viernes, 29 de abril de 2016

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Recolección de firmas en Caracas, Venezuela, para pedir la remoción del Presidente Nicolás Maduro. Este país es el segundo de la región, después de Brasil, que inicia un proceso de destitución. CreditMiguel Gutiérrez/European Pressphoto Agency
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CARACAS — El martes pasado, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela le entregó a la oposición venezolana el modelo de planilla para recoger firmas y comenzar formalmente el proceso de destitución del Presidente Nicolás Maduro.
La decisión del organismo electoral —controlado por el gobierno socialista de Maduro que ya se había resistido a entregar los papeles— despertó las esperanzas de los políticos opositores que controlan la Asamblea Nacional y han jurado expulsar al presidente para fines de año.
Venezuela es el segundo país de la región que inicia el proceso de remoción de su mandatario. Este mes, la Cámara Baja del Congreso de Brasil aprobó la destitución de la Presidenta Dilma Rousseff por las acusaciones de uso indebido de los fondos estatales.
El martes, los políticos de la oposición venezolana aseguraron que recogerán las firmas para continuar con el proceso de destitución. “Estamos luchando por el futuro del país y no vamos a descansar”, dijo Tomás Guanipa, diputado y líder del partido Primero Justicia. “Vamos a derrotar todos los obstáculos que el gobierno y el Consejo Nacional Electoral pongan en nuestro camino”.
Maduro ha calificado esta iniciativa como un golpe de Estado. “Ellos van por ahí diciendo: ‘Nuestra hora ha llegado'”, dijo sobre sus oponentes la noche del martes en un discurso televisado. “Su hora nunca llegará”.
Para convocar un revocatorio la oposición debe recoger las firmas del uno por ciento de los votantes elegibles. En una segunda etapa, el 20 por ciento de los electores debe apoyar la propuesta. Los opositores tendrían que ganar el revocatorio con más votos de los que Maduro obtuvo en las elecciones, un poco menos de 51 por ciento.
Si Maduro es destituido este año, deberá celebrarse otro proceso electoral para escoger un nuevo presidente. Una coalición de partidos opositores ya derrotó al Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) en las elecciones parlamentarias de diciembre. Pero Maduro sigue controlando la mayoría de las instituciones venezolanas.
El hecho de que el ente electoral le entregara los documentos a la oposición fue una sorpresa para muchos en Venezuela. Los líderes opositores dijeron que los anteriores intentos fueron ignorados por el consejo, incluso un encuentro se tornó violento.
Luis Pedro España, sociólogo y politólogo venezolano, dijo que el gobierno tratará de retrasar el proceso hasta el próximo año. Si se logra, Maduro podría renunciar y su vicepresidente completaría el resto del periodo.
“El gobierno no tiene ninguna posibilidad de ganar una elección y lo sabe”, dijo. “Eso se vio en las urnas, en los resultados de las elecciones de diciembre, y por las condiciones impuestas por la crisis que enfrenta el país”.
La popularidad de Maduro se ha desplomado mientras el país sufre la peor crisis económica que se recuerde, así como las altas cifras de hechos delictivos y una escasez crónica de bienes básicos.
Los precios del petróleo, que financiaron la ambiciosa agenda socialista de Chávez, se han derrumbado y el Fondo Monetario Internacional predice una inflación de tres dígitos. El país ha racionado la electricidad que comienza a agotarse, y la escasez obliga a que la gente haga filas durante horas para comprar artículos básicos como huevos y leche.
El martes, el gobierno declaró que los miércoles y jueves no se trabajará en las instituciones del gobierno para ahorrar electricidad. Esto se añade a los viernes, que ya se habían declarado libres. El gobierno también dijo que los niños no asistirán a la escuela los viernes.

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