jueves, 13 de junio de 2019


JUAN CUVI
Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo.
Matrimonio igualitario y aborto
El miércoles 12 de junio fue un mal día para los fundamentalismos de toda laya. La sentencia de la Corte Constitucional a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo define un escenario de tolerancia y diversidad que alterará el funcionamiento de nuestra pacata y conservadora sociedad. La sentencia, además, marca un punto de inflexión respecto de las políticas reaccionarias aplicadas durante el correato en temas de derechos civiles.
Las reacciones no se hicieron esperar. Las redes sociales quedaron saturadas de mensajes homofóbicos, intransigentes y violentos. De paso, grupos claramente identificados con posturas de derecha endilgaron a la izquierda una decisión que supuestamente dinamitará a la sagrada institución de la familia. Como cuando los curuchupas alarmaron a la sociedad ecuatoriana en contra de la ley del divorcio aprobada como secuela de la revolución de Alfaro.
Es difícil saber qué porcentaje de la población ecuatoriana está de acuerdo con la medida. Esta información, que en términos políticos o electorales puede ser relevante, resulta intrascendente a la hora de velar por los derechos de las minorías. Los cinco magistrados de la Corte que tomaron la decisión están sintonizados más con los tiempos que con las mezquinas coyunturas y presiones de la política nacional.
HOY LA PELOTA ESTÁ EN LA CANCHA DE LA ASAMBLEA NACIONAL. HABRÁ QUE VER CÓMO ACTÚAN AQUELLOS SECTORES QUE SE AUTOPROCLAMAN PROGRESISTAS O DE IZQUIERDA AL MOMENTO DE RECONFIGURAR LA INSTITUCIÓN DEL MATRIMONIO, TAL COMO LO DISPUSO LA CORTE CONSTITUCIONAL.
Hoy la pelota está en la cancha de la Asamblea Nacional. Habrá que ver cómo actúan aquellos sectores que se autoproclaman progresistas o de izquierda al momento de reconfigurar la institución del matrimonio, tal como lo dispuso la Corte Constitucional. ¿Será que los correístas obtusos vuelven a acatar la imposición retrógrada de su líder prófugo, como ocurrió en la Asamblea Constituyente a propósito del aborto? ¿Será que los morenistas empiezan a hacer cálculos electorales para el 2021?
De los demás partidos no quedan esperanzas. Los socialcristianos, fieles a su doctrina decimonónica, seguramente se opondrán. CREO podría seguir el mismo camino (aunque, con la volatilidad de la Asamblea Nacional, cualquier cosa puede suceder). Ambas tiendas políticas ya entregaron un anticipo en las deliberaciones jurídicas en la Corte.
La importancia de la aprobación del matrimonio igualitario es que deja abierta la puerta para un debate aún más espinoso: el de la despenalización del aborto. La contraofensiva mundial en contra del derecho a la libre decisión de las mujeres respecto de la maternidad ha sido brutal. Trump pretende eliminar de un brochazo medio siglo de legislación en los Estados Unidos. Igual sucede con las agendas de la ultraderecha europea.
Recurriendo a Foucault, se podría afirmar que estos abanderados de la moral pública pretenden retroceder del control sobre la vida al control sobre el cuerpo. Más o menos como volver a los tiempos previos a la Revolución Francesa. Para ello se amparan en los sectores más conservadores de la Iglesia católica, que todavía no saben cómo lidiar con los asuntos de la sexualidad humana. Basta ver la estupefacción con que respondieron a los escándalos de pedofilia para concluir que no tienen mucho que opinar sobre estos temas.
Nos guste o no, el matrimonio igualitario y la legalización del aborto son temas actuales. Son parte de las lógicas de la contemporaneidad; definen las posturas entre los sectores más atrasados o más avanzados de una sociedad. En este debate pierden sentido tanto las agendas rudimentarias de la vieja izquierda, que absolutizan la liberación del proletariado, como las agendas moralistas de la derecha, que reducen la vida humana a decisiones divinas.
Pronto nuestros asambleístas y jueces constitucionales tendrán una papa caliente en sus manos. En el caso del aborto, de por medio están la tragedia y la muerte evitable de muchas mujeres y niñas.

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