lunes, 20 de septiembre de 2021

 

POR: Andrés Bucheli Peña

Publicado en la Revista El Observador (edición 124, agosto de 2021) 

 


La degradación ecológica de la cuenca milenaria
Las acciones antrópicas como la destrucción de cobertura natural del suelo, deforestación y desarrollo de actividades que provocan impactos ambientales severos y no controlados, están afectando de manera alarmante a los ecosistemas y la biodiversidad de las principales subcuencas hidrográficas del cantón. Es fundamental entender que este espacio geográfico, constituye la base de la planificación del territorio, ya que dentro de sus límites, existen superficies conformadas por zonas frágiles de alta sensibilidad, como el páramo, las fuentes hídricas, sus riveras, áreas de bosque protector, bosques riparios, etc., estos espacios naturales permiten mantener el equilibrio ecosistémico y garantizar la existencia de recursos y servicios ambientales para el aprovechamiento sostenible de los sectores poblados rurales y urbanos, lo que es de fundamental importancia para el desarrollo sustentable en cumplimiento del derecho constitucional que tienen los ciudadanos a vivir en un ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Sin embargo, parece que estos principios, como la propia función imperiosa que tienen los gobiernos locales de planificar, ha sido olvidada, y a decir de los hechos aberrantes y las consecuencias que han generado varios proyectos arbitrarios que se ejecutaron y se ejecutan en el cantón, se ha evidenciado que tanto la normativa legal, así como el espacio físico y el derecho de la naturaleza son violentados constantemente; como resultado de la improvisación politiquera de los administradores de turno, quienes responden simplemente a intereses particulares, en beneficio único y exclusivo de su torpe egolatría, además del pago de favores a un reducido grupo de seguidores, ahora convertidos en cómplices y responsables de la destrucción del patrimonio natural.

Con la finalidad de contribuir en el entendimiento de la relación que existe entre el comportamiento del ecosistema y las acciones inconscientes que se han desarrollado en los espacios rivereños a los ríos, el páramo alto andino, los bosques tiparios, entre otras áreas verdes de relevante importancia; como parte de la protesta pública,  se ha presentado también la propuesta técnica ciudadana, mediante estudios de investigación científica y técnica, concebidos desde el análisis geoespacial, mediante los cuales se ha podido representar los impactos en los servicios y funciones ecosistémicas para demostrar la infame alteración que han sufrido por ejemplo los abanicos aluviales, conformados por el encuentro de los ríos Cuenca y Burgay en el sector del Descanso, de especial belleza paisajística, riqueza de recursos naturales e incluso bienes patrimoniales, que fueron agredidos por décadas, con consecuencias tan graves como el desastre de la josefina, ocurrido en marzo de 1993, pero ¿Qué hemos aprendido de esas catástrofes? Al parecer nada; las propias entidades públicas, y otros actores privados se han aprovechado de los cambios geográficos que surgieron luego de esta catástrofe para intervenir sobre el espacio determinado por la Ley Orgánica de Recursos Hídricos, Uso y Aprovechamiento del Agua, como márgenes de protección de los causes de ríos y quebradas; actuando de manera insensata y contrarios a la ley, ejecutaron descomunales rellenos sobre las superficies de aliviamiento hidráulico, que le daban una amplitud cercana a los cien metros sobre el cause natural de los ríos mencionados, hoy reducido a menos de diez metros,  se  permitió tanto la ocupación así como la construcción sobre este margen de protección, el retiro impetuoso del material pétreo, inclusive el deterioro de un bien patrimonial centenario como es el puente del descanso y las construcciones de estructura vial sobre el propio lecho del río Cuenca. ¿Cuáles son las consecuencias? Para no ir muy lejos, los moradores de la Victoria del Descanso, Challuabamba, Guangarcucho, San Cristobal, todavía sufren hoy los estragos y daños a sus bienes y servicios básicos, que causaron las inundaciones ocurridas en los meses de abril y mayo del presente año, como resultado de la regresión hidrológica provocada principalmente por las alteraciones antes descritas. Con los mismos argumentos, sustento técnico y legal; ante la prepotencia y desatención de las autoridades, frontalmente denunciamos y reprochamos la brutal intervención sobre las orillas del río Yanuncay, a propósito de la construcción de las “ciclovías” de Cuenca, que como ya es costumbre, se trata de una obra de planificación carente y contraria a los principios de movilidad integral, que no cuenta con los respectivos estudios y permisos que necesariamente deberían presentarse en un proyecto de alto impacto, no ha sido socializado y menos existió un verdadero proceso de participación ciudadana; lo que sí existe, es un interés incierto de los “promotores” de la obra, al haberse alterado la concepción ambientalmente amigable del proyecto original; pues el actual, además de no satisfacer con la necesidades de conectividad de los futuros usuarios, incumplir con las condiciones técnicas y de seguridad que estos requieren, contempla un exorbitante presupuesto, donde es notoria la ponderación que tienen los rubros para la indolente destrucción de la naturaleza, con una inversión mayor al millón de dólares para retirar el área verde de las orillas, que constituyen la riqueza patrimonial y paisajística de Cuenca, y ser remplazadas por tristes plazoletas de pavimento rígido o articulado, como se han implantado ya en otros parques y áreas verdes de distintos sectores de la ciudad; sin olvidar la demolición de la infraestructura pública de calzada y aceras que fuere readecuada hace pocos meses, restañando entonces el derecho del espacio que prioritariamente le corresponde al peatón. Es importante entender que el problema no es el proyecto de movilidad integral con responsabilidad ambiental, como lo es una ciclovía, importante infraestructura a la que estamos opuestos, siempre que se planifique y se ejecute bajo principios de sostenibilidad, inclusión, conservación de la naturaleza, para que constituya un beneficio colectivo, no un atentado al patrimonio u otro elefante blanco, el problema es el capricho de las autoridades que son incapaces de entender a la gestión ambiental como un eje transversal de sus acciones y no como propaganda política. ¿Acaso los servidores públicos y la ciudadanía no están enterados del déficit de áreas verdes que hoy en día tiene la ciudad? 

En referencia de la documentación científica y bases de datos de estudios que durante años las propias entidades locales y nacionales de control y gestión ambiental han impulsado, se sabe que la conservación de la riqueza genética en la dinámica de una cuenca hidrográfica, es fundamental, dadas las condiciones ecológicas existentes en estas áreas que contribuyen a la regularización de los regímenes hídricos, la protección y control de los causes, la estabilidad del ecosistema e incluso la belleza escénica, por eso es inaudito, que los propios responsables de estas instituciones y los del gobierno autónomo descentralizado y empresas adscritas, hayan permitido e incluso promulgado la intervención y alteración de estos espacios, increíblemente, para estos irresponsables funcionarios y uno que otro adulón del poder pro témpore, no ha pasado nada; la posición de defensa de la naturaleza de los gestores ambientales, a decir de sus propias declaraciones, se trata de una persecución política o simplemente una posición contraria a su administración. La ciudadanía seguramente se preguntará, ¿A qué administración se refieren?, acaso administrar es  dejar al olvido el mantenimiento de los espacios verdes, parques y riveras, defender la intervención atentatoria sobre las márgenes de protección de los ríos, impulsar la deforestación de los bosques, inaugurar el atentado ecológico sobre el suelo del páramo alto andino, persistir con el despilfarro de recursos, promocionar la destrucción de los bienes públicos, no priorizar los proyectos que respondan a las verdaderas necesidades de la ciudadanía, faltar a su palabra mintiendo a los moradores,  figurear ante las cámaras y farandulear en redes con su troles seguidores, como si fueran dioses intocables del servicio público, pero jamás al servicio de la población.

La supervivencia frente a los cambios y alteraciones espaciales, demanda la necesidad de encontrar alternativas de remediación y preservación de la condiciones ecosistémicas naturales en tanto sea posible, por ello es fundamental el buen uso de los recursos, la conservación y protección de las fuentes hídricas, el suelo y la biodiversidad; sin embargo, promoverla no podrá ser viable sin la participación de la comunidad; es de vital importancia que los funcionarios y autoridades entiendan que han sido elegidos para establecer una gestión integrada, con visión holística, que contemple el medio ambiente con la realidad social y económica en la que conviven los seres humanos y la naturaleza, del otro lado, los ciudadanos mandantes, no podemos seguir de brazos cruzados simplemente guarneciéndonos  de la tormenta de decisiones inauditas que promulga San Pedro y sus vecinos, ni condenarnos a ser solamente testigos oculares de  la degradación ecológica de la Cuenca milenaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario