martes, 27 de febrero de 2018

Crónica de un fiscal agonizante

  en Columnistas/La Info/Las Ideas  por 
La semana anterior en esta columna señalé que los días de Baca Mancheno en la Fiscalía estaban contados y que una de las poquísimas opciones que tenía para evitar su salida era enjuiciar penalmente a quien lo puso en el cargo. La jugada era extremadamente arriesgada pues a cambio de mantenerse en funciones debía ser incriminado por parricidio. Si bien en el mundo de nuestros actores de la década pasada se han ido perdiendo sus propios y particularísimos códigos de honor, al menos el más importante aún sigue vigente: “proteger al pater familias”, al dador, al alfa y omega. Aunque incluso dicho código puede erosionarse en el corto plazo, al día de hoy se mantiene firme, incólume. Por ello, en su desesperación, el fiscal recurrió a la que consideró su segunda mejor opción: arremeter contra Pólit y Serrano. Sin embargo, por las razones que abajo indico, la jugada resultó poco efectiva para los objetivos del fiscal.
Primera: acusar a Pólit y Serrano no genera ningún tipo de “seguro contra la destitución” pues ambos actores, al momento, tienen estrategias y recursos políticos que los dejan en mejor posición que a Baca Mancheno. Pólit ha sido sentenciado por la justicia ecuatoriana, se encuentra prófugo y su nacionalidad estadounidense disminuye considerablemente las probabilidades de que en algún momento vuelva al país a cumplir su pena. Pólit tiene poco que perder y mucho que ganar (como no ser enjuiciado en otros casos, por ejemplo). Serrano es el presidente del primer poder del Estado, no es susceptible de destitución por parte del Consejo de Participación transitorio y dispone de varios filtros institucionales que dificultan su enjuiciamiento, al menos en el corto plazo. Además, sacar del escenario político a Serrano implicaría un proceso de negociación mucho más complejo que el que tomaría destituir al fiscal.
Segunda: la abundante evidencia empírica existente permite conjeturar de forma razonada que Baca Mancheno, Pólit y Serrano mantuvieron vínculos políticos cercanos hasta hace poco tiempo atrás. Por tanto, el audio presentado el día de ayer no coloca en mejor posición a Baca Mancheno respecto a Pólit y Serrano. Por el contrario, el audio lo que hace es desnudar frente a la opinión pública que las rencillas que antes se procesaban de forma privada, cuando el pater familias dirigía la mesa servida, ahora se ventilan por otros medios. Por ello, la idea del fiscal de posicionarse ante la ciudadanía como un actor ajeno a la conversación del audio y así evitar su destitución, es poco eficiente. A lo sumo, lo que podría conseguir Baca Mancheno es que retorne el reclamo de “que se vayan todos”. Desafortunadamente para él, nunca se van todos, solamente los que tienen menos recursos políticos…y en la coyuntura actual todo parece indicar que es precisamente el fiscal quien tiene las de perder.
Tercera: la publicidad dada por el fiscal al audio redujo ostensiblemente la credibilidad de cualquier indagación que inicie o haya iniciado en contra de Pólit y sobre todo de Serrano. Su decisión, por tanto, no sólo es inefectiva para evitar ser destituido sino que adicionalmente podría propiciar que Serrano reaccione en su contra recurriendo a una arma que genera aliados entre los gobiernistas y las distintas oposiciones: el 30-S. Así, Baca Mancheno no sólo va a ser reemplazado sino que además ha puesto a jugar en su contra a buena parte de la maquinaria construida durante la década en la que cualquier disputa o tensión era resuelta con la simple mirada del pater familias. Si hasta el día de ayer el peor escenario para el fiscal era su salida del cargo, a partir de hoy se juega incluso la posibilidad de ser enjuiciado penalmente.
En dicho escenario, este miércoles la Asamblea Nacional nombrará al Consejo de Participación Ciudadana de transición. Menuda tarea les espera a los siete ungidos pues, hasta el pasado fin de semana, su primera jugada de legitimación era destituir del cargo al fiscal (quien había hecho todo lo necesario para que eso suceda, dicho sea de paso) y con ello diseñar un plan de evaluación más pausado para las otras autoridades. Al día de hoy, el audio y la serie de amenazas, tachas, insultos, descalificaciones y demás dimes y diretes que se aprenden cuando se come callado frente al pater familias, colocan al Consejo de Participación Ciudadana frente a la inevitable necesidad de indagar más allá de lo evidente.
En dicha tarea necesitarán no sólo entereza sino el apoyo de los sectores sociales y políticos comprometidos con el país. En efecto, más allá de la entendible demanda ciudadana que de un solo tajo se juzgue a todas y todos, el Consejo de Participación tiene que dar pasos firmes para que, luego del fiscal, al menos las principales sillas de la mesa servida sean investigadas y sancionadas. Quizás para cuando llegue ese crucial momento, el principal código de honor: “proteger al pater familias”, también haya sido vulnerado. Eso ayudaría a ventilar mucho más el obscuro entramado de instituciones y dinámicas diseñadas alrededor de la mesa servida y sus comensales.

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