domingo, 1 de febrero de 2015

Francisco Febres Cordero
Domingo, 1 de febrero, 2015
El único humorista
¡Qué buena noticia! Ahora sí pasamos a un estado de felicidad absoluto. Y es que el excelentísimo señor presidente de la República ha decidido que el único que puede hacer chistes en el país es él.
¡Es que es tan buen humorista el excelentísimo señor presidente de la República! Cómo será que apenas lo vemos aparecer en la pantalla con su camisa de diseños étnicos, nos morimos de risa. Y no se diga cuando comienza a hablar y nos cuenta –con qué gracejo, con qué enjundia– las maravillas que hace. O sea lo suyo es eso que en el mundo del espectáculo llamamos stand up comedy, que se inicia cuando un artista se para solito en el escenario y comienza a hablar. Pero nadie habla durante tres horas, como el excelentísimo señor presidente de la República, quien ha revolucionado tanto el arte teatral que ya no se habla del stand up comedy, sino del sit down comedy, desde que él actúa sentado.
Y no son solo las cosas que dice, sino cómo las dice. Aparentemente está furioso, pero esboza un gesto que parece sonrisa y comienza a temblar todito. ¡Qué chistoso! Y después parece que está riéndose, pero su actitud sonrisitiva (así decimos los críticos de arte, no se preocupen) se contrapone con las cosas que dice, que revelan que está cabriadísimo. ¡Qué actorazo que es! ¡Y esas muecas! Aunque no tuviera pronuncia, solo con verlas nos despepitaríamos de la risa.
Tan actorazo es, tan excelente cómico, que, con razón, no quiere que nadie que no sea él nos haga reír. ¡Qué bueno! Porque todos los otros que se dan de humorista son aprendices nomás. En cambio él es un profesional y por eso hasta se ha comprado dos aviones para desplazar su espectáculo por todo el país y hacer giras internacionales, firmar autógrafos, tomarse fotos y todo eso que hacen los famosos.
Cómo será de famoso que dice que como sus fans se cuentan por miles, quiere que copen eso que en términos del espectáculo se llaman redes sociales y con sus chistes borren los de los tuiteros que pretenden burlarse del único burlador que tiene libertad para ejercer como tal, gracias a su singular talento histriónico por medio del cual, a lo largo de su monólogo, introduce con singular ingenio insultos y amenazas, en un juego de jocosidad que no decae.
En la penúltima actuación, el excelentísimo señor presidente de la República anunció que va a localizar a esos graciositos de las redes sociales y les va a hacer sentar a su lado para que la gente los conozca. Qué risa que me dio de solo imaginarme al muchacho de Crudo Ecuador ahí sentadito, pálido, apocado como quedará al actuar junto al mejor cómico del momento que, con la gracia de la que es dueño, hasta le puede enjuiciar y mandar a la cárcel para demostrar que su sentido del humor no tiene límites.

Es que ninguno de esos que hacen los memes tiene ni una pizca de la inventiva que demuestra el excelentísimo señor presidente de la República, su don para imitar voces y gestos, su sutil, fino sarcasmo para calificar de imbéciles y brutos a los que no se ríen, ni ese encanto que hace que los canales de televisión y las radios se peleen para transmitir su show que copa la audiencia y que es el único que de hoy en adelante será el que todos escuchemos para nuestro solaz y esparcimiento. (O)

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