León Roldós
¿Será posible
razonar?
Entre humanos,
como que la pregunta no debería darse, pero en los hechos es necesaria, por la
irracionalidad que lleva a que cualquier contradicción genere expresiones de
agravio, acusación, sospecha o amenaza.
En lo político, lo social y lo
económico, más que principios hay intereses, supuestas conveniencias y afanes
de sindicar y perseguir.
La priorización del proyecto
Es cierto que en muchas áreas del pensamiento y de gestión puede haber diferentes visiones sobre los mismos hechos.
Es cierto que en muchas áreas del pensamiento y de gestión puede haber diferentes visiones sobre los mismos hechos.
En democracia se supone que aquello
se concreta en opciones no en imposición de una sola visión.
Por ello, también debe haber real
división de funciones del Estado y en sus competencias, la legislativa –en que
las diferentes corrientes confluyan respetando las diferencias, pero en lo
trascendente tendiendo puentes para mejores resultados–, la ejecutiva, la
judicial, la de justicia constitucional y la electoral.
Más aún, deben respetarse los
espacios de control de las entidades del Estado y de otros sectores públicos y
privados: Contraloría y superintendencias, que no deben subordinarse a proyecto
político alguno, ni a gobernantes, ni a la oposición, en que deben primar los
principios y los procesos jurídicos, siempre con la mayor transparencia.
Ocultar lo público, peor si los
hechos ya se dieron, es lo más próximo a la corrupción.
Contra los principios democráticos
está el sometimiento obligado a un proyecto, aun cuando se pase por elecciones
y consultas populares, si la percepción es que no hay idoneidad en estas porque
no hay reglas confiables –en su texto se las reforma y en su aplicación se las
ajusta a las conveniencias de a quien se quiere favorecer–.
A ningún gobierno de líder
totalitario o mesiánico le ha faltado votos –porque se abusa de su poder de comunicación
y del control de los procesos de votación–, y eso puede evidenciarse a través
de la historia.
…Un solo Dios verdadero
En el primer Concilio de Constantinopla (381), se proclamó el dogma que las tres personas de la Trinidad son realmente distintas, pero hay un solo Dios verdadero.
En el primer Concilio de Constantinopla (381), se proclamó el dogma que las tres personas de la Trinidad son realmente distintas, pero hay un solo Dios verdadero.
En democracia, ese dogma no puede ni
debe trasladarse a una nación ni a un estado.
No debe haber la percepción de que
todas las funciones y las entidades del Estado responden a una sola voluntad o
a un solo proyecto.
¿Eso querrá la mayoría de
ciudadanos?, ¿cuál es esa mayoría?, ¿con qué reglas?, ¿con qué confiabilidad?,
¿no es que siempre debe haber espacios para las minorías?, ¿no será que quienes
dictan las reglas y designan a los escrutadores son los que imponen los resultados
con tufo de fraude real, aun cuando haya aparentes resultados numéricos que
permitan proclamar resultados?
“Sufragio efectivo, no
reelección”
La proclama en México fue de Francisco Madero, San Luis Potosí, octubre 5 de 1910, contra el presidente Porfirio Díaz, en el inicio del proceso conocido como la Revolución Mexicana.
La proclama en México fue de Francisco Madero, San Luis Potosí, octubre 5 de 1910, contra el presidente Porfirio Díaz, en el inicio del proceso conocido como la Revolución Mexicana.
Díaz fue un militar que se hizo mito
desde cuando era estudiante del seminario de Oaxaca, de 17 años de edad, ante
la invasión yanqui a México, para imponer el despojo de Texas, Nuevo México y
Alta California, y la toma de la ciudad de México –enfrentando a los cadetes
heroicos del Colegio Militar de Chapultepec, en septiembre de 1837–, se alistó
en el Batallón San Clemente, aun cuando no llegó a combatir. Asumió ser liberal
y tomó las armas cuando la confrontación liberal-conservadora se convirtió en
guerra civil, periodo anticlerical conocido como la guerra de Reforma
(diciembre de 1857-enero de 1861), siendo recompensado con el grado de general.
Su gloria llegó cuando fue militar
heroico frente a la invasión francesa (1862-1867) hasta su expulsión del suelo
mexicano, invasión propiciada por los acreedores de la deuda externa de México
a los que se les habían suspendido los pagos.
Con su prestigio militar y su
formación marcada por la influencia del positivismo, teoría política
desarrollada en base del pensamiento de Augusto Comte, llegó al poder por
sufragio en mayo de 1877.
A partir de entonces hasta el año
1911, treinta y cuatro años imperó la llamada “paz porfiriana”, con elecciones
sucesivas en que Díaz era “invencible”, bajo los principios del “orden, paz y
progreso”, dejando atrás cuatro décadas anteriores de conflictos armados, con
estímulos al desarrollo material, la inversión interna y externa y el inicio de
la explotación petrolera, así como también se impulsó un importante desarrollo
cultural y científico.
En un gobierno intermedio del
porfiriato, de su compadre, el general Manuel González, pero bajo su entorno,
se dictó la ley mordaza –1882– contra la prensa crítica, supuestamente la de
derecha, porque Díaz proclamaba su fe liberal, pero también le sirvió para
perseguir a quienes desde la prensa distorsionaban el pensamiento liberal.
En 1908 Díaz explicó el porqué de sus
reelecciones sucesivas, porque el pueblo mexicano no había “estado preparado
para seleccionar y cambiar su gobierno, sin el peligro de revoluciones armadas
y sin estorbar el progreso del país”. Su última candidatura fue el año 1910, en
que su triunfo fue cuestionado, antecedente inmediato del proceso de la
Revolución Mexicana. Díaz abandonó el poder el 25 de mayo de 1911.
De héroe de México, de conductor de
un proceso de más de tres décadas de progreso material y cultural, pero sin
respeto alguno al pensamiento diferente, ni a sus libertades, Porfirio Díaz
terminó siendo un villano de la historia de ese gran país.
¿Y se cumplió en México aquello de
“sufragio efectivo, no reelección”? No, bajo el imperio del PRI –con
complicidades de otros sectores políticos y económicos– aun cuando hayan
cambiado los presidentes, el sistema se corrompió.
En la historia y los años que se
viven, solo cambian los actores, los entornos son muy parecidos.(O)
A ningún gobierno de líder totalitario o mesiánico le ha
faltado votos –porque se abusa de su poder de comunicación y del control de los
procesos de votación–.
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