lunes, 17 de noviembre de 2014

Impactantes testimonios de detenidos en Quito el 18S y publicados por HRW


 Al menos 7 casos de estudiantes y ciudadanos detenidos durante las protestas de estudiantes en los exteriores del colegio Mejía se detallan en el Informe que la organización Human Rights Watch publicó ayer sobre Ecuador, en la que alerta sobre 'excesiva fuerza policial'.
La ONG detalla que "un informe confidencial del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que se filtró a los medios, indica que 47 de los 53 detenidos visitados en centros de detención mostraban señales de haber sufrido lesiones".
"Decenas de personas detenidas el 18 de septiembre sufrieron abusos físicos por parte de miembros de fuerzas de seguridad durante los arrestos y en las primeras horas de su detención. El 24 y 25 de septiembre, el CICR examinó a 53 detenidos en prisión preventiva e informó que, una semana después de su detención, 47 de ellos presentaban lesiones. En ocho casos, el CICR determinó que los detenidos necesitaban tratamiento médico especial, incluidas radiografías, atención odontológica y cirugía, y en otros siete casos indicó que los detenidos tenían contusiones o fracturas".
Los siguientes son los casos de siete detenidos de entre los 19 casos de testimonios prestados a fiscales y que Human Rights Watch revisó. HRW especifica que se han utilizado seudónimos para los relatos de estudiantes agredidos.
Testimonios
- “Wilson”, un estudiante de 17 años, contó que fue abordado y detenido por policías, que lo derribaron a golpes, cuando regresaba del colegio a su casa, aproximadamente a las 7 p.m. del 17 de septiembre. Dos policías en una motocicleta se acercaron, y uno le propinó una patada que hizo que Wilson cayera al suelo. Cuando Wilson se puso de pie, el conductor de una motocicleta levantó su motocicleta sobre la rueda trasera e impactó a Wilson en la espalda con la rueda delantera, tumbándolo nuevamente.
Los policías esposaron a Wilson, lo subieron a una de las motocicletas entre dos policías, y el policía que iba detrás de él lo golpeó con su puño y su tolete en la cabeza hasta que Wilson quedó inconsciente.
Wilson y otro estudiante del Mejía llegaron al garage subterráneo del edificio aproximadamente a las 10:30 pm. Indicó que había allí cerca de 100 detenidos, incluidos al menos ocho más con signos visibles de haber sufrido golpizas. Fue trasladado a un hospital aproximadamente a la 1 a.m, y liberado sin que se presentaran cargos en su contra, pero permaneció dos días hospitalizado debido a las lesiones sufridas, que incluían traumatismo de cráneo, cuenta Alicia, la madre de Wilson.
Alicia indicó a Human Rights Watch que mientras esperaba a su hijo en la sala de emergencias, conoció a otras dos madres que afirmaron que sus hijos también habían sufrido abusos policiales mientras estuvieron detenidos. Le dijeron que a uno de ellos era un niño de 14 años al que le habían pasado por encima con una motocicleta policial dos veces y se encontraba en terapia intensiva, y que el otro era un joven de 16 años que había sido arrojado al suelo por policías, y que a causa de esto se había fracturado el pómulo.
- "Cristian", de 19 años, quien afirmó que se encontraba fuera del Colegio Mejía esperando a un amigo cuando recibió una llamada de otro amigo que se encontraba dentro del edificio y le avisaba que no se sentía bien, ingresó para buscarlo, y estaba en el baño cuando policías ingresaron y lo obligaron a salir y acostarse boca abajo en el suelo del patio. Los policías lo golpearon con cascos, le propinaron puntapiés en el rostro y le jalaron el cabello. Luego la policía llevó a los detenidos fuera del colegio. Cristian dijo que sintió que los policías le “pusieron electricidad en la espalda a la altura de los riñones” y le daban golpes con palos. Mientras salían del edificio, un policía dijo “ya no les peguen, no ven que aquí hay cámaras”.
Un informe médico señaló que Cristian presentaba heridas en la cabeza, y el CICR indicó que tenía contusiones y dolor en la cabeza y en la espalda.
- "Diego", de 21 años, salió de clases a las 21:40, advirtió que el colegio había sido rodeado por policías, y decidió no salir. Algunos policías lo detuvieron y golpearon dentro del colegio, y lo llevaron luego a una dependencia policial, donde policías lo golpearon con bastones, le propinaron puntapiés en las costillas y la espalda, y descargas eléctricas en las piernas y los tobillos, le jalaron el cabello, lo rociaron con gas pimienta y le pisaron las manos. El CICR informó que sufría “neuritis intercostal”.
- "Leonardo", de 19 años, se dirigía a la parada del trolebús para regresar a su casa después de clases cuando, aproximadamente a las 21:30, fue detenido por policías, que lo golpearon con sus bastones y puños, le aplicaron descargas eléctricas en el lado izquierdo del abdomen y lo llevaron a la dependencia policial en una motocicleta. En la dependencia, los policías lo increparon a él y otros detenidos. Leonardo fue obligado a permanecer sentado en el piso del patio de la dependencia policial, donde recibió otra descarga eléctrica. El CICR informó que presentaba un esguince en la muñeca izquierda.
- "Federico", de 18 años, fue detenido cuando salía de clases a las 21:30. Recibió golpes con toletes en su pecho, cintura y espalda, y puntapiés en distintas partes del cuerpo. El Comité Internacional de la Cruz Roja informó que tenía lesiones.
- "Lucio", de 19 años, salía de trabajar en una imprenta cerca del Colegio Mejía cuando fue detenido por dos policías aproximadamente a las 21:45, sin que le permitieran explicar por qué se encontraba allí. Los policías lo subieron a una motocicleta y lo golpearon con un tolete en la cabeza, las costillas y el cuello, hasta que quedó inconsciente. Recobró el conocimiento en una dependencia policial, donde fue golpeado, insultado y finalmente liberado en la mañana. El CICR informó que presentaba dolor en el cuello y en un brazo, además de una contusión de 7 centímetros, y recomendó que se efectuaran estudios médicos por lesiones cervicales.
- "Gregorio", de 18 años, contó que tras salir de la tienda de su padre advirtió que se estaban produciendo enfrentamientos entre policías y manifestantes, y decidió resguardarse en el interior del Colegio Mejía. Cuando un policía se le acercó, Gregorio intentó explicar por qué estaba allí, pero este inmediatamente le propinó un golpe en el rostro que hizo que Gregorio cayera al suelo. Un policía lo tomó por los brazos y le dio pisotones en la espalda, mientras otro le pateaba la zona de las costillas y un tercero le jaló la cabeza hacia arriba y le aplicó gas pimienta en el rostro.

Más de 270 personas fueron detenidas durante las manifestaciones, según organizaciones ecuatorianas de derechos humanos. Dentro de las 24 horas posteriores a su detención, más de 100 detenidos fueron llevados ante un juez y procesados por delitos como “ataque o resistencia” a la autoridad y “daño a bien ajeno”. Abogados y defensores de derechos humanos indicaron que los detenidos no fueron informados de los cargos en su contra antes de las audiencias, y que tampoco tuvieron contacto con familiares ni abogados de su confianza hasta inmediatamente antes de estas. Decenas de otros detenidos, que eran menores de edad, fueron liberados sin ser presentados ante un juez.

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