miércoles, 22 de febrero de 2023

 

¿Por qué no avanzamos?

Marco Carrión Calderón

Tenemos los ecuatorianos una incapacidad de adecuarnos al mundo y encontrar nuestro rol dentro del esquema de una visión de desarrollo materialista, exitista y consumista, y carecemos de la capacidad tecnológica para incorporarnos al desarrollo de occidente.

Esto, desventuradamente, es verdad, pero ¿por qué tantos países influenciados claramente por esa visión que algunos llaman materialista y «exitista» han llegado a alcanzar un enorme grado de desarrollo? ¿por qué el Ecuador no tiene el progreso tecnológico que debería tener a estas alturas de la civilización? ¿por qué no podemos liberarnos de las cadenas que nos atan rígidamente al pasado y a ideologías y conceptos ya superados como el socialismo anacrónico que tanto dolor y miseria ha causado a los pueblos…?

En la segunda mitad del siglo XX se produjo el despegue de muchos países, asiáticos y europeos, mientras nosotros nos quedamos por no tener, ni entonces ni ahora, líderes capaces para el progreso hacia un estado moderno. Hemos tenido una sucesión dictaduras, de gobiernos incapaces y corruptos   pero hábiles para conseguir que la mayor parte de la inmoral deuda externa se desviara hacia sus cuentas bancarias y culpables, también, de que el resto se perdiera por la falta de eficiencia y por el robo.

La estabilidad política es una característica de países que ahora son tan exitosos como algunos asiáticos. a pesar de haber sido estados pequeños, de raza no anglosajona y de religiones diferentes a las cristianas, condiciones que parecían necesarias para conseguir el desarrollo.

La justicia en el Ecuador se ha caracterizado no por su probidad ni eficiencia sino por la politización que la ha puesto a órdenes de personas y grupos de poder que, a su turno, han gobernado a través de determinados partidos.  Todos los países que han llegado a tener un alto grado de desarrollo, pequeños o grandes, con riquezas naturales o sin ellas, de cualquier raza y religión, tienen una justicia proba, estable, que no varía según los intereses de los gobernantes de turno. Por eso decimos que estos dos hechos, inestabilidad política y jurídica son los causantes de que nos hayamos quedado atrás y de que no podamos avanzar. (O)

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