viernes, 11 de agosto de 2017

¿Quién entiende el gobierno de Lenín Moreno?

  en La Info  por 
En apariencia, el Presidente luce débil políticamente. Y, claro, la apariencia incluye las movidas inverosímiles de Rafael Correa desde Bélgica. El cinismo –de medalla olímpica– de Jorge Glas. Los ultimátum que prodiga –como propietaria del partido– Gabriela Rivadeneira. El manifiesto supuestamente de los 74 asambleístas oficialistas que entregó José Serrano al presidente de la República para que lime asperezas con Correa. La exigencia del partido a Moreno para que se deshaga del ministro Iván Espinel… Y luego están los tuits con aires de superioridad (le puedo explicar… ) que publican amigos de Correa, como Augusto Espinosa. Bueno, pero tratándose de la oposición correísta a Moreno, todo esto se puede entender.
Aquello que se comprende menos son las cosas que militan contra el gobierno de Moreno y que salen del mismo gobierno. Una clamorosa: las salidas, cada vez más vergonzosas y abyectas, de María Fernanda Espinosa. Ella ha dejado al país solo en el concierto latinoamericano clamando, en nombre de principios que solo ella aquilata, que nadie perturbe a Nicolás Maduro mientras reprime y asesina en Venezuela. Eso hace un daño monumental al gobierno de Moreno, pero no hay alma caritativa alguna en el gobierno que le diga que haga el favor de cerrar la boca. María Fernanda Espinosa ha hecho méritos suficientes para mostrar que es indigna del cargo que, a nombre de la República, le confió Lenín Moreno.
Tan inverosímiles como ella, lucen Ricardo Patiño y Virgilio Hernández. Los dos son asesores presidenciales, pagados con dineros de los contribuyentes para tareas inherentes, se supone, a la función del Ejecutivo. Pero los dos parecen más parte del equipo de mercadeo y propaganda de Rafael Correa. Es curioso ver a Hernández cómo se indigna cuando oye, hablando de Glas y todos los casos que lo vinculan, que aquí hubo un sistema corrupto creado en el gobierno de Correa.
Escucharlos defender las líneas de gobierno del ex presidente pudiera ser normal. Pero lo hacen precisamente en aquellos puntos en los cuales Moreno generó una ruptura. ¿Son asesores de Moreno? ¿O mas bien son militantes que ni siquiera hacen eco a las tesis de fondo que sustenta Moreno y que le han valido una guerra abierta con Correa y con Glas?
Otra curiosidad debieran explicar los estrategas de Moreno a la opinión para ayudarla a entender cuál es su línea de acción: ¿qué sentido tiene que Ricardo Patiño, asesor presidencial, conforme una comisión partidista con Gabriela Rivadeneira para “promover la reconciliación haciendo prevalecer la unidad, la solidaridad y la coherencia ideológica (…)”. ¿Acaso se trata de un enfrentamiento, como lo deja suponer el comunicado, entre el maravilloso modelo de AP y el neoliberalismo? ¿Acaso no es modelo de Correa el que Moreno cuestiona y que, en forma expresa, está en la presentación que hizo sobre las cifras reales de la economía? ¿Acaso no es el modelo político de Correa el que encara cuando, en forma lírica, habla del aire nuevo de libertad que recorre el país? ¿Cómo puede un asesor de Moreno desconocer ese fondo (que requiere muchas más acciones concretas) y esconderlo tras una movida partidista destinada a ignorar lo que Moreno plantea, sus motivos y las acciones que ya produjo?
Si Patiño es asesor de Moreno, el gobierno debiera explicar qué sentido tiene su gestión que se podría presentar de esta manera: un funcionario, pagado con dineros públicos, trabaja para que el Presidente al cual sirve, haga las paces con un funcionario que se quedó sin funciones  porque, precisamente, la opinión está convencida de sus enormes responsabilidades políticas en la ola de corrupción que hubo en los sectores estratégicos. Y porque hay presunciones penales en curso que lo inhabilitan para ocupar su cargo. ¿No es eso claro para Patiño?
Curioso: cuando Moreno parece acompañado por la opinión (es lo que dicen los sondeos), luce solo, de gran soledad, en su gobierno. Los correístas lo atacan, su partido lo asedia, sus asesores trabajan para el ex y para Glas y, por último, Gustavo Larrea, que es su amigo, fue públicamente enterrado por Eduardo Mangas en un comunicado. Comunicado hecho, al parecer, para dar gusto al partido… No hay voceros. No hay ministro de la política. No hay, aparentemente, estrategas. Y el Presidente, en este campo, solo pronuncia unas frases de vez en cuando…
Antes tocó preguntar, ante su enigma, quién es realmente Lenín Moreno. Ahora, hay que sumar otra pregunta: ¿quién entiende el gobierno de Lenín Moreno?

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