jueves, 23 de marzo de 2023

 “ESCRIBIR, ES HOY UN HONOR”

Por: Oscar Fernando Ojeda Guamán
En estos precisos instantes, en que se vive una inestabilidad política, se intenta juzgar con “doble rasero o doble moral” los mecanismos democráticos tendientes a viabilizar un encauzamiento cabal y lógico, en aras de plantear una salida: del bando aludido, acusan de golpismo y, en las últimas horas, hay un video, perfectamente elaborado, donde se menciona ¡la narcomafía!
Son aspectos que valen la pena reflexionar, desde la óptica del liderazgo y de la verdad, con libertad y responsabilidad; porque en ese diálogo, con el papel y la tinta, sintiendo el vibrar de la razón, parafraseo a Albert Camus, cuando recibía el Premio Nobel de Literatura: “Escribir es hoy un honor...” y junto a ese honor, también es un reto apasionante, el de atreverse a enhebrar ideas argumentativas y de análisis, desde esta columna de opinión.
Más de una vez, he apreciado una bonita imagen metafórica, de una manada de lobos, los que van al frente, con paso cauteloso, pero seguro: los viejos y enfermos, dotados de sabiduría; después le siguen los fuertes; en el medio, los encargados de dar protección; los de atrás, siempre en alerta y, al último el líder. Al margen de que si sea verdad o mentira, es un estímulo motivacional para dimensionar el valor de trabajar en equipo y la función de liderazgo: no adelante, sino al último, cuidando de “todos”.
Cuando se tiene el alto honor de escribir, muchos pensamientos pululan, manteniendo en la retina la firme convicción de que “alguien” los leerá, sirviendo para un concienzudo análisis, una fuerte crítica o la apertura a un debate. Al escribir, también afloran aquellos sentimientos que disciplinaron el espíritu y rigor de la mente, a través del ejemplo cabal, afincado en un mentor o primer maestro, en lo personal: mi amado padre, su práctica diaria de lectura, más sus dotes de justicia y superación, labraron este camino por el que hoy, transito.
Lejos de ideas separatistas, es el anhelo, cual clamor ciudadano: Que se enderece ésta mal llevada administración del ejecutivo; basta ya de más muertes, más robos, violencia, sin trabajo, carencia en derechos de salud y educación. Todo esto ha derivado en que los últimos dos años, se dé una estampida migratoria, mayor que en los últimos doce años.
No podemos, ni debemos callar: la verdad es misteriosa, huidiza, y siempre hay que tratar de conquistarla, como la palabra al verso o el agua a la rosa; paralelo a ella, la libertad es peligrosa, tan dura de vivir como exaltante, debemos de caminar buscando esos dos fines, porque en ella radica el sentimiento palpitante de una “comunidad viva”, a no permitir que la inteligencia e ideas se humillen, poniéndose al servicio del odio, la opresión o la malsana crítica.
Todos somos lo que somos, por esa capacidad plástica que tiene el cerebro de transformarse con el poder de las palabras, la fuerza de la emoción y con los sentimientos profundamente arraigados. No nos diferenciamos absolutamente por nada: ni por color de piel, genes, etnia, raza… Y ya que somos lo que la educación hace en cada uno de nosotros, ¿Qué debe de hacer un verdadero líder educativo?
La escuela, desde su concepción, siempre ha tenido una persona que dirige la institución y que recibe el nombre de rector o director, sin embargo, la evolución del concepto de escuela o institución educativa debería de mutar a organización educativa; desde ahí, analizaríamos quien es la persona que la dirige, qué hace, cómo se relaciona y se comporta con los demás.
Pensar en liderazgo es asociar con personas que cambiaron la historia y dejaron un legado; de las características que posea un líder educativo, se verán las implicaciones en la calidad de la educación ofertada. En esencia, un líder educativo debe de ser una persona ética, que influye proactivamente en su comunidad educativa consiguiendo los objetivos institucionales, que marcan la “pauta con los demás”.
El poder, debería ser empleado como sinónimo de servicio: no para coartar las libertades y la verdad; desde la posición o el lugar donde estemos la ética debe de ir a la par de la coherencia… Que el poder nunca sirva para ufanarse, queriendo crear más poder, para dominar e intentar denigrar, a todo aquel que piense distinto.
De actuar así, en cualquier “esfera de poder”, ya no será un líder, se volverá un tirano, quién perderá el apoyo y, más pronto que tarde los mecanismos legales y constitucionales, marcarán su impronta, dejándolo en el aciago olvido.
Cañar, 23 de marzo del 2023

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