domingo, 15 de agosto de 2021

 

¿Villavicencio es ahora la presa en la Asamblea?

   en Conexiones4P/Elenfoque/Info  por 

Pocos en la Asamblea debieron pensar que el juicio político a Pablo Celi sería lo más parecido a una bomba de tiempo. Un juicio político es siempre, para los asambleístas, una suerte de fiesta con piñata puertas adentro y un circo romano puertas afuera. Pero no con Celi. Con él hay que barajar algunas incógnitas. Él es lo más parecido a una matrioshka; esa muñeca rusa que contiene versiones del mismo personaje en su interior. Nadie sabe, entonces, cuántos Celis hay en Celi.

El ex contralor no es un funcionario cualquiera. Él hace parte de un minúsculo grupo de ecuatorianos que han pasado parte de su vida a estudiar rigurosamente el poder y su ejercicio, y parte a estar en él. Quizá no todo lo que ha leído lo ha hecho; pero todo lo que ha hecho sí lo ha pensado. No ha padecido el poder; lo ha tratado de controlar. Celi es un estratega que, consciente de las miserias humanas, imagina el curso de la historia y pretende, sin hacer alharaca, dirigirla. Así actuó durante el gobierno de Lenín Moreno. No solo acumuló poder, información y, algunos dicen, dinero: se convirtió en una pieza indispensable de la sobrevivencia de ese gobierno.

Por eso Celi no irá al matadero con lo ojos vendados. Él sabe demasiado. Y es por eso que este juicio está plagado de incógnitas sobre hasta dónde jugará las cartas que tiene. Penosamente para él, los ases no juegan todos a su favor: pueden ser reversibles. Celi sabe que entre sus verdugos hay muchos de los que le pidieron favores; entre ellos desvanecer glosas para ellos. O por encargo de sus partidos. Solo él sabe (y quizá la Fiscalía) si lo hizo y a cambio de qué. Pero él tiene pruebas capaces de poner patas arriba la Asamblea. Otra historia es si lo hará.

Eso explica muchas de las jugadas que hubo durante este proceso en el cual no hay informe de la Comisión de Fiscalización con las conclusiones y recomendaciones habituales. Y ahí estriba la segunda parte de este capítulo que es más mediático, pero cuyas cartas tampoco han sido ventiladas todas ante la prensa. Todas llevan a la misma curul: la de Fernando Villavicencio. El asambleísta que preside la Comisión de Fiscalización y que muchos asambleístas del correísmo, Pachakutik y la Izquierda Democrática quieren ahora fuera de ese cargo.

Lo quieren fuera por fallas y devaneos. Y sí ha habido fallas administrativas y devaneos de Villavicencio. Pero sobre todo lo que quieren fuera porque muchos asambleístas lo ven como un peligro.  Él los conoce. Los ha investigado. Y ahora saben que el asambleísta que reveló, desde el periodismo militante, un montón de casos de corrupción contra el correísmo ignora que es imposible hacer y ganar varias guerras a la vez. Villavicencio, con su fervor y su amor por las cámaras (que ahogan el tino político) los unió y ahora le quieren cobrar.

En esa santa alianza están la presidenta de la Asamblea, Salvador Quishpe, Darwin Pereira y Ricardo Vanegas de PK, Victoria de Santonio del correísmo, Amada Ortiz y Johana Moreira de la ID… El PSC al parecer también lo tiene en la mira por la fotografía que publicó Villavicencio de JJ Franco en un auto, al lado de Carlos Pólit. En su tuit el asambleísta dijo que Diego Sánchez y JJ Franco -muy cercano a Jaime Nebot- fueron a Miami en 2017, enviados por José Serrano, para que Pólit firme la renuncia como Contralor.

En claro, tras el juicio político contra Pólit, que tiene al borde de una crisis de nervios a asambleístas y partidos (Pachakutik incluido), apareció esta guerra contra Villavicencio. Y algunos, como Darwin Pereira quisieran equiparar un desliz administrativo con un escándalo de corrupción. De hecho hizo graves insinuaciones contra Villavicencio que, de tener pruebas, debería poner a circular.

La Asamblea, que iba a tener una fiesta con piñata en el juicio contra Celi, termina en halloween. Y muchos asambleístas queriendo hacer creer que Villavicencio debe dejar la presidencia de la Comisión de Fiscalización porque supuestamente no hubo informe único… A pesar de que el secretario de la Asamblea pasó leyendo seis horas de las conclusiones del proceso contra Celi. La rueda de molino que está pariendo la santa alianza contra Villavicencio es tan gigantesca que necesitará litros de buena salsa para que sea avalada por la opinión. Villavicencio es, a pesar de críticas y acusaciones que sus autores no prueban, un símbolo en el país. Y eso sí es un as que esa Asamblea que va camino del desprestigio, debe saber que hace parte del juego del juicio contra Celi.

Foto: Asamblea Nacional.

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