jueves, 8 de agosto de 2013

El 0001%

Por: Fernando Durán García.

Hay momentos en la vida en que nos definimos como hombres de bien o villanos, en esos instantes, el alma sufre y el cuerpo paga, pero la historia no cambia; en esos precisos segundos de decisiones vitales, trascendentes, por supuesto, solidarias y de beneficio comunitario, limpios de alma y espíritu, y desde una perspectiva teológica y antropológica, nos volvemos verdaderamente humanos.
Ninguna batalla se la gana o se la pierde, y nada está decidido, sólo podemos saberlo al final del camino, hay que luchar e ir en busca de las verdades ocultas, de las verdades a medias que nos esconden,  paisajes grises y oscuros que resultan en mentiras y engaños.
Es digno para la ciudad de Cuenca que nuestro Concejo Cantonal no apruebe el tranvía, proyecto de 240 millones de dólares, que soluciona el problema del transporte público en un 30%, y que posiblemente llegue a 500 millones de dólares, si se realiza una segunda etapa; existen alternativas de costo  mucho menor de 80 a 100 millones de dólares que solucionarían al 100% el problema del transporte público sin desaparecer el sistema integrado de transporte, cuyo objetivo neural es su bajo costo y  cero impacto ambiental,   y un servicio de gran calidad apropiado para una ciudad como la nuestra.

Guayaquil ha gastado en su sistema de transporte 130 millones de dólares , con más de 2 millones de habitantes.
Los concejales  son responsables de que el Señor Alcalde  se abstenga de darles la  información completa, o exigir que se estudie a fondo este enorme dispendio de recursos, a decir verdad, dinero de todos los cuencanos, y se le explique a la ciudad absolutamente todo.
Las luchas sociales se ganan luchando, y le doy gracias a Dios si me permite hacerlo hasta el final de mis días;  únicamente  sería necesario decirle al señor Alcalde, que el tranvía no va porque su costo es inmenso y de cero impacto positivo, porque no soluciona el problema del transporte público en su totalidad, porque no es sustentable sin afectar la economía de la ciudad, porque desaparece el cobro único que representa el objetivo neural del sistema integrado de transporte, afectando así la economía de todos los cuencanos; porque se puede entender el tema como una metáfora es decir: “si bajáramos el cielo y las estrellas aparentemente podría significar algo hermoso pero terminaría destruyéndonos”; porque sabemos que la dignidad que usted ostenta es incapaz de engendrar algo tan negativo; porque no queremos que la minería a gran escala  en Quimsacocha, ubicada a siete kilómetros de Cuenca en línea recta, cuya  ejecución produzca   consecuencias impredecibles, irresponsables e irreversibles, y termine con todas nuestras potencialidades; porque los cuencanos siempre hemos sido un valor agregado en el pensamiento y en la cultura, y a pesar de que esta se encuentra en depresión constante, es parte vital de nosotros; porque no somos tontos, señor Alcalde, ni tampoco representamos el 0,00001 %, sino más del 90 por ciento de los cuencanos desinformados y que no queremos llegar a la mendicidad por el capricho de un solo proyecto, y tal vez, unas cuantas personas, porque yo al igual que muchos lucharemos hasta el final pero nunca con odio ni rencor, porque a mis 55 años de edad estoy llamado al afecto, al servicio comunitario, “y porque entiendo que el amor es la sed más antropológica”.
Creo que mi ciudad partiendo de una consulta comunitaria merece otro destino, y si pierdo esta batalla, pensaría que usted nunca debió haber llegado a tan altas funciones,  porque alguien que es sensible  a la economía social al carácter socio – estético de nuestra cultura y patrimonio, no podría llevarnos nunca a este destino incierto,  todavía está a tiempo de desistir como lo hacen los hombres de bien,  y de evitar causarle daños irreparables a nuestra  hermosa y querida ciudad de Cuenca.” Patrimonio Cultural de la Humanidad”
Lo que he expuesto en este artículo, si es el 0.0001% de razones para no hacer el proyecto tranvía ni explotar el humedal  de Quimsacocha, quienes quieran hacerlo nunca conseguirán paz.

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