En política los altavoces, altoparlantes o megáfonos son útiles y codiciados. Tan codiciados que las disputas por su control son pan de cada día. Precisamente en esa ecuación es donde cae el caso de la radio Pichincha Universal. Su señal está fuera del aire desde el 4 de abril cuando la administración de Gamavisión decidió desenchufar los equipos que esa radio tiene en las instalaciones de transmisión de ese canal de televisión, ubicadas en el Pichincha.
Según Gamavisión, la decisión se tomó porque la radio le adeuda 300 mil dólares por consumo de electricidad en ese espacio. Periodistas y administradores de la radio han proclamado, por su lado, que el cierre de la frecuencia ha sido un atentado a la libertad de prensa, un derecho que, sostienen, está por encima de un asunto administrativo como la falta de pago.
Aunque los funcionarios de Gamavisión y periodistas y directivos de Pichincha Universal no le han querido dar la connotación política que tiene el conflicto, lo cierto es que todo se reduce a un tira y afloja que existe por el control de la radio. Un tira y afloja que se origina cuando Paola Pabón, una rabiosa correísta, ganó la Prefectura y desde el 24 de mayo tendrá bajo su control la línea editorial de la radio. De lo contrario, no se explica tanto aspaviento.
En realidad, Pichincha Universal ha sido un actor político de especial relevancia en la provincia y en Quito. Lo es desde cuando fue incautada, en 2008, por el gobierno de Correa por ser una de las tantas empresas mediáticas de la familia Isaías. Luego de la incautación, el manejo de la radio estuvo por un tiempo en manos de los administradores de la también incautada Gamavisión, que estaban alineados con el gobierno de Correa y que obedecían ciegamente las directrices de Fernando Alvarado, ahora prófugo de la justicia.
En el 2011, el gobierno de Correa entregó la administración y el control de la emisora a Gustavo Baroja, como gesto de agradecimiento tras la decisión del entonces prefecto de desafilarse de la Izquierda Democrática y entregarse de lleno a la causa correísta. El traspaso se hizo a través de un convenio entre el Fideicomiso AGD-CFN No Más Impunidad y la Prefectura de Pichincha que fue cuestionado por Contraloría. Así, Pichincha Universal pasó a ser, con un generoso presupuesto de por medio, un altavoz político de Baroja y del correísmo. Ahí, los funcionarios y partidarios del correato tuvieron durante muchos años un espacio preferencial mientras que los críticos eran deslegitimados, incluso en un programa cómico que se mantuvo en esa radio. El activismo político a favor de la causa del gobierno de Correa se hizo mucho más intenso durante las últimas elecciones presidenciales. En sus programas de noticias y entrevistas se amplificaba la campaña de Lenín Moreno y se criticaba, cuando no se ignoraba, a Guillermo Lasso. El relato del feriado bancario fue usado una y otra vez por los periodistas de Pichincha Universal.
Cuando Lenín Moreno ya en el poder decidió apartarse de la matriz correísta, la línea editorial de Pichincha Universal cambió. ¿Por qué? Sencillo: porque Baroja, como todo oportunista que se respete, así como dejó a la Izquierda Democrática para alinearse con Correa esta vez abandonó a Correa para alinearse con Moreno. Desde ahí, la línea editorial de Pichincha Universal morigeró notoriamente y se alineó con la política de comunicación que el gobierno de Moreno impuso a los medios oficialistas; es decir, abrir ciertos espacios a la disidencia pero nunca lo suficiente como para herir significativamente al gobierno. Pichincha Universal incluso incorporó a sus programas a periodistas y entrevistados de diversos sinos ideológicos.
El reciente problema de Pichincha Universal surgió cuando Paola Pabón ganó la Prefectura. Ese día nació la angustiosa certeza de que la radio podía volver a ser el altavoz que había tenido el correísmo durante muchos años, pero esta vez con la narrativa de una necesaria salida del poder de Moreno el Traidor. Solo hay que imaginarse a esa radio bajo la administración de Pabón, una de las más estridentes partidarias del regreso de Correa al poder, para entender por qué Gamavisión bajó el interruptor de los equipos de Pichincha Universal. “La prioridad de Paola Pabón en Pichincha será la radio Pichincha Universal, solo le falta anunciar las sabatinas donde le dará micrófono al expresidente”, escribió en un tuit el periodista independiente Juan Tibanlombo, al comentar lo que estaba pasando.
La misma Pabón entiende perfectamente lo que hay detrás del corte de la señal de la radio y por eso asegura que Andrés Michelena, secretario de Comunicación y María Paula Romo, ministra del Interior, son los mentalizadores de la decisión de los administradores de Gamavisión. Lo dijo en un tuit: “Sabemos que desde la semana @caanmichelena y @mariapaularomo ya hablaban de esto por mi triunfo el 24M”.
Desde los sectores del más radical de los correísmos también se alega lo mismo que afirma Pabón. Andrés Reliche, quien durante el correísmo trabajó como trol a favor del gobierno bajo el seudónimo de Tripamisque y que ahora ha devenido en columnista del sitio ultra correísta Rutakrítica, también sostiene en uno de sus escritos que “el disparador de la decisión (de sacar del aire a Pichincha) fue el triunfo de Paola Pabón”.
Desde el gobierno no ha habido hasta ahora una declaración sobre el problema de la radio. Se ha preferido que sean los administradores de Gamavisión los que den su versión que es, obviamente, puramente administrativa como se lee en un comunicado. “Ante las versiones que circulan en las redes sociales sobre la decisión de Gamavisión de cortar el suministro eléctrico a los equipos de transmisión de Radio Pichincha Universal, 95,3 FM, la administración del canal -actualmente en liquidación- aclara que la acción respondió a una gestión legal del liquidador designado por la Superintendencia de Compañías y Valores para recuperar las deudas vencidas que mantiene dicha estación radial por 91 meses”. María Paula Romo ha dicho que la medida responde a la necesidad urgente que tiene Gamavisión por pagar a sus empleados que llevan varios meses impagos.
El correísmo ha movilizado a sus miembros y a otras voces para hablar de censura, ataque a la libertad de expresión y de defensa de los medios públicos, haciendo aparecer a Pichincha Universal como una “radio de todos” que permitía hablar a la oposición. Desde Rafael Correa pasando por Gabriela Rivadeneira o el asambleísta Juan Cárdenas se han sumado a este relato, con el que incluso se han identificado algunos periodistas independientes. Muchos han pretendido posicionar la idea de una radio heroica y representante de los valores de la libertad de prensa y expresión.
No es así. El caso de Pichincha Universal es simplemente un episodio más de la triste historia de los llamados medios públicos en el Ecuador. En realidad, lo de “medios públicos” ha sido tan solo una etiqueta que el aparato de propaganda de Correa puso a los medios que estaban bajo su administración y que tenían una línea editorial totalmente oficialista. Pichincha Universal nunca fue durante el correato una radio pública, como dice la etiqueta en su nombre, sino un parlante más encargado de amplificar los intereses de Carondelet, ya sea glorificando al gobierno o satanizando a sus críticos. Si bien con el gobierno de Moreno el tono de los medios públicos cambió, incluido el de Pichincha Universal, su manejo jamás dejó de estar controlado desde el Ejecutivo y por eso no puede ser considerada como un medio público.
El presupuesto anual de Pichincha Universal supera el millón de dólares, un monto que cualquier radio privada ni se soñaría. Se trata de fondos públicos que durante mucho tiempo han estado al servicio de la agenda mediática del gobierno, ya sea con Correa y con Moreno, y del prefecto Gustavo Baroja. Es demasiado inocente y torpe pensar que Pabón convertirá esa radio en un medio público dirigido y administrado, como ocurre en los países donde sí hay medios públicos, por directorios completamente independientes de los gobiernos de turno.
Mientras los supuestos medios públicos sean administrados por el poder, del sello ideológico que se quiera, las pugnas por su control seguirán como en el caso de esta radio.
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