Alicia
Franco
“No podemos
seguir tolerando el discurso del desarrollo a costa del exterminio de los
pueblos, a costa de la destrucción de la vida”señaló Alicia Franco, vocera del
colectivo YASunidos que dio una rueda de prensa en la Asamblea Nacional el
pasado jueves 14 de noviembre.
Ella, junto
a otros expertos en temas de pueblos aislados, atendieron una invitación
realizada por la asambleísta Magali Orellana, quien señaló que en la historia
petrolera del Ecuador las únicas víctimas son los pueblos indígenas, que han
visto radicalmente alterados su cosmovisión y relación con la naturaleza.
Raúl
Moscoso, abogado que presentó ante la CIDH la solicitud de medidas cautelares
en el año 2006, recordó a las autoridades que los delitos de etnocidio y
genocidio no se aplican contra las instituciones, ni los estados, sino contra
las personas; estos delitos no prescriben. Remarcó su preocupación por los
cambios efectuados en el actual proyecto de Código Orgánico Integral Penal, ya
que se minimizan las penas contra aquellos que perpetren este tipo de delitos,
lo que vulneraría los derechos de los pueblos en aislamiento voluntario y los
pondría al borde del exterminio.
Eduardo
Pichilingue, coordinador del Observatorio de Derechos Colectivos del Ecuador,
recordó que la conflictividad en la zona no es nueva, ni son acontecimientos
aislados, sino que responden a una lógica de expansión del modelo extractivista
en la amazonía, algo que termina vulnerando inevitablemente los derechos de
todos los pueblos indígenas afectados por estas políticas.
“Nosotros
Yasunidos que somos un colectivo de gente profundamente preocupada por la vida,
la naturaleza, la biodiversidad, la vida y la diversidad de culturas.
Consideramos que el Yasuni tiene un inmenso valor no solo por su biodiversidad
sino por su diversidad cultural, de los pueblos que allí habitan.
Y por eso
asumimos la tarea de ser veedores de estos pueblos que son hermanos de hombres,
mujeres, niños y niñas también son ecuatorianos. Por esa razón exigimos que la
igualdad de derechos sea para todos pero que sobre todo que esta igualdad se
base en el respeto y la valorización de ser diversos.
No podemos
seguir tolerando el discurso del desarrollo a costa del exterminio de los
pueblos, a costa de la destrucción de la vida. Exigimos que la construcción del
buen vivir se base en el equilibrio de los seres humanos con la naturaleza,
donde se reivindiquen las diferentes culturas y formas de existencia y por
sobre todas las cosas se respete la vida y la dignidad.
Si para
construir un hospital niños en la amazonia deben morir, ¿que clase de valores
estamos dejando a las nuevas generaciones?
El yasuni
debería ser considerada la mejor universidad para comprender como se da el
equilibrio en la naturaleza, y como podemos nosotros ser parte de ese
equilibrio. Los pueblos que ahí habitan son parte de esta enseñanza perderlos
significa perder la posibilidad de construir un mundo distinto, un verdadeo
buen vivir para todos y todas.
Se ha dicho
que se tomarán medidas de precaución, sin embargo, nos sorprende y nos preocupa
como estas medidas de precaución se basan en dar protección a los responsables
de este etnocidio. Y me refiero a la transformación del código penal donde el
etnocidio queda reducido a su mínima expresión, y además debe suceder de manera
deliberada, sistemática y generalizada. Cuando hay que dejar en claro que el
etnocidio puede suceder de muchas maneras mucho más sutiles que con este código
quedan ahora invisibilizadas.
Entonces
pregunto a los y las asambleístas con este nuevo código penal a quién se va a proteger
realmente: ¿A la vida y soberanía de estos pueblos?, o ¿Sólo los blindará a
ustedes mismos?”
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