Publicado en la Revista El Observador, edición 110, Abril de 2019 |
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“…Ocupado desde hace miles de años, fueron los kañaris, o cañaris, los que se asentaron en este valle, para ellos Guapondelig, valle tan grande como el cielo. Menos de cien años antes de la llegada de los españoles los Incas conquistaron este territorio. Y lo conquistaron por la fuerza, puesto que los kañaris, grandes guerreros, se opusieron con toda su energía. Tanto es así, que los incas llamaron al valle Tumipampa o valle del cuchillo, porque fue con un cuchillo con lo que abrieron el pecho de los kañaris para dar ejemplo. Con estos antecedentes, la llegada de los españoles fue vista como una liberación por los kañaris que no dudaron en aliarse con los conquistadores en su lucha contra el inca. Así, en 1557, se funda Santa Ana de los cuatro ríos de Cuenca. Cuatro ríos porque son cuatro los ríos que pasan por aquí, y de Cuenca, porque el virrey de Lima era natural de Cuenca y decidió homenajear a su ciudad natal en este hermoso valle…” Sara y JAAC
De tal manera, que este 12 de abril conmemoramos 462 años de aquel encargo personal del Virrey del Perú, Hurtado de Mendoza, al español Gil Ramírez Dávalos, para proceder a la Fundación de Cuenca, al noroeste de la destruida ciudad de Tomebamba, en la llanura de Paucarbamba, una amplia meseta regada por los mencionados ríos. Por su diversidad cultural, su aporte a las artes, ciencias y letras, por ser cuna de personajes ilustres de la sociedad ecuatoriana, y por su majestuosa arquitectura, Cuenca es evocada como la Atenas del Ecuador, cuyo casco histórico es urbanizado en estilo “damero”, calles adoquinadas y organizadas en cuadrícula, a través de las cuales se van emplazando edificaciones con aires coloniales y neoclásicos afrancesados, dando a la ciudad un efecto arquitectónico armónico y continuo a lo largo de todo el centro. Al inicio las edificaciones eran hechas en su mayoría de bahareque, resultado de la mezcla de paja, piedras, tierra y agua. Las casas solo alcanzaban un piso de altura. Como dato curioso vale la pena mencionar que “…25 años después de la fundación, Cuenca contaba con 750 españoles residentes con derecho a tierra y a tenencia de indígenas para trabajar la tierra. Para el año de 1563 la ciudad tenía el grado de Corregimiento, grado con el que pasó hasta 1777 cuando la elevan a la categoría de Gobernación...” Posteriormente se fueron incorporando materiales de construcción como la madera y la teja, y los edificios fueron cada vez más altos. Fachadas tradicionales con aleros, falsas columnas, capiteles, cornisas, balcones en madera tallada y hierro forjado, puertas y ventanas con acabados en madera e interiores con patios, jardines, portales y cielo rasos de madera o de metal policromado. Dentro de la construcción de las iglesias, encontramos estilos neoclásicos y barrocos. Materiales como el ladrillo y mármol se pueden apreciar en las fachadas de la Catedral de la Inmaculada Concepción (Catedral Nueva) y en la iglesia de San Blas. También existen obras con estilo gótico, arcos ojivados, torres altas y detalles puntiagudos. Algunas de las iglesias fueron cimentadas por los españoles con piedras extraídas de los templos incásicos de la ciudad de Tomebamba. La analogía con España la pude evidenciar hace algunos meses en una visita a Madrid, una vuelta rápida por su centro histórico pudo revelar su historia y cultura: “…en 1700, entran las corrientes artísticas extranjeras y se produce el cambio de gusto en las artes españolas. Los artistas llamados para trabajar en los palacios reales, franceses e italianos principalmente, trajeron a España las manifestaciones artísticas del clasicismo francés y del barroco clasicista italiano, mientras los artistas españoles estaban inmersos en un barroco nacional que pervivirá aún hasta fines de siglo…” Es así, que en un interesante recorrido en tuk-tuk, entre calles angostas y adoquinadas, van asomando los elementos característicos de las edificaciones patrimoniales, como los balcones de hierro forjado de la Casa de Correos (edificio más antiguo de Madrid); luego al llegar a la Plaza Mayor resalta el ritmo de los pórticos que la rodean, al atravesar un zaguán conectado con la Calle Mayor se desemboca en el complejo arquitectónico, donde destacan los detalles barrocos altamente ornamentales del Palacio Real, y las torres y cúpulas de estilo gótico y neoclásico de la Catedral Metropolitana de Santa María la Real de la Almudena, por donde pasean una multitud de turistas fotografiando recuerdos y seguramente meditando sobre los orígenes musulmanes de esta bella ciudad madrileña, cuya primera noticia histórica data de la época del Emirato omeya de al-Ándalus, de finales del siglo IX, cuando el emir cordobés Muhammad I levanta una fortaleza en un promontorio junto al río Manzanares, en el sitio donde se alza actualmente dicha catedral de la Almudena y la muralla árabe. |
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