martes, 10 de diciembre de 2019

LOS ÚLTIMOS PASOS DE TELMO CASTRO
Telmo Castro en la audiencia del 21 de diciembre de 2018 cuando se le revocó la prelibertad. 
Fuentes de la Policía Antinarcóticos, militares y carcelarias contaron a Plan V pasajes desconocidos de la vida de Telmo Castro dentro y fuera de la cárcel. El exmilitar fue el aliado del cartel Sinaloa en Ecuador y aunque fue detenido, por segunda vez, en el 2013, no dejó el negocio, según esas mismas fuentes.
“¿Quién está al mando?”, preguntó el exmilitar Telmo Castro el 6 de junio de 2013 cuando fue detenido por segunda vez por narcotráfico. Vestía un jean, una camiseta y zapatos deportivos. Llevaba el mismo cabello corto, estilo militar, que lo ha caracterizado desde que su nombre saltó a la prensa como uno de los capos más importantes del Ecuador, cuyo poder solo puede ser comparado con el de alias Gerald.  La aprehensión fue en el cantón El Empalme, provincia del Guayas. Era un hombre tranquilo y educado, según recuerda una fuente reservada de la Policía Antinarcóticos que estuvo en esa detención. Nunca se lo vio insultar o amenazar a los agentes que le estaban quitando la libertad por segunda vez. Al ser sorprendido, mientras circulaba en su vehículo, solo pidió que lo llevaran con el oficial que estaba a cargo del operativo. Castro nunca perdió su formación militar ni el respeto a las jerarquías. “Mi capitán”, le dijo al uniformado al mando. “Mi capitán, ayúdeme. Le puedo dar 300.000 dólares si me deja ir”. La coima fue rechazada por los policías antinarcóticos, los comandos del GEMA y el fiscal. Sin poner resistencia, Castro fue esposado junto a Wilder Emilio Sánchez Farfán, quien lo acompañaba en el automóvil.
Minutos antes, ambos fueron vistos en la pista de aterrizaje del sector Campo Verde, ubicada en el kilómetro 1.5 de la vía El Empalme-Pichincha. Allí llegó una avioneta Cessna. Castro se acercó en su vehículo hasta la pista y habló con los pilotos de nacionalidad mexicana por varios minutos. Mientras tanto, el resto de miembros de la banda trajo canecas para abastecer de combustible a la aeronave, cuyas alas habían sido adecuadas con tanques para alcanzar más horas de vuelo. Una Cessna vuela en promedio cuatro horas, pero con esa modificación llegan a 8 y 10 horas. Castro y Sánchez salieron del lugar, mientras ingresaba un camión con 498 kilos de cocaína. Para entonces, Castro era un consolidado líder de la banda y su trabajo era solo de supervisión. Evitaba estar en contacto directo con la droga y su táctica era alejarse de la escena del delito. Por eso los agentes siguieron a Castro hasta un lugar propicio para detenerlo, cuando el otro equipo retuvo al camión con la droga. Las agentes verificaron las evidencias en presencia de Castro y la banda completa fue reunida en una gasolinera antes de ser llevada al destacamento policial. El del 2013 fue un golpe frustrado para Castro. Pero no su último intento.
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Fuentes antinarcóticos y penitenciarias coinciden en que Castro, alias el ‘Capi’ y conocido por el uso de avionetas para traficar, siguió en el negocio después de su reclusión en el 2013. Una pista de ello fue la avioneta accidentada el 4 de marzo de 2018 en la isla Matorrillos, al sur de Guayaquil. Dos tripulantes mexicanos queradon heridos. Según la Fuerza Aérea Ecuatoriana, la aeronave no tenía plan de vuelo por lo que se presumió que era usada para el transporte de droga.

Rescate de los pilotos mexicanos accidentados en 2018. Uno de ellos, Luis Joel Aguirre, fue detenido con Telmo Castro. Fotos: Twitter Fuerza Aérea Ecuatoriana
La tesis fue reforzada aún más cuando uno de los mexicanos accidentados era Luis Joel Aguirre, quien fue uno de los pilotos detenidos con Temo Castro en 2013. En ese año, Aguirre se presentó ante las autoridades como un comerciante, originario de Culiacán, Estado de Sinaloa. Fue sentenciado a cuatro años de prisión y en mayo de 2017 salió en libertad. Pero en menos de un año aparecería en Ecuador en la avioneta estrellada. Él junto al otro tripulante mexicano permanecieron bajo custodia. Por sus heridas fueron trasladados al hospital del Guasmo Sur, en Guayaquil. Aguirre permaneció en la casa de salud con uno de sus ojos vendado. Ahora su paradero es desconocido.

Luis Joel Aguirre en el Hospital del Guasmo Sur tras el accidente. Estuvo con escolta. En la actualidad se desconoce su paredero. 
Posible imagen del Rolex con el que fue visto Castro cuando estuvo con prelibertad. 
En el operativo de 2013, Castro y nueve personas más fueron detenidas. Dos fueron sobreseídas por la Fiscalía y los ocho restantes cumplieron distintas penas. El único que recibió 13 años de cárcel fue Telmo Castro. A Wilder Emilio Sánchez Farfán y al resto de acusados se les impuso penas entre cuatro y ocho años. Pero en la actualidad la mayoría está libre. Incluso el mismo Castro estuvo más de tres meses fuera de prisión tras acogerse a la prelibertad el 3 de agosto de 2018. En ese lapso, una de las primeras actividades de Castro fue sacar su licencia en el cantón Milagro. Fue visto con su esposa y con una de sus escoltas. Estuvo sentado en primera fila revisando su celular. En su mano izquierda resaltaba un reloj de marca Rolex dorado y de pantalla azul, que en el mercado internacional vale más de 25.000 euros. El lujoso objeto contrastó con la casa que dio como dirección de domicilio cuando salió de prisión. Era una construcción de dos pisos sin terminar ni pintar y de ventanas cubiertas de rejas de metal, con una sencilla puerta de madera.
Imagen de la casa que el exmilitar dio como referencia para su prelibertad. 
Su libertad coincidió con el juicio al Chapo Guzmán en Estados Unidos. En esa audiencia fue mencionado por varios días por su exsocio Jorge Cifuentes, colombiano vinculado al cartel de Sinaloa. La libertad anticipada del ‘Capi’ se convirtió en un escándalo. Esta había sido otorgada de forma veloz, sin los requisitos y la documentación necesarias. Por eso fue revocada el 21 de diciembre de 2018. Castro se presentó voluntariamente a la audiencia. Vistió un pantalón negro, una camisa azul oscura marca Polo. Tras la diligencia salió esposado y llevado a al Centro de Privación de Libertad Regional zonal 8, en el norte de Guayaquil.

Telmo Castro salió esposado de la audiencia donde se le revocó la prelibertad. 
No era la primera vez que Castro sorteaba la justicia. En el 2009 fue detenido por primera vez por narcotráfico. Se le acusó de escoltar un camión con 557 kilos de droga y después se lo vinculó a una casa donde se halló más de 8.3 toneladas de cocaína escondidas tras una pared de un baño. Por ese delito apenas recibió dos años de cárcel, que fue reducida en un 49%. Una vez que terminó el juicio, Castro salió libre casi inmediatamente. Según agentes antinarcóticos, a Castro le costó ‘algo de dinero’. Esa destreza del exmilitar lo hizo ganar una mayor reputación entre las mafias. En ese mundo, quien va a la cárcel es porque es confiable y no delata.
Su estatus era notorio incluso en prisión. Una fuente penitenciaria reservada, afirmó que los presos sabían del poder de Castro al punto de manejar el tráfico en algunos centros penitenciarios, pero principalmente en el Centro de Detención Provisional de El Inca, en Quito. Supuestamente mucha gente detenida trabajaba para él. También coinciden en que era una persona muy tranquila y nunca hizo un pedido especial a las autoridades carcelarias. Pero tuvo un trato especial. Por ejemplo, Castro tenía un colchón en su celda, cuando los presos solo tienen una esponja. “Ese colchón no es común en el centro y contar con algo así es solo para las personas con poder”, dijo la misma fuente. “No es solo por comodidad sino estatus, ellos en los centros valoran mucho todo lo que pueda hacer sentir ‘mejor’ a sus visitas íntimas”, agregó.

Así fue encontrado Castro en su celda. El colchón de la izquierda solo lo tienen personas con poder. Captura de Video
La imagen del colchón apareció en la prensa tras el asesinato de Castro. El hecho ocurrió el pasado 3 de diciembre. Castro fue hallado en su celda desnudo y ensangrentado. Martín Gregorio Gómez, alias ‘Manita’, confesó el crimen, según el fiscal Carlos Bustamante. El victimario dijo haber trabajado para Castro como su seguridad. Versiones extraoficiales, afirman que ambos tenían un negocio por drogas. Supuestamente, Castro no pagó la mercadería y mandó a matar a los mensajeros que habrían sido familiares de Gómez, quien reclamó a su jefe. En esa riña, alias ‘Manita’ habría apuñalado a Castro 15 veces con un arma artesanal. Minutos antes, Castro subió a su celda tras un partido de vóley. Según el fiscal, el reo dijo que amarró las manos y los pies de Castro tras apuñalarlo, una versión que para el Fiscal no era muy creíble. Gómez cumplía una sentencia de seis años por robo. El crimen se dio en el área de seguridad mínima cuando Castro, según su ficha penitenciaria, debería está en máxima seguridad. Las autoridades no descartaron más implicados en el asesinato del capo.

Ficha de Castro como persona privada de libertad y el porcentaje del cumplimiento de sus condenas. 
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Castro era conocido por su buena memoria: no olvidaba el rostro de los agentes que lo apresaban. En su detención del 2013, lo primero que hizo fue negar que estuviera cometiendo un delito. Pero al ver las investigaciones, respetó el trabajo de los uniformados y no se resistió a los procedimientos. Cuando se encontraba con ellos, los saluda asintiendo con su cabeza. Su arresto  fue uno de los casos más emblemáticos de la Policía Antinarcóticos en Ecuador. Castro no solo era un blanco nacional sino internacional: para la DEA fue objetivo prioritario porque sus actividades tuvo repercusiones en Colombia, Guatemala, México.
Pero su leyenda se remonta años atrás. En las filas militares y policiales corrió el rumor de un Telmo Castro que se inició en la mafia después de que supuestamente ajusticiara a dos ‘polillas’ o personas muy conflictivas. La riña se habría dado en un burdel en Lago Agrio, donde Castro estuvo trabajando como subteniente hacia el año 2000. La escena, al parecer, fue vista por un guerrillero del Frente 48 de las FARC. “Tú eres fino”, le dijo en referencia a que hacía un trabajo impecable. Eso nunca se comprobó ni existe ninguna evidencia ni investigación en la que Castro hubiera sido involucrado con un asesinato. Lo único cierto es que Castro estuvo preso dos años por la justicia militar, entre el 2000 y 2001, porque le encontraron con dos armas que no pudo justificar. Fue procesado y enviado a una cárcel de las Fuerzas Armadas en Quito.
“En Lago Agrio le tenían miedo”, agregó una fuente militar reservada. Según un agente antinarcóticos, Castro empezó en el narcotráfico desde que fue militar. Asegura que existen reportes sobre esos primeros pasos de Castro. Dice que cuando fue miembro activo tuvo conocimiento a radares y pistas. El ‘Capi’ usó su entrenamiento militar para el tráfico de drogas. En 2009, Castro pidió la baja para dedicarse de lleno al negocio de acuerdo con los agentes. Pero el Ejército ha tratado de alejarse del personaje. En un comunicado de diciembre de 2018, aseguró que Castro no era militar para cuando fue detenido por primera vez en el 2009.
Los primeros jefes de Castro fueron Jorge y Álex Cifuentes Villa, los narcotraficantes colombianos que están detenidos en Estados Unidos. Este último fue quien mencionó a Castro en el juicio contra el Chapo Guzmán. Los Cifuentes, según Antinarcóticos, estuvieron en Ecuador. Pasaban en Lago Agrio, Guayaquil, Manabí y Quito. Fueron investigados, pero por falta de evidencias no se les abrió un proceso penal en el país. Más adelante se alió con Sánchez Farfán, señalado de ser el responsable de la implementación de cinco laboratorios de drogas, ubicados y destruidos por la Policía entre mayo del 2010 y abril del 2012. Empezaron a importar base de cocaína de Colombia y Perú y la procesaban en Ecuador para abaratar costos con el objetivo de sacar su propia mercancía en las avionetas de Castro.
José Serrano, exministro del Interior, fue uno de sus principales detractores. Lo llamó como el “narcotraficante más buscado”. De hecho, fue el primero en denunciar, el 12 de diciembre de 2018, la prelibertad de Castro. “Se la tenían muy callada”, reclamó. Asimismo fue el primero en reaccionar sobre el asesinato del capo que lo calificó de “muy grave”. 

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