lunes, 11 de julio de 2016

Escenario 4: La izquierda que no volverá al correísmo

  en La Info  por 
¿Paco Moncayo aceptará representar la izquierda en la próxima campaña presidencial? ¿Y si no va él, lo hará Enrique Ayala Mora? ¿O la izquierda Democrática, si logra inscribirse, impulsará, como sugirió el ex presidente Rodrigo Borja, la candidatura de Jefferson Pérez?
La izquierda ya no es lo que fue en 2007 cuando, prácticamente en bloque, votó por Rafael Correa. Esa izquierda no es ni siquiera la de la Unidad Plurinacional que rodeó a Alberto Acosta en 2013, obteniendo apenas 3% de los votos. La izquierda está tan fraccionada que el propio Ayala Mora habla de tres bloques en el país: el que está con el correísmo, el que –dentro o fuera del gobierno– se quedó en la guerra fría y el que puja por renovarse, es anticorreísta, y debate el documento del cual Ayala Mora habló en 4pelagatos.
Esta última franja ha producido un hecho político al impulsar un Acuerdo Nacional por el Cambio. En él trabajan Concertación, Unidad Popular (ex MPD), socialistas, Montecristi Vive, Ruptura, Izquierda Democrática, sindicatos, miembros de Pachakutik, obreros… La idea inicial es cuajar una opción electoral de centro izquierda. Curiosamente, algo parecido habían pensado ex correístas como Gustavo Larrea, amigo de Lenin Moreno, al imaginar que el ex vicepresidente de Rafael Correa podría lanzar su candidatura por fuera de Alianza País. Esa expectativa naturalmente no cuajó. Ahora el Acuerdo Nacional por el Cambio refrenda la esperanza de una opción de centro izquierda, pero esta vez desde una posición abiertamente anticorreísta.
Esto complica la tarea de Lenin Moreno, si es ungido como el candidato en octubre próximo. No podrá reactivar las alianzas con aquellos movimientos sociales y partidos de izquierda que dejaron el gobierno de Correa y con los cuales esperaba operar aperturas. En su estrategia luce vital contar con ese capital social y político más simbólico que electoral. Y es obvio: reunir sindicatos, indígenas, movimientos sociales, partidos de izquierda, activistas de toda índole está programado para enviar mensajes explícitos de concertación y de diálogo tras diez años de tensión y guerra por parte del correísmo. Los amigos de Lenín Moreno en el gobierno, aquellos que aún se dicen de izquierda, saben que el país está cansado de la polarización en que se esmera cada día el Presidente y sus entes de persecución y acoso. Esa ala del gobierno, que trabaja activamente por la candidatura de Moreno, cuenta con este escenario en su estrategia.
El documento que sirve de plataforma de debate y que Moncayo y Ayala Mora están promoviendo (esta semana estuvieron en Cuenca y Azogues) cambia radicalmente el mapa político del centro izquierda en el país. Y la dinámica de la campaña electoral. Primero, porque la lucha contra el correísmo ya no se plantea en término de personas, sino de modelo. Se sale así del dilema del policía malo (Correa) versus el policía bueno (Moreno). Segundo, esta izquierda supera la idea (sostenida por Alberto Acosta) según la cual el libreto era bueno, pero el artista principal lo alteró. Esta izquierda llegó a la conclusión precisamente que el problema es el libreto estatista y que esa izquierda necesita ponerse al día y plantear un programa contemporáneo al país. Esto trastoca el cálculo de muchos que daban por hecho que ese centro izquierda se alineara con Lenin Moreno.
La estrategia que se observa entre los movimientos que pudieran hacerse representar por Moncayo o Ayala Mora gira, entonces, alrededor de dos objetivos: perfilar el nuevo rostro de la izquierda en la primera vuelta y, en la segunda, construir un acuerdo básico que permita, entre otras cosas, desmontar el correísmo, fiscalizar su gestión, democratizar el país, encarar la crisis económica… Por supuesto los promotores de la tendencia se dicen ganadores. Pero saben que si hay alternancia, el péndulo no se detendrá en el centro…
El contenido del documento en debate favorece la posibilidad de que sea Paco Moncayo quien represente electoralmente esta corriente de pensamiento. Por una razón: el espíritu del documento coindice, en buena medida, con las convicciones profundamente democráticas del ex alcalde de Quito. En su decisión pesará, igualmente, la viabilidad electoral de un proyecto cuyos actores suscitan, en gran parte de la opinión, serias dudas por la cercanía que algunos de ellos tuvieron con el actual gobierno. Moncayo no ha decidido y algunos líderes en esa tendencia parecen presurosos de que lo haga para aprovechar al máximo el tiempo. Si no es él, el más opcionado es Enrique Ayala Mora. Pocos creen que Jefferson Pérez pueda encarnar el momento político. Su nombre no suscita fervor alguno entre los mismos militantes de la Izquierda Democrática empeñados en inscribir de nuevo su partido.

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