UNOS PROLEGÓMENOS INDISPENSABLES
Procede
advertir que en este mundo contemporáneo, un Estado policiaco planetario, no
puede existir sin Estados “cortesanos”, o más crudamente expresándonos, sin
Estados “mucamos”. Este es el caso de ciertos países europeos,
incondicionalmente sometidos a la política imperialista, como Alemania,
Francia, España, Italia, Reino Unido, Suecia, y otros más, que ahora son lo que los Estados latinoamericanos eran en décadas
pasadas: el traspatio del imperialismo. En
América, ese papel de Estados cortesanos todavía desempeñan Canadá, sin duda el
más fiel y obediente de todos, México, algunos Estados de Centroamérica y el
Caribe, y en América Austral, primordialmente Colombia, Chile, Perú, este
último algo discretamente; pero los tres cuentan en su territorio con bases
militares, símbolos del nuevo colonialismo, y últimamente Paraguay, que luego
de ese motín palaciego que alejó a Fernando Lugo del poder, quiere meter la
cizaña en Mercosur y hacer fracasar la unidad, cumpliendo las orientaciones de la súper potencia, que no descansa ni un segundo
en esta labor de topo. En Oriente Próximo, ya conocemos que ese
papel de súbdito y “caballo de Troya” desempeña sobre todo Israel, el
responsable de la horrorosa Nakba –la
limpieza étnica y genocidio- contra el pueblo de Palestina, siempre heroico y
siempre mártir por toda su lucha y sufrimientos; entre los países árabes,
Arabia Saudita, algunos Emiratos, Turquía, estratégicamente “montada” en los
“potros” Europa y Asia, pero entregada en cuerpo y alma a la Comunidad Europea y
sobre todo a la guerrerista OTÁN; en el Lejano Oriente, Japón, nación y Estado
al que el imperialismo le hizo jurar su adhesión eterna, una vez que fue
corroído moral y sicológicamente por el “síndrome de Estocolmo”; Pakistán;
Corea del Sur, sin duda uno de los enclaves estratégicos más importantes que
tiene el imperialismo en el Lejano Oriente. En África ya sabemos que Egipto fue
ese Estado cortesano, y pronto volverá a tener semejante “honorífico” status,
quizá en unión de la descuartizada Libia, de la castigada Mali y de otros
pequeños y empobrecidos Estados, que sobreviven de las migajas en la periferia
del reino de ese capitalismo extremista, sepulturero de algunos pueblos.
EROSIÓN DE LA POTENCIA “SEMPITERNA”
En los
últimos tiempos el poderío económico del Estado imperialista ha sufrido una
indudable caída, a consecuencia, entre otras, de las enormes desigualdades
económicas entre una oligarquía, voraz e insaciable, que capta una riqueza
realmente colosal e improductiva, y una pequeña burguesía, más los servidores
públicos y la clase trabajadora, tanto de las ciudades, metrópolis y sectores
rurales, que no tienen acceso sino a una muy modesta parte de los bienes y
servicios del Estado, y que, por lo mismo, con algunas excepciones, ocupan una
posición muy marginal en esa jerarquía social inexorable del imperialismo.
A esta
realidad lacerante, se suma la corrupción de grupos sumamente poderosos
provenientes de la oligarquía financiera, de los “expertos” en especulaciones
bursátiles que generan enormes dividendos a esos privilegiados personajes, de
los magnates de los consorcios bancarios, corresponsables de las últimas
calamidades económico-financieras de la súper potencia, del complejo
militar-industrial que devora millones y millones de dólares anualmente y que
también ha conspirado para que se presenten las crisis estructurales,
relativamente frecuentes de la economía, de su sistema financiero, cuyos
problemas igualmente han afectado a otros países, en razón de los lazos
internacionales de banqueros, magnates del comercio y de las industrias, así
como por el monitoreo y las reglas y normas establecidas por un neoliberalismo
inexorable a través de organismos controlados primordialmente por EE UU, como
el Fondo Monetario Internacional-FMI y el Banco Mundial-BM. Resulta tan
inocultable la crisis económica de EE UU, que los grandes imperios mediáticos ¡anuncian desconsolados al mundo la bancarrota de una ciudad que
fue símbolo de la industria automotriz estadounidense durante décadas, Detroit!
En tercer
lugar es necesario señalar que las últimas aventuras bélicas de EE UU
(Afganistán, Irak, antigua Yugoslavia, Egipto, Libia, etc.), de consuno con los
“Estados mucamos” de Europa, miembros de la belicosa OTAN, y también de Oriente
Próximo y del mundo árabe, empezaron a pasar la factura a la gran potencia, no
solamente porque los beneficios por los gigantescos actos de pillaje y saqueo
de los recursos naturales como el petróleo, el gas, minerales de valor
estratégico, etc., iban a manos de los grandes consorcios como Halliburton,
sino también por los enormes costos de una gran parte del ejército mercenario
que para estos fines contrata el imperialismo.
Cabe
advertir, asimismo, que las gigantescas corporaciones transnacionales,
originarias de EE UU, no solamente que no conocen fronteras, sino que al
aliarse con otras corporaciones de otros Estados capitalistas, desnaturalizan
profundamente la función de los Estados, que pierden sus funciones “racionales”
y se reducen a ser simples servidores o facilitadores de los intereses de
dichas corporaciones, a través de un presidente, como es el caso de EE UU, o de
un primer ministro, como sucede en el Reino Unido y en otros países de Europa.
Pero en “compensación”, y para servir más eficientemente a esas gigantescas
corporaciones, que se han devorado a gran parte del Estado, éste continúa
conservando un esencial poder militar y tecnológico, aunque en estrecha
colaboración con empresas dedicadas a la industria armamentista, amenaza que en
su tiempo ya advirtió el expresidente norteamericano, Dwight David Eisenhower:
el “complejo militar industrial”.
Y como este
asunto es asaz contradictorio y muy complejo, tenemos que gracias a las grandes
conquistas en los campos de la cibernética y la informática, vinculadas a la
creación de armas de un poder destructivo inconcebible, una de las cuales son
los drones, aviones no
tripulados que matan “limpiamente”, sin producir, además, arrepentimientos o
cargos de conciencia a quienes tienen en sus manos ese temible poder
imperialista, Estados Unidos
no pierde del todo su condición de gran potencia y la colosal deuda que tiene
con China, la nueva gran potencia que le “pisa los talones”, podríamos decir
que todavía no le quita el sueño.
En todo
caso, la actual sociedad capitalista, primordialmente norteamericana, pero
también la de las potencias capitalistas sumisas y obedientes al poderoso Tío
Sam, y que forman parte de ese bloque militarista sumamente agresivo, la OTAN,
no viven su prosperidad; más bien experimentan un riguroso invierno, que puede
durar todavía unas pocas o muchas décadas. Eso nosotros no podemos saberlo,
porque no tenemos vocación de pitonisas.
EL ESTADO POLICIACO CONTROLA EL PLANETA
Lo señalado
en líneas procedentes, significa que el Estado policiaco planetario y sus
Estados sumisos, tampoco viven una democracia cabal, sino más bien un sistema
policiaco arrogante, que en EE UU se ha
hecho evidente con el gobierno de Barack Obama, el mandatario
afro-norteamericano que ha decepcionado a los pueblos, como en España con el
régimen de Mariano Rajoy, aquel de los centenares de miles de euros cobrados
por el “demócrata” mediante inescrupulosas facturas, mientras el pueblo español
vive una de las más profundas crisis económicas que amenazan llevarla de vuelta
al desdeñado “Tercer Mundo”.
Es tan
inocultable la descomposición de ese Estado policiaco, destapado primero por el soldado Manny, quien fue sometido a
torturas y prisión en condiciones que atentaron a sus más elementales derechos
ciudadanos; luego por Julián Assange, refugiado en la embajada ecuatoriana en
Londres, para que los sabuesos al servicio de la súper potencia no le lleven a
esa “democracia” y le condenen a cadena perpetua o al paredón, y finalmente por
Edward Snowden, acosado, perseguido y difamado, por el “horroroso delito” de
hacer conocer que el
arrogante imperialismo, viola de la manera más desvergonzada la privacidad de
¡todas las personas del mundo!, espía a las personalidades públicas, políticas
y ciudadanos comunes de países identificados con los planes geopolíticos de EE
UU y de aquellos países que no se someten a los dictados del imperialismo y
condenan estas prácticas violatorias de los derechos humanos, consagrados en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (Cf. Art.
12 de dicha Declaración). En este gobierno de Barack Obama, que pasará a la
historia como el fundador
oficial de las modernas prácticas policiacas a nivel planetario -¡casi un parigual de ese genocida George W. Bush, por haber
inaugurado el reino de los asesinos silenciosos, los famosos “drones”, que
matan personas inocentes, incluyendo niños, mujeres y ancianos, por mantener el
“gulag” de Guantánamo, pese a su promesa de liquidar ese horrible campo de
concentración, de incrementar la
presencia militar en Afganistán, de continuar saqueando las riquezas naturales,
especialmente el petróleo en la desdichada nación de Irak y de haber destrozado
a Libia, como nación y Estado, en unión de los halcones europeos de la OTAN!-, el
espionaje se aplica también a los ciudadanos norteamericanos, al extremo que el
mismísimo expresidente Jimmy Carter, sumamente preocupado por lo que sucede en
su país, decía hace poco lo siguiente: “En la actualidad EE UU no tiene una democracia que funcione (…)
Es beneficioso que los estadounidenses conozcan sobre el programa de espionaje
de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA)”.
No se olvide
que la tristemente célebre NSA espió a 28 embajadas y delegaciones
diplomáticas, especialmente a las representaciones de Francia, Italia, Grecia,
Japón, México, Corea del Sur, India, Turquía; tampoco olvidemos cómo los Estados mucamos de Europa,
concretamente Francia, España, Italia y Portugal, atropellando toda norma del
Derecho Internacional, como filibusteros modernos, e irrespetando la autoridad
de un mandatario latinoamericano, Evo Morales, no le permitieron sobrevolar el espacio aéreo de dichos países,
para continuar el viaje hacia su país Bolivia, ¡cumpliendo órdenes del
imperialismo!, porque se sospechaba que en el interior de la nave iba Edward
Snowden. Aferrados a un sistema anacrónico y decadente, serviles con EE
UU, se portaron insolentes con el presidente del hermano pueblo boliviano y
pusieron en serio peligro su vida. Es necesario señalar que esta conducta
absolutamente reprochable de los Estados de los países señalados, no tiene
parangón en la historia diplomática y demuestra hasta qué grado el Estado imperialista y sus Estados pajes,
han burlado el Derecho Internacional.
En
semejantes condiciones, ¿cómo el imperialismo –y también sus mucamos- puede
brindar lecciones de democracia y respeto a los derechos humanos a otros
países? De ninguna manera ¿Y qué ha
sucedido con esas tradiciones democráticas de las que alguna vez se
enorgullecía el pueblo estadounidense? Que han sido pisoteadas y escarnecidas
por las prácticas inmorales y violentas del Estado imperialista. Es necesario
considerar que EE UU en las actuales condiciones, no solamente que carece de
una democracia que funcione, como con notable acierto y valerosamente señalaba
el expresidente de esa nación, J. Carter, sino que en general la democracia ¡ya no es más el componente fundamental del régimen
norteamericano!, desde hace por lo menos 40 años atrás, particularmente con
relación a su política internacional y desde la última década en sus relaciones
tanto internas como externas, a partir del régimen brutal de George Bush hijo.
¿Puede
ser democracia el hecho de que el
imperialismo espíe a sus más incondicionales socios, como son los casos de
Alemania, España, Francia, Reino Unido, etc., y estos se resignen, ¡sumisamente!, a esta bochornosa situación e incluso
obtengan provecho geopolítico de esa práctica que hace tabla rasa del derecho
internacional, por su condición de obedientes “cortesanos” del imperialismo?
Digo esto, considerando la noticia que traía hace poco la agencia internacional
EFE (martes, 15/07/2013): los famosos servicios secretos alemanes, que parece
que no han olvidado las lecciones que les dejaron los organismos de espionaje
de los tiempos del nazismo, ¡conocían
perfectamente la gran capacidad de sus compadres espías estadounidenses para
interceptar comunicaciones, mensajes, informes en todo el mundo e incluso
recurrieron a ellos en reiteradas ocasiones! Asimismo
desde el otro lado del mundo, una Asociación de Abogados Musulmanes de
Sudáfrica-MLA, presentaba ante el Tribunal Supremo de esa nación, una demanda
contra el mandatario estadounidense, Barack Obama, por supuestos crímenes de
guerra, atropello a los derechos humanos y genocidio, en razón de la ¡“matanza indiscriminada de civiles con el uso de drones
militares, el reconocimiento de asesinatos extrajudiciales de ciudadanos
estadounidenses, la prisión prolongada sin juicio de los detenidos en
Guantánamo y la participación en programas contrarios a los principios del
Derecho Internacional”! (EFE, 28/06/2013)
No olvide el
inteligente lector que la “más grande democracia del mundo”, grandilocuente
frase con la cual suelen referirse al imperialismo estadounidense sus adulones
que pululan en todos los rincones del planeta, hasta la presente fecha ¡no es signataria del Estatuto de Roma!, por lo
cual el Estado imperialista no se encuentra sometido a la jurisdicción de la
Corte Penal Internacional y entonces, goza de total impunidad por sus
fechorías. Para ejemplo ahí está el caso del “carnicero de Irak”, G. W. Bush y
sus secuaces (D. Cheney, Rumsfeld y otros), que andan libres y muy tranquilos,
como si no hubieran cometido ningún delito.
Pues
bien: Con el azote del espionaje que
blande el Estado policiaco planetario, ¿qué es lo que les queda a países como el nuestro frente a una
agencia todopoderosa y tenebrosa de Estados Unidos como es la NSA, que cuenta
con el visto bueno del presidente “demócrata” del Estado imperialista, Barack
Obama, y que tiene la capacidad de interceptar todas las comunicaciones
posibles, en diferentes idiomas y de inmediato proceder a analizarlas, ¡sin
pedir permiso u obtener el acuerdo de ningún gobierno, de ningún parlamento, de
ningún poder judicial, sin el mínimo respeto de las libertades ciudadanas de
los países y naciones sometidos a ese desvergonzado sistema de espionaje!? En
semejantes condiciones, todos los ciudadanos de todos los países del mundo
somos completamente vulnerables y muchísima gente, especialmente relacionada
con la política, con el periodismo, con la ciencia y la tecnología, con el
comercio internacional, corre el riesgo de ser objeto de un espionaje puntual,
que puede tener consecuencias completamente nocivas para la soberanía e
intereses de seguridad, económicos, científicos, comerciales de los Estados objetos de esos espionajes; para
las instituciones y personas víctimas de
ese delictuoso sistema amparado por el Estado estadounidense.
Lo más grave
es que los datos obtenidos, producto del espionaje en determinado país, no
solamente sirven para los planes geopolíticos y hegemónicos del “policía
planetario”, sino que dichos datos, muchos de ellos considerados altamente
confidenciales o secretos, migrarían a
otros países y el Estado, víctima del espionaje, ¡se convertirá en vulnerable y
quedará en estado de indefensión por
este delito! Ante semejante situación, algunos expertos consideran que la encriptación de datos puede ser el mejor seguro para evitar la vulneración de
la soberanía de Estados como el nuestro.
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