lunes, 11 de enero de 2021

 

POR: Armando Sacta Guamán

Publicado en la revista El Observador (diciembre de 2020, edición 120) 

 


Página literaria
Ernesto Cardenal Martínez, nació en Granada, Nicaragua, el 20 de Enero de 1925. Sus estudios de primaria y secundaria los realizó en su tierra natal, obteniendo el bachillerato en el Colegio Centro América de los Jesuitas de Granada. Desde niño fue un gran lector de las Obras Completas de Rubén Darío y después de Pablo Neruda. 

Cuando tuvo 17 años de edad, en 1942, se trasladó a México; ingresando en la Facultad de Filosofía y Legras de la Universidad Nacional Autónoma (UNAM), graduándose en 1947. Después, entre 1948 y 1949, hizo un posgrado en la Universidad de Columbia, Nueva York, Estados Unidos.

Luego viajó a Europa, visitando España, Suiza e Italia; investigando realidades, valorando las culturas; preocupado en cómo hacer cambios para mejor vida de su nación y de los latinoamericanos.

En 1954 participó en un movimiento armado que intentó asaltar el Palacio Presidencial, donde administraba el dictador Anastasio Somoza García; hecho que fue conocido como la Rebelión de Abril.
 
Dos años después, en 1956, cambió su vida. Motivado por el evangelio verdadero. Ingresó al Monasterio de Nuestra Señora de Gethsemaní, en Kentucky, Estados Unidos; conociendo y recibiendo lecciones del monje y escritor norteamericano Thomas Merton, maestro de novicios. Poco después, cuando éste falleció, Ernesto Cardenal escribió: “Su muerte es la pena mayor que he tenido en mi vida religiosa (o en mi vida toda, yo creo). Él era para mí un padre. Espiritualmente hablando…”

En 1959 abandonó el Monasterio, trasladándose a estudiar Teología en Cuernavaca, México. Después prosiguió sus estudios en Colombia. Era el tiempo de la vigencia de la Teología de la Liberación. Con la profundidad de los análisis de Puebla y de Medellín. Concluyendo que entre el Cristianismo y el Marxismo no hay diferencia; son dos formas que engloban la misma forma en que los seres humanos deben vivir para gozar de felicidad.

En 1965, ordenándose de Sacerdote en Managua, fundó una comunidad cristiana, de auténtica fraternidad humana, en el Archipiélago de Solentiname. La misma que adquirió celebridad, por la práctica de una verdadera sociedad comunitaria. Allí escribió su famoso libro “El evangelio en Solentiname”.

En 1970 visitó Cuba, observando la vida del pueblo, con los resultados de la Revolución; cuyo testimonio dejó escrito en su libro titulado “En Cuba”.

En 1971, con su afán de conocer la realidad latinoamericana, viajó a Chile y se reunió con el Presidente Salvador Allende.
Desde 1979 hasta 1987, fue Ministro de Cultura de Nicaragua, durante el inicio del Gobierno Sandinista. 

El 4 de Marzo de 1983, en Managua recibió arrodillado al Papa Juan Pablo II; pero éste le reprochó arguyendo que difundía doctrinas apóstatas y formaba parte del Gobierno Sandinista como Ministro de Cultura.

Al año siguiente, el 4 de Febrero de 1984, el Papa le suspendió el ejercicio del sacerdocio, junto a los sacerdotes Fernando Cardenal Martínez (su hermano), Miguel D´Scoto y Edgard Parrales, por ser propagadores de la Teología de la Liberación. Y 30 años después, el 17 de Febrero del 2014, conoció la carta del Papa Francisco, levantando la sanción anterior del Papa Juan Pablo II. 

A Ernesto Cardenal Martínez se le conoce más por su labor humanista y de sacerdote católico revolucionario; máximo defensor y practicante de la Teología de la Liberación en Latinoamérica.

Para conocer su gran producción literaria y su aporte a la Literatura Universal, a continuación los nombres de todos sus libros: “La ciudad deshabitada” (1946), “El conquistador” (1947), “Ansias y lengua de la poesía nueva nicaragüense” (1948), “Hora cero” (1957), “Gethsemaní Ky” (1960), “Epigramas” (1961), “Salmos” (1964), “Oración por Marilyn Monroe y otros poemas” (1965), “El estrecho dudoso” (1966), “Mayapán” (1968), “Homenaje a los indios americanos” (1969), “Vida de amor” (1970), “En Cuba” (1972), “Antología” (1972), “Canto Nacional” (1973), “Oráculo sobre Managua” (1973), “La poesía nicaragüense de Pablo Antonio Cuadra” (1973), “Fidel Castro: cristianismo y revolución” (1974), “El Evangelio en Solentiname” (1975), “La santidad de la revolución” (1976), “Canto a un país que nace” (1978), “La batalla de Nicaragua” (1980), “Tocar el cielo” (1981), “La paz mundial y la revolución en Nicaragua” (1981), “Democratización de la cultura” (1982), “Los campesinos de Solentiname pintan el Evangelio” (1982), “Nostalgia del futuro: pintura y buena noticia en Solentiname” (1983), “Vuelos de victoria” (1984), “Quetzalcúat” (1985), Nuevo cielo y tierra nueva” (1985), “Los ovnis de oro” (1988), “Canto cósmico” (1989), “El telescopio en la noche oscura” (1993), “El río de San Juan: estrecho dudoso en el centro de América” (1993), “Antología nueva” (1996), “Vida en el amor” (1997), “Del monasterio al mundo” (1998), “Vida perdida” (1999), “Los años de Granada” (2001), “Correspondencia” (2003), “La revolución perdida” (2004), “Versos del pluriverso” (2005), “Pasajero de tránsito” (2006), “Poesía completa” Tomo I (2007)”, “Poesía completa” Tomo II (2007)”, “Este mundo y otro” (2011), “El celular y otros poemas” (2012), “Hidrógeno enamorado” (2012), “Poesía completa” (2019), “Dos en uno”, “Somos polvo” y “El corno emplumado”.

Ernesto Cardenal Martínez fue poeta, sacerdote, teólogo y político revolucionario. Falleció hace nueve meses, el 1 de Marzo del 2020, en Managua, Nicaragua. Fallecimiento que generó mucha tristeza y pena en el corazón de los latinoamericanos y vistió de luto a la Literatura Mundial.

De su valiosa producción literaria, como prueba de la profundidad de sus reflexiones, consta la siguiente poesía:                                                                                                                                                                                                        
                                                                            
Al perderte yo a ti,
tú y yo hemos perdido;
yo porque tú eras
a quien yo más amaba;
y tú porque yo era
quien te amaba más.
 
Pero de nosotros dos,
tú pierdes más que yo;
porque yo podré amar
como te amaba a ti,
pero a ti no te amarán
como te amaba yo! 

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