Londres, París y Washington cierran sus embajadas en Yemen
La inseguridad del
país árabe se agrava tras la toma de poder por los rebeldes Huthi
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Reino Unido y Francia han
anunciado este miércoles el cierre de sus embajadas en Yemen, apenas 24 horas
después de que Estados
Unidos tomara la misma medida. Esos países justifican su decisión
por “el deterioro de la seguridad en los últimos días” y es previsible que sea
seguida por el resto de las cancillerías europeas. La toma del poder por parte de los rebeldes Huthi ha
desatado el temor a que estalle una guerra civil entre esta milicia chií y sus
detractores suníes, a la cabeza de los cuales se halla Al Qaeda en la Península
Arábiga (AQPA). Miles de yemeníes han protestado contra lo que tachan de golpe
de Estado.
La situación ha sido especialmente tensa porque se
cumplía el cuarto aniversario de la revuelta popular que logró la salida del
presidente Ali Abdalá Saleh después de 33 años al frente del Gobierno. Muchos
de aquellos revolucionarios se han sentido defraudados por la
transición política prometida entonces y habían convocado manifestaciones en la
capital, Saná, y otras grandes ciudades.
La mayor de ellas ha tenido lugar en la ciudad de
Taiz, en el centro del país, que los Huthi no han logrado controlar. Allí, una
gran multitud ha recorrido las calles coreando consignas contra el grupo y
pidiendo su caída, según informa Reuters. Sin embargo, en Saná, donde los
rebeldes vigilan los edificios oficiales y han montado puestos de control, los
manifestantes se han encontrado con milicianos que disparaban al aire y
blandían sus dagas para disuadirles de la protesta, mientras que un gran
desfile pro Huthi ocupaba la plaza del Cambio.
Los Huthi, que empezaron reclamando mayores
derechos para la minoría zaydí (una rama del islam chií que sigue un tercio de
los yemeníes) hace una década, se presentan ahora como un movimiento
revolucionario contra la corrupción. Desde septiembre, han extendido su
presencia desde su feudo en el norte del país con el respaldo de las fuerzas
leales al expresidente Saleh. Su toma del poder, que
muchos yemeníes ven como un golpe de Estado, ha provocado el rechazo de la
mayoría de las fuerzas políticas que, sin embargo, se muestran incapaces de
consensuar una alternativa.
Ante esa situación, líderes tribales y regionales
del este y el sur del país (que a diferencia del norte, son suníes) se están
armando para frenar el avance de los rebeldes, a los que acusan de estar
financiados por Irán, alentando el temor a una guerra civil. Algunas tribus
incluso se han mostrado dispuestas a hacer causa común con AQPA, que ha visto
en el avance Huthi una oportunidad de oro para alentar el sectarismo hasta
ahora ajeno a Yemen. Ese grupo, una de las ramas más activas de Al Qaeda, ha atentado repetidamente contra los rebeldes chiíes,
a quienes considera herejes.
“AQPA
sigue teniendo por objetivo los puestos de control de los Huthi, y
los Huthi en general”, señala la advertencia británica que pide a sus
ciudadanos que salgan del país, eviten las calles y se alejen de cualquier
concentración de esa milicia.
Tanto Londres como Washington han evacuado a su
personal diplomático de Saná. La Embajada francesa en la capital yemení ha
dicho que cerrará a partir del viernes. Empleados de la legación alemana, por
su parte, han declarado que estaban destruyendo documentos delicados y que
cerrarían pronto, según informa Reuters.
El encargado de negocios español, Enrique Conde,
sigue en Saná, “trabajando con la normalidad que es posible en esta ciudad”.
Conde trabaja desde la delegación europea ya que España cerró su embajada en
Yemen a finales de 2012. Entonces, apenas había en ese país varias decenas de
españoles y es previsible que su número se haya reducido. El Ministerio de
Exteriores desaconseja “el viaje a Yemen bajo cualquier circunstancia y recomienda a los españoles que se encuentren en el país
que lo abandonen cuanto antes”.
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