miércoles, 13 de noviembre de 2013

Tipos de revolucionarios


Por: Bernardo Acosta
Revolucionario contorsionista: Es el que tiene arrugas y una especial aptitud para acomodarse a las distintas circunstancias que le depara la vida. Viene en dos versiones, en apariencia disímiles. El primero es el expartidócrata militante y actual correísta implacable. El segundo es el que antes criticaba, iracundo, las conductas autoritarias de la partidocracia y ahora apoya desde adentro y sin complejos las conductas aun más autoritarias del correísmo. Revolucionario 'si se va, vuelve': Este anda con rastreo satelital incluido. Es sensible, pero, como cualquier revolucionario que se precia, a la larga no le hace fieros a ninguna propuesta presidencial. El jefe -si bien no lo expresa públicamente- le tiene especial consideración. A fin de cuentas, este revolucionario ha dado suficientes muestras de que su compromiso con el proyecto puede más que cualquier enojo temporal.

Revolucionario treintañero: Está en la cresta de la ola. Se lo encuentra en los viceministerios, al mando del Parlamento, el INEC o el Banco Central, o en las encuestas para terciar por una Alcaldía. Para este revolucionario, la realidad es sobre todo lo que ocurre en Twitter. Revolucionario de púlpito: Su trabajo consiste en predicar, en convencer al convencido. Sus sermones se concentran en vituperar acontecimientos de décadas pasadas -de preferencia la crisis del 99- en vez de en discutir las políticas públicas del presente. Le encanta sentarse a conversar sobre las hazañas de Assange y Snowden, y a idolatrar nuestra Ley de Comunicación, la cual por supuesto prohíbe la revelación de información clasificada. Revolucionario en peligro de extinción: Es el que actúa según sus convicciones y cree en el aporte de los debates. El último registro que se tiene de un ejemplar de esta especie es del año 2008. Revolucionario aficionado al buen vivir: Es el tipo de revolucionario más común. Cuenta con tres características distintivas: circula en carro sin placas, almuerza en los restaurantes más caros de la capital bebiendo vino en unas copas que parecen peceras y compra su ajuar en el extranjero. Lo que gasta en sus hijos lo convierte en el cliente perfecto para quienes se ponen colegios caros o traen a Justin Bieber. Revolucionario a control remoto: Obsecuente hasta el tuétano, es ideal para levantar la mano, firmar presupuestos o servir cafés. Se lo acusa de ser el causante de que haya una especie de revolucionarios en vías de extinción. Revolucionario involuntario: Este ha logrado más por la continuidad del proyecto que la mayoría de revolucionarios. Es el que se pone la camiseta de un movimiento no oficialista para participar en cada elección que pueda, sin importar el número de rivales. Perfecto para salir en la portada de una revista de vanidades. Revolucionario míster universo: (aquí sí las explicaciones están de más).

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