domingo, 17 de julio de 2016

Las mentiras de Guillaume Long perdieron por goleada

  en La Info  por 
Guillaume Long llegó a Ginebra con la pretensión no sólo de dar cátedra de derechos humanos a los expertos del Comité de las Naciones Unidas, sino de hacerles creer que en Ecuador esos derechos (y los que la revolución añadió) se respetan irrestrictamente. Con esa actitud seguramente esperaba un informe complaciente y celebratorio. En su lugar le llegó un memorial de alarmas. Si el vicepresidente Glas ve una refinería donde hay un peladero, Long encuentra felicitaciones por los supuestos avances en derechos humanos donde hay, sobre todo, preocupación y recomendaciones. Las “Observaciones finales sobre el sexto informe periódico del Ecuador ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas” (un documento de ocho páginas) deberían avergonzarle. En él, muchas de las mentiras políticas del régimen quedan en evidencia.
Está claro que el canciller tampoco entiende de diplomacia. No percibe que, en esas instancias internacionales, expresar satisfacción es una norma de cortesía. El Comité de Derechos Humanos de la ONU, por ejemplo, celebra la adopción de una ley para los Consejos de Igualdad, pero lamenta que sólo tres de cinco hayan comenzado a funcionar. Elogia las medidas tomadas por Estado para conseguir la igualdad de género en el ámbito laboral, pero le preocupa que las mujeres sean las más afectadas por el desempleo y que las brechas salariales persistan.
Long (y en esto lo acompaña el secretario de Comunicación Patricio Barriga) se ha dedicado a darse coba por las de cal (que son fórmulas diplomáticas) y se hace el ciego con las de arena (donde está el condumio del documento). Su visión es hemipléjica: sólo suma las satisfacciones que emite el Comité. Pero no hace alusión a las preocupaciones ni a las recomendaciones, que en el fondo son los deberes que el Comité (que es fuente de derecho) impone al Estado ecuatoriano. Aún en esa penosa visión de sumas y restas, Long pierde: el Comité se declaró satisfecho por 15 avances formales del país en materia de derechos humanos. Pero se dijo preocupado por 32 situaciones graves de violación de derechos o deficiencia de políticas. Y plantea 41 recomendaciones que deben ser asumidas por el Estado antes de su próximo examen.
Hay recomendaciones de bulto: cambiar el Código Penal en lo que se refiere al aborto, “a fin de introducir excepciones adicionales a la interrupción voluntaria del embarazo, incluyendo cuando el embarazo sea consecuencia de un incesto o una violación, aun cuando la mujer no padezca discapacidad mental, y en caso de discapacidad fatal del feto, y asegurar que las barreras legales no lleven a las mujeres a recurrir a abortos inseguros que puedan poner en peligro su vida y su salud”.
El hombre que fue a dar cátedra de derechos humanos al Comité no pudo convencerlo de que las cortes en el Ecuador son independientes. ¡Con todas las pruebas que exhiben Gustavo Jalkh y Rafael Correa! El Comité, preocupado entre otras cosas por el abuso de la figura de “error inexcusable” para destituir jueces, ordena diplomáticamente al Estado ecuatoriano “incrementar sus esfuerzos con miras a asegurar y proteger la plena independencia e imparcialidad de la judicatura, garantizando que pueda desempeñar sus funciones judiciales sin ningún tipo de presiones o injerencias”. Manda además “asegurar que los jueces no sean destituidos a causa de los contenidos de sus decisiones y garantizar la seguridad en el cargo de los jueces en actividad”.
Al Comité le preocupa que la legislación ecuatoriana contenga “disposiciones que permiten disolver organizaciones sociales”; que el Estado acose a los usuarios de las redes sociales y eso se traduzca en amenazas anónimas; que la Ley de Comunicación imponga obligaciones ambiguas o desproporcionadas, como “la obligación de los medios de comunicación de cubrir y difundir los hechos de interés público”, o la figura del linchamiento mediático… Pide al Estado –que juraba haber eliminado el trabajo infantil– que adopte medidas para reducirlo; que garantice la celebración de consultas con las comunidades indígenas a fin de obtener su consentimiento “libre, previo en informado” sobre cualquier política que afecte su forma de vida.
El canciller Guillaume Long no sólo que no impartió cátedra, no convenció a los comisionados de las Naciones Unidas, no respondió a muchas de sus preguntas (y ellos se lo hacen notar y lo lamentan repetidas veces a lo largo del informe), sino que ahora disfraza el resultado de ese informe y miente descaradamente: “El Comité de Derechos Humanos de la ONU reconoce importantes avances de Ecuador sobre derechos humanos”, es el título de su comunicado. No sólo miente sino que incumple la tarea a la que está obligado como jefe de la delegación que fue a Ginebra: difundir el informe completo. En su lugar, lo que difunde es su propioresumen propagandístico. Lo presentó en rueda de prensa organizada por la Secom. Ahí, Guillaume Long se sentó junto al hombre que en este momento más irrespeta los derechos humanos en el Ecuador, el viceministro del Interior Diego Fuentes, que acaba de firmar la expulsión colectiva de 120 cubanos. Y desde ahí, pretendió repetir acá la cátedra que no le funcionó allá. Según él,  ciertos puntos del informe (no dice cuáles) se basan en “alegaciones sin sustento” y, sobre ellos, el Estado mantiene serias discrepancias. Es decir: se pone al margen de cumplir con las recomendaciones del Comité de la ONU, lo cual es contrario a su deber como Estado firmante del Pacto de Derechos Civiles y Políticos.

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