viernes, 8 de septiembre de 2023

 Juan Gutiérrez: forja y fuego

En la calle La Condamine, sector Cruz del Vado, en Cuenca tiene su taller de forja, Juan Gutiérrez, que es heredero de cuarta generación de tatara abuelos artesanos.
Casi 50 años se ha dedicado a este oficio. Confecciona con bronce, cobre, latón una serie de artesanías como alambiques, pailas, ollas, jarras, cucharas, sartenes, regaderas para jardín, adornos de aves, máscaras, e instrumentos musicales como cajas, chirimias, bocinas, pingullos y dulzainas. También hace arreglos de trompetas, saxofones y trombones.
Juan permanece en su taller moldeando los materiales a punta de fuego y golpe de martillo. Cuando uno sube o baja por La Condamine es inconfundible el sonido del golpe.
Cuenta muchas anécdotas de personas extranjeras, nacionales y locales que admiran su arte y que visitan su taller. Posee un libro con firmas y mensajes de esperanza y superación de mucha gente que ha llegado a este singular taller de Cuenca que está justo al frente del río Tomebamba y la Universidad de Cuenca.
Juan ha participado como ponente en muchos seminarios y talleres sobre patrimonio material de Cuenca y Ecuador. Como es un eterno caminante de las montañas, el Cajas y los templos Kañari-incas de altura, también cuenta las leyendas y características de cada laguna, riachuelo o sistema montañoso.
Acudimos a su taller para saber cuál es el proceso de construcción de un pingullo de latón, prácticamente en extinción. Luego interpretamos unas melodías y nos comentó que antes su abuelo, tíos abuelos, padre y tíos confeccionaban instrumentos musicales para las bandas de pueblo, como cajas y bombos, pero también arreglaban trompetas, saxofones, trombones o tubas. Pero para los músicos del sector rural hacían en latón, dulzainas, pingullos, chirimias y bocinas.
Es necesario que el INPC, el Ministerio de Cultura, la Casa de la Cultura, las direcciones de Cultura de alcaldías y prefecturas, realicen un estudio de línea de base de los artesanos, los gestores y actores culturales del patrimonio material e inmaterial, porque cada año las manifestaciones culturales y los artesanos van desapareciendo o dejan de practicar su oficio, que ya no es “rentable”, en medio de tanta posmodernidad, tecnología e Inteligencia artificial exageradas.
Patricio Matute Garcia

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