Estimados señores en los momentos desgraciados de los pueblos
se hace evidente la mezquindad y la generosidad de los seres humanos. No tengo
la menor duda que vuestras almas están impregnadas de nobleza, así como la del
gobierno de ruindad. Sin embargo sus espíritus democráticos de nada sirven a
Ecuador sino sois capaces de aunar esfuerzos para triunfar sobre el mal.
El momento desafortunado que atraviesa Ecuador os demanda
algo más que la legítima defensa de los intereses que representan. Impetran
abdicar ciertos ismos que jamás debieran estar por sobre el manto purísimo que
a todos cobija, la República. Hoy hecha jirones, herida de muerte y a la espera
de vuestro coordinado auxilio.
Ecuador se halla a un santiamén de convertirse en feudo de
quienes detentan el poder. No bastó a éstos desvertebrar todas las
instituciones republicanas para sus fines. Ahora pretenden que su caudillo
envejezca de por vida sobre el solio presidencial que pertenece al pueblo
soberano. Burlando su decisión expresada en las urnas. Enmendar la Constitución
a espaldas del pueblo para perennizarse es un acto dictatorial.
El dictador exalta las diferencias que existen en la sociedad
con el proditorio objetivo de dividirnos, por cierto odiosas e intrasnformables
con más odio, si cambiables con la natural cooperación racional y razonable
que, distingue a la especie humana. El totalitarismo que acusa el régimen es
obvio, elocuente y superable en la medida que vuestras personales mediciones
políticas para el futuro, preconicen hoy como prioritaria la defensa de la
Libertad de los individuos, que componen el pueblo. Obrar al contrario supone
ceguera y falta de dimensión histórica. Sois vosotros en conjunto los llamados
por la historia a encarar el despotismo populista. Imbuidos con esa sinergia
invencible que brinda el peso de la verdad para rehabilitar la República.
En la sociedad bulle sonora e indignada la inconformidad
contra el gobierno, empero ésta se halla a la espera de vuestra señal univoca
para defender la Constitución y, evitar de esta forma que el abuso se eternice;
que la prepotencia venza a la concordia ciudadana; que la criminalización a la
disidencia se detenga; que las autonomías y competencias municipales no se
eliminen; que las juntas de aguas no dependan del aguatero mayor, llamado
Carondelet y, evitar así que el pueblo muera de sed junto a la fuente; que la
juventud pueda estudiar; que termine la propaganda política que envenena a la
gente; que las libertades de Pensamiento y Expresión se regeneren; que no se
adelante el aleve genocidio en el Yasuní y el menoscabo de su flora y fauna;
que el régimen no le meta la mano a los bolsillos de los compatriotas con el
Código Financiero. Estatizando la banca privada y sus ahorros; que la mano del
poder salga de la “ Justicia”; que pare la corrupción y, un inagotable etcétera
donde se subsumen los interminables abusos del poder.
En el evento no consentido que vosotros. Sigan oponiéndose a
la dictadura, cada quien por su lado. No harán otra cosa que robustecerla y
afianzarla. Y aquella frase sacramental de juramentación de los cargos públicos
se hará realidad: “Juráis defender la Constitución. Sí así lo hacéis que la
Patria os reconozca al contrario que ésta os demande”.
Estimados caballeros no hay tiempo que perder la dictadura y
su modelo totalitario avanza. Por tal razón en vista de la apremiante
circunstancia. Pido se convoquen al término de la distancia para dar los pasos
inequívocos en defensa de la Libertad y la Democracia.
Atentamente.
Dr. Pablo Guerrero Martínez
Praga 3 de julio. 2014 desde el exilio.
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