martes, 23 de agosto de 2016

Patiño, no armes berrinches que tu obligación es dar explicaciones

Por Martín Pallares
22 Aug, 2016 Amos Amos Ecuador 4
Patino Narcovalija
Patiño escucha esto: aunque no te guste y armes berrinches como el que armaste en el programa de Diego Oquendo, tendrás que responder por el tema de la narcovalija cuantas veces te pregunten aunque seas completamente inocente y aunque sea cierta, aunque resulta inverosímil, tu versión de que ese fue un tema juzgado donde delincuentes comunes introdujeron droga en la Cancillería sin la ayuda de nadie.
Patiño, si tuvieras la ética del servicio público que todo funcionario está obligado a tener por ley y por decencia no hubieras reaccionado como reaccionaste esa mañana en Radio Visión. Puedes estar seguro que si en tu lugar hubiera estado un funcionario con un sólido sentido ético de lo público y que además fuera decente jamás se hubiera molestado como tu te molestaste, y jamás hubiera dicho, como dijiste, que preguntarle por un tema relacionado con sus funciones es inadmisible y grosero.
Tu indignación con Oquendo, Patiño, fue patética y lamentable. Fue, además, tan violenta que es inevitable que termine siendo una invitación a la duda y a la sospecha. ¿Por qué sería grosera la pregunta de un periodista o de cualquier ciudadano que le pide explicaciones a un funcionario por un tema de interés púbico en el que tenía responsabilidades? La única explicación para que hayas dicho, envalentonado y desafiante, que “¿qué tiene que ver la valija conmigo señor Oquendo?” es tu falta absoluta de conciencia de lo que significa la responsabilidad de ser un funcionario que trabaja para el Estado.
Por más bravo que te pongas y por más que hayas amenazado de forma velada y ruin a Oquendo con lanzar al público detalles de su vida privada, porque así lo hiciste, la verdad es que ese periodista, quienes escuchaban la entrevista y todos los ecuatorianos que te pagan el sueldo tienen todo el derecho y hasta la obligación cívica de pedirte las explicaciones que crean necesarias sobre tus actos públicos.
Tu desfachatez Patiño se hizo más evidente cuando, en tono de santurrón ofendido, dijiste: “Algún delincuente metió droga en la valija y ¿usted me pregunta a mí?”. ¿Quién crees Patiño que eres para decirle a Oquendo o cualquier otro ciudadano qué puede preguntarte o no?
Es increíble Patiño que esperes que nadie te haga preguntas sobre la narcovalija cuando el sistema de justicia que resolvió el caso no es conocida precisamente por su independencia. ¿Esperabas que todos queden satisfechos con lo actuado por la Fiscalía y los jueces? Con la opacidad y lentitud que actuaron los organismos oficiales luego del escándalo de la droga hallada en las tazas de Ruga la Tortuga ¿esperabas que todos asuman que no hubo gato encerrado en toda la historia? Es probable que tu versión y la de la justicia, sobre el caso, sea la correcta y justa, pero no tienes derecho a imponer certezas donde es muy difícil que las haya.
Resulta increíble que pretendas que ya nadie albergue inquietudes sobre el vergonzoso caso de la narcovalija cuando de los cinco condenados a cárcel que hubo tras el caso, uno de ellos fue asesinado por sicarios apenas llegó a Guayaquil luego de recobrar su libertad en Italia. “Los delincuentes están presos en Italia y en el Ecuador. Se ha demostrado que no ha habido nadie (involucrado) de la Cancillería. ¿Me viene a tratar el tema de la valija en una entrevista que se suponía seria?” le dijiste a Oquendo en lo que parecía un ataque de histeria en la cabina de radio.
Es difícil saber qué tipo de educación tienes y qué principios guían tus actos pero que te presentes en una entrevista y exijas que te pregunten únicamente sobre los asuntos que te gustan o con los que te sientes cómodo resulta impresentable. Tu prepotencia es brutal porque pretendes ser el juez que califica las preguntas que se te pueden hacer o no. Esa prepotencia no sorprende, de todos modos, porque es la misma que tu gobierno utilizó para crear una Ley de Comunicación que le da a los tuyos esa misma atribución. Una prepotencia que nace en el miedo a lo que el otro pueda decir o preguntar. Porque eso es lo que en el fondo tienes: un miedo terrible.
Patiño, a ti te pueden preguntar sobre cualquier tema que tenga que ver con tus funciones públicas y tu obligación es dar explicaciones. Así como Oquendo te preguntó sobre el tema de la narcovalija, seguramente, y ojalá así sea, te preguntarán sobre la extraña donación china de fusiles o sobre los misteriosos pativideos. No armes berrinches Patiño porque el cuarto de hora de poder que te permite hacerlos está por acabar, y ya no solo los periodistas te harán las preguntas incómodos sino quizá, quién sabe, también la harán los jueces.

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