jueves, 8 de diciembre de 2022

 

POR: René Cardoso Segarra

Publicado en la Revista ElObservador (edición 123, junio de 2021) 

 


Nuevos retos para Pumapungo
Hace ya más de cuarenta años, en noviembre de 1978, fui llamado por la Dirección General de los Museos del Banco Central, en ese momento liderada por el gran gestor de la cultura ecuatoriana, Hernán Crespo Toral, para iniciar las labores de organización del Museo para Cuenca. Así comenzó una titánica tarea con la organización de sus primeras colecciones. En noviembre de 1980 en un edificio de la calle Gran Colombia y Borrero se abrió la muestra inaugural del Museo, con la puesta en escena museográfica de una selección de pintura mariana que conformaba parte de la colección pictórica adquirida a la comunidad salesiana y que perteneció al legendario Museo del Padre Crespi, bienes culturales que junto a una gran colección arqueológica fueron adquiridos a esa entidad religiosa.

Pocos meses después el Banco Central adquirió el gran espacio que conformaba el Colegio Borja y en el año de 1983 se convocó a un concurso nacional para la presentación de anteproyectos arquitectónicos destinados a conformar la nueva sede de la Institución. Resultaron ganadores los arquitectos cuencanos Enrique Malo Abad y César Piedra Landívar. Paralelamente el Museo, con la intervención del arqueólogo Jaime Idrovo Urigüen y un equipo técnico, inició las prospecciones del lugar con la prioridad de determinar un espacio propicio para los nuevos edificios sin que los mismos afecten a los vestigios arqueológicos del sector y por supuesto iniciar el gran proyecto de constatar los hallazgos realizados a inicios del siglo XX por el arqueólogo alemán Max Uhle.

El edificio del ex colegio Borja sirvió como contenedor de las colecciones del Museo y algunas grandes aulas de esa importante institución educativa fueron adaptadas para salas de exposición y para los espacios del Centro de Investigación y Cultura (CIC) conformado por un gran acervo bibliográfico y archivístico, espacio que era conducido por el Dr. Juan Cordero Íñiguez.

Una actividad magnífica en los campos de la cultura y las artes se realizaron por más de una década en este edificio que perteneció a la comunidad jesuita. Innumerables exposiciones, seminarios, conferencias, actividades educativas constituyeron una verdadera época de oro, como así lo solía llamar el gran Hernán Crespo Toral. Jaime Idrovo descubría la espectacularidad del conjunto arqueológico: la ciudad inca de Tomebamba que ahora conforma uno de los espacios de memorias ancestrales más interesantes en toda el área andina, Pumapungo.

Luego, una vez concluidos los edificios, a inicios de la década de los noventa -momento en el que ya no estuve frente al Museo y en el que también Hernán Crespo Toral concluyó su brillante tarea frente a la Dirección de los Museos del Banco Central- el edificio del ex colegio Borja fue abandonado para ocupar el Museo y las bibliotecas y archivos, el actual edificio de la calle Larga y Huayna Cápac.

Mientras seguían estos equipamientos culturales bajo la tutela del  Banco Central y la administración del Museo, bibliotecas y archivos, dirigidos,  respectivamente,  por Pablo Abad Herrera,  Andrés Abad Merchán y Juan Cordero Íñiguez, las actividades fueron importantes, los planes para el futuro de este gran centro cultural siempre optimistas, bien fundamentados. Luego vino la época del gobierno de Rafael Correa en el que se crea el Ministerio de Cultura y todos los Museos del Banco pasan a ser administrados por esta cartera de Estado. Momento que, para mi criterio, constituyó el inicio de desarticulaciones serias en lo técnico de la gestión de la cultura, en especial de los museos, con acciones absolutamente improvisadas y erráticas. 

He aceptado la invitación realizada por el señor Ministro de Cultura y Patrimonio, Lcdo. Julio Bueno Arévalo, a inicios de febrero de este año, para, en un momento difícil de transición, procurar identificar los problemas del Museo Pumapungo que ahora conforma la Entidad Operativa Desconcentrada de Pumapungo (EOD).

Los problemas detectados en este muy corto período son graves, oportunamente informados al Ministro Julio Bueno, y que ya los he expuesto en los medios y en especial en una entrevista que Radio El Observador tuvo la gentileza, hace pocos días, de realizarme. Ya no quiero en esta oportunidad redundar más en los mismos, sí plantear alternativas que deberían ejecutarse con urgencia.

Vale la pena señalar que ante la magnitud de las dificultades acumuladas en los últimos años, tanto en los edificios como en sus colecciones y sistemas de seguridad, solo una declaratoria de emergencia o excepcionalidad, permitirá al Museo contar con importantes recursos económicos y humanos; acción que espero el nuevo gobierno lo asuma por sus propias responsabilidades en la protección de los patrimonios claramente establecidos en la Constitución y la Ley de Cultura.

Me permito en esta ocasión puntualizar brevemente algunas recomendaciones, que son el resultado de mi corta estadía en la dirección de este Museo, que a continuación las señalo:
Es necesario que todas las colecciones del Museo sean transferidas legalmente a la EOD Pumapungo por parte del Ministerio de Cultura y Patrimonio.

Es urgente consolidar y concluir de manera definitiva las firmas de las actas de entrega recepción de las colecciones, situación que ha sido dificultada por nuevas disposiciones de las oficinas centrales del Ministerio.

Se debe insistir a la Fiscalía agilidad en los procesos de investigación de tres piezas faltantes en la colección de arqueología.

Se debe establecer un mecanismo administrativo que garantice estabilidad al personal técnico que tiene relación con los procesos de documentación, conservación e investigación de las colecciones, así como con las tareas de prospección arqueológica y custodia de la integridad del Parque Arqueológico Pumapungo.

Es necesaria realizar las actas de entrega-recepción para formalizar la custodia de la Reserva Nacional de Etnografía, responsabilidad a cargo de una funcionaria actualmente en comisión de servicios.

Es sumamente urgente iniciar la planificación para la movilización a otros espacios de las reservas de etnografía y arqueología, que actualmente se encuentran en lugares totalmente inadecuados para su integridad.

Hacer el desembalaje de cerca de siete mil piezas arqueológicas, producto de las incautaciones realizadas en Italia y Argentina y extenderlas en contenedores y espacios adecuados. Se han determinado algunos posibles espacios para alojar esta colección.
Es muy importante iniciar la planificación de la restauración y adecuación del edificio del ex colegio Borja para que pueda ser el espacio destinado a recibir, de manera definitiva, las reservas del Museo Pumapungo y servir además para la instalación de los laboratorios y talleres para la conservación, restauración e investigación. Este edificio debe transformarse en el Centro Tecnológico de Pumapungo (CTP).

Es urgente iniciar los arreglos de impermeabilización de la cubierta del Teatro Pumapungo y de los espacios correspondientes a los sótanos. He iniciado los procesos de contratación y los recursos correspondientes.

Sugiero que un directorio integrado por representantes de la EOD Pumapungo y de la Fundación de la Orquesta Sinfónica de Cuenca, maneje la agenda cultural de este importante espacio.

Es fundamental restablecer la organización del Departamento Educativo del Museo y la contratación de personal mediador de las exposiciones.

La EOD Pumapungo debería atender únicamente las funciones de su Museo (parque, teatro, edificio del ex colegio Borja).  Ya tiene con esto enorme responsabilidad: más de cien mil bienes patrimoniales conforman sus colecciones y cerca de siete hectáreas su Parque Arqueológico y Etnobotánico. Los Museos de Riobamba y Loja, actualmente bajo rectoría de Pumapungo, deberían alcanzar su total autonomía e independencia.

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