lunes, 3 de octubre de 2016

PREGUNTENLE A MUJICA



El presidente Rafael Corra, su gabinete y los militantes de Alianza País al parecer no tienen la más mínima idea de lo que significó el Plan Cóndor para América del Sur. Recordemos que dentro del contexto de la guerra fría entre los Estados Unidos y la ex URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y sus órbitas de influencia se establecieron mecanismos de control ideológico-político-militar-económico con la finalidad demostrar al mundo que sistema era el “mejor o más justo”.
Ante el avance de la izquierda en América del Sur y el triunfo presidencial del socialismo con Salvador Allende en Chile, la Central de Inteligencia Americana (CIA), establecieron centros político-militares para impedir su consolidación, organizaron la “Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), luego la Central Nacional de Inteligencia (CNI); el Servicio de Informaciones de Defensa (SID) y la Dirección Nacional de Informaciones e Inteligencia (DNII) en Uruguay; el Segundo Departamento de Inteligencia del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas (ESMAGENFA) en Paraguay; la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y la Jefatura II de Inteligencia del Ejército que utilizó al batallón de inteligencia 601 en Argentina; el Servicio Nacional de Informaciones (SIN), la Central de Informaciones del Exterior (CIEx), y los Departamentos del Orden Político y Social (DOPS) en Brasil” .
La denominada Operación Cóndor tuvo tres fases; “pre-Cóndor, 1973”, “prototipo-Cóndor, 1974” y “Operación Cóndor” que funciona oficialmente desde noviembre de 1975 hasta 1978, integra por los gobiernos dictatoriales de Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil en junio de 1976, “con una participación esporádica” pero aplicando principios desarrollistas se adhirieron Ecuador y Perú. Los creadores de la macabra operación fueron el coronel del ejército chileno (luego ascendido a general por Pinochet) Manuel Contreras (quien estructuró la DINA), el director de la CIA Veron Walters y en la Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA) realizada en Montevideo en agosto de 1975 resolvieron que el FBI y la CIA sean sus coordinadores.
El general Augusto Pinochet luego del golpe de estado en contra de Salvador Allende, ordenó al general Manuel Contreras director de la DINA, convoque a los jefes militares del Cono Sur para poner en marcha el Plan Cóndor en 1975, dando inicio a una cacería humana contra militantes de izquierda, dirigentes sociales y populares, escritores, periodistas, artistas, sindicalistas, jóvenes, mujeres que se oponían a las dictaduras civiles y militares de la época. La periodista argentina Stella Calloni en su libro “La Operación Cóndor” dice: “Ahora, los EE.UU:, que apoyaron a los dictadores, estarían ayudando a quienes están intentado depurar los registros documentales de una 50.000 personas asesinadas, 30.000 desaparecidos, 400.000 encarcelados, entre asesinados y desaparecidos se cuentan unos 3.000 niños y 4’000.000 de exiliados” .
El Plan Cóndor fue establecido por las dictaduras fascistas del Cono Sur amparados en la Doctrina de Seguridad Nacional y de contrainsurgencia norteamericana, con la finalidad de aniquilar a la izquierda marxista, en sus países y fuera de sus fronteras. “Las acciones principales que se llevaron a cabo dentro del marco de esta asociación ilícita fueron: intercambio de informes de inteligencia obtenidos a partir de torturas, pedidos de detención transfronteriza, formación de equipos multinacionales para atacar a los objetivos, colaboración de grupos paramilitares con las fuerzas estatales para encubrir el accionar ilegal, entregas bilaterales y traslados encubiertos de prisioneros, creación de centros clandestinos de detención, campañas de desinformación y guerra psicológica, apropiación de niños, ejecuciones sumarias y desapariciones” .
EL PROGRESISMO REPRESOR REIVENTA SU PLAN CONDOR
Los Jefes de Estado Nicolás Maduro, Rafael Correa, Evo Morales y los ex gobernantes Luis Inácio Lula Da Silva, Dilma Roussef y Cristina Kirchner hablan de un nuevo Plan Cóndor para el Cono Sur, para perseguirlos y desestabilizarlos, argumentando, que la derecha y el imperialismo los acosan porque gobiernan para los pobres. ¿Será que gobernar para los pobres es perseguir a la militancia de izquierda, a estudiantes, campesinos, trabajadores, escritores, periodistas, ponerlos en la cárcel por denunciar actos de corrupción, protestar y luchar para conseguir mejores condiciones de vida?
Dichos gobernantes, desde el Estado administran al revés a sus países, con discursos de izquierda consolidan a la derecha en lo político y económico, desaparecen y destruyen organizaciones de izquierda y desprestigian a su dirigencia, a nombre del pueblo y de soberanía entregan puertos, carreteras, telecomunicaciones, minas, petróleo y otros recursos naturales a las corporaciones transnacionales, endeudan hasta el cuello a la población a nombre del desarrollo; se enriquecen ilícitamente, luego se victimizan argumentando ser perseguidos por la derecha reaccionaria y el imperialismo.
Cómo pueden ser víctimas de un supuesto nuevo Plan Cóndor si son ejecutores directos del Nuevo Orden Mundial, volviéndose bomberos del neoliberalismo, porque enfriaron el volcán de la lucha social, obrera, campesina y popular en auge desde 1980 hasta el 2000.
La ley de Seguridad Nacional la reemplazaron por la de Seguridad Ciudadana, la cual plantea la reducción de los ejércitos y el reforzamiento de las Policías Nacionales. Las Cortes de Justicia son los nuevos organismos represores de la sociedad, mediante la aplicación del Código Penal reemplazan la acción represiva militar y policial, las cárceles recibirán a los “violentos sociales” que protestan en contra de los gobiernos. Otro pilar del Nuevo Orden Mundial son los medios de comunicación públicos y privados, actores políticos que se sustentan en una nueva estrategia de dominio, control social y político a través de la persuasión masiva de la sociedad en rechazo a la violencia, mecanismo con el cual deslegitiman paros, huelgas, manifestaciones, en favor del sistema capitalista que tiene que desarrollarse en paz y sin enemigos.
La sociedad y Estado sustituyó al “peligroso subversivo” que luchaba por un cambio social y político, por el “sujeto social violento o masas violentas”, que agreden o atentan contra la “frágil” integridad física de los aparatos represivos del Estado: ejército y policía, convertidos por acción gubernamental en arcángeles de la paz, del diálogo y la persuasión, ya no descargan toletazos, sino entregan rosas; su caballería no arremete a los manifestantes, sino les invitan a dar un paseo a los ciudadanos; los perros policías comprados a la policía antimotines de chile y entrenados para matar, los han convertido en dóciles lazarillos que descansan en las puertas de los edificios públicos y privados.
Las armas ya no las tiene el ejército ni la policía, están en manos de los violentos sociales, las piedras son armas de destrucción masiva, la quema de llantas es más peligrosa que la bomba atómica, el cierre de carreteras es un arma estratégica peligrosísima porque puede quebrar al Estado y a la burguesía al impedir el libre tránsito de mercancías.
Estos gobernantes no son perseguidos por nadie, es un pretexto para justificar la creación del nuevo Plan Cóndor desde el Estado, en contra de la población, que por reclamar, pan, paz, democracia, pleno empleo, salud, educación, son puestos en la cárcel acusándoles de terrorismo, sabotaje o de atentar contra la seguridad del Estado. Las desapariciones forzadas, los golpes de Estado, los estadios sirviendo de cárceles ya no se volverán a repetir porque han sido sustituidas por las cárceles, aplicando los Códigos Penales. En una palabra estos gobiernos autoritarios, represivos, corruptos y despilfarradores, si cumplieron con el cambio de época porque pasaron de un estado de contrainsurgencia militar-policial a un estado contrainsurgencia social.
El Secretario de Estado norteamericano Robert Gates “…en su reunión con las fuerzas armadas peruanas (abril 2010), señalaba que éstas deben “reestructurarse y focalizarse más en los desafíos internos”(…)Cumpliendo con tales mandatos, las fuerzas armadas peruanas ya pueden intervenir en asuntos de orden interno: “… los militares pueden emplear la fuerza en situaciones de enfrentamiento con algún grupo hostil -previa declaración del estado de emergencia-, pero también cuando ayuda a la policía a restablecer el orden interno en otras situaciones de violencia o la apoya en operaciones contra el tráfico de drogas, terrorismo, y en los demás casos constitucionalmente justificados cuando la capacidad de la policía sea sobrepasada en su capacidad de control del orden interno” (…) La resistencia social, que “altera el orden interno” (como lo fue el suceso de la masacre de Bagua). (...) es notoria en esta coyuntura, la creciente tendencia en toda AL de “borrar” a los actores políticos de izquierda o progresistas de la esfera política formal, de tal suerte que se pueda facilitar la criminalización de ésos” .
Disposición que la siguió y aplicó Ecuador través una reforma a la Ley de Seguridad Pública y del Estado, creando cinco nuevas estructuras: 1) Cuerpo de vigilancia aduanera; 2) Cuerpo de vigilancia de la Comisión de Tránsito del Ecuador; 3) Cuerpo de seguridad y vigilancia penitenciaria; 4) Guardia Nacional Ambiental y 5) la Guardia Nacional Forestal. Luego reformaron la mencionada ley: “Artículo Único.- A continuación del Art. 11, agréguese el siguiente artículo innumerado: Art. … Complementariedad de acciones de Fuerzas Armadas a la Policía Nacional.- Con la finalidad de precautelar la protección interna, el mantenimiento y control del orden público y la seguridad ciudadana, las Fuerzas Armadas podrían apoyar de forma complementaria las operaciones que en esta materia competen a la policía Nacional…”.

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