se escucha claramente. Se trata de un relato, grabado a Fabricio Correa, en el que cuenta cómo su hermano Rafael recibió dinero de la constructora brasileña. “Desde que mi ñaño fue ministro se hizo pana de los manes. Ellos nos ayudaron en la campaña y el que llevaba la relación era yo que soy contratista de ellos desde el año 96”. Enseguida explica cómo se produce una oferta de coima de $15 millones a cambio de arreglar algunos contratos que estaban vigentes desde el gobierno anterior. También se habla de una coima recibida, supuestamente, por el ex diputado socialcristiano Simón Bustamante durante gobiernos anteriores.
Este video, que tiene un minutos 52 segundos, termina con el anuncio de que el próximo odebrechtleak aparecerá el sábado 11 de febrero. En la Presidencia se hallaban preparados para este anuncio. En su cuenta de Twitter se había colocado, unas horas antes, un mensaje que decía: “la bomba mediática mentirosa sobre #Odebrecht, desarmada”. En una entrevista que Rafael Correa dio en Durán, donde se hallaba, aparece anticipándose al hecho. Que prueben que nos dieron plata para la campaña, dice el mandatario. Y hace una revelación con una información que tiene cerca de diez años. Según él, Antonio Ricaurte, el guagua alcalde, lo despidió cuando él, como ministro de Finanzas fue a Brasil a reunirse con Lula da Silva. Y, sorpresa, Ricaurte lo recibió en Brasil. Viajó, según Correa, en un avión de Odebrecht… ¿Por qué nada ha dicho el Presidente sobre el particular? Correa dice haber sido muy cuidadoso con esas cosas. 
En realidad, desde el 21 de diciembre pasado cuando el Departamento de Justicia de los Estados Unidos reveló que Odebrecht, una constructora brasileña, pagó $33,5 millones a funcionarios del Gobierno de Ecuador entre 2007 y 2016 para obtener contratos de obras públicas, el Presidente ha negado que su gobierno esté involucrado.
Lo ha dicho desde que explotó el escándalo Correa. Entonces exhibieron, como prueba, el hecho que esa empresa había sido expulsado en 2007 y cerraron filas alrededor de una estrategia política: la acusación hace parte de un complot internacional contra el gobierno pues se produce en plena campaña electoral (el gobierno soslayó el hecho que esta revelación concernía doce países en Latinoamérica y en África). Dos piezas aparecieron enseguida en esa estrategia: decir que Odebrecht hizo el contrato mayor con la Alcaldía de Quito y desafiar al Departamento de Justicia a que revelara los nombres. Una forma evidente de patear el balón para el campo vecino y comprar tiempo ante una opinión perpleja.
Ante el avance palpable de las investigaciones en los países vecinos, el gobierno matizó su desafío al departamento de Justicia de Estados Unidos o ante la fiscalía brasileña que también conoce los pormenores del caso: dijo que no estaban dispuestos a aceptar, “sin pruebas” lo que confiesen los funcionarios de Odebrecht que colaboran con la justicia en esos dos países. De esa manera quiso poner en tela de duda la palabra de los delatores acusados de poder decir cualquier cosa con tal de obtener rebaja de penas. Incomprensible argumento. También quiso sembrar la idea en los electores de que su gobierno era perseguido pues el periodo aludido (2007-2016) coincidía con el de su gobierno. Era claro que Correa quería involucrar otros gobiernos con dos claras intenciones: mostrar que en los otros gobiernos (León Febres-Cordero, Sixto Durán-Ballén, Fabián Alarcón, Jamil Mahuad, Gustavo Noboa y Alfredo Palacio) hubo corruptos y ganar tiempo para evitar que la lista de corruptos de su gobierno salga a la luz pública.
En esas dos direcciones ha trabajado el gobierno. Por eso dio total credibilidad a una lista que apareció del año 1987 con nombres de políticos socialcristianos, Heinz Moeller y Jaime Nebot, en particular. Y envió a su secretario jurídico, Alexis Mera, a Brasil supuestamente a buscar información: en realidad fue a contratar abogados cuya misión no ha sido esclarecida oficialmente. Por supuesto no es encontrar la lista que, como era de esperarse, incluye funcionarios de este gobierno. El Fiscal General de la Nación, Galo Chiriboga, acompaña la estrategia del gobierno que es ganar tiempo por lo menos hasta que se realicen las elecciones del 19 de febrero. De hecho, esa fue la propuesta que hizo Rafael Correa a los ciudadanos en el enlace ciudadano del sábado 4 de febrero.
Ganar tiempo y negar cualquier vinculación: este fin de semana se verá si esa estrategia resiste ante las revelaciones prometidas por los Odebrechleaks, cuyos autores se desconocen.

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