viernes, 9 de septiembre de 2022

 6 de Septiembre del 2022

Santiago Basabe y el libro que desnuda la inestabilidad de los jueces

El cientista social analiza los cambios en las conformaciones de la Corte Suprema desde 1984.  Foto: Cortesía

 

Bajo el sello de Pescadito Editoriales, el cientista social analizó las dinámicas que explican los continuos cambios en el Poder Judicial, sobre todo en los altos tribunales, y cómo estas están relacionadas con las conformaciones de las mayorías parlamentarias en Ecuador. Varios modelos permiten identificar tendencias y promedios con respecto a cuánto duran los altos jueces en sus cargos y por qué.


Contrariamente al tópico político de los últimos cuarenta años, la distancia o cercanía con el Partido Social Cristiano no parece ser un factor clave para que los jueces de la Corte Nacional o la Corte Constitucional se mantengan en sus cargos. Santiago Basabe, cientista social y catedrático de la Flacso, analizó la forma en la que las altas cortes ecuatorianas se han designado y removido en los últimos años, y por medio de varios modelos, puso en evidencia el control de las mayorías legislativas en el sistema judicial ecuatoriano.

El reciente juicio político al Consejo de la Judicatura sería un capítulo más de esa tendencia, en donde una serie de gobiernos débiles han tenido que observar cómo los acuerdos de las fuerzas políticas en el Congreso y la Asamblea son los que marcan la conformación y orientación de las altas cortes de justicia.

En Política y Justicia en América Latina (Pescadito editoriales, mayo de 2022) Basabe plantea algunas tesis relacionadas con la injerencia de la política en la conformación de las cortes de justicia en Ecuador, así como realiza una evaluación de la calidad de la justicia en la región, en la que la justicia nacional sale bastante mal evaluada.

Uno de los hallazgos más interesantes de las ocho investigaciones que conforman el libro, es que el factor determinante de cuánto tiempo dura un juez en altos cargos del Poder Judicial tiene relación con su cercanía o alejamiento con las fuerzas políticas representadas en el Legislativo. 

UNO DE LOS HALLAZGOS MÁS INTERESANTES DE LAS OCHO INVESTIGACIONES QUE CONFORMAN EL LIBRO, ES QUE EL FACTOR DETERMINANTE DE CUÁNTO TIEMPO DURA UN JUEZ EN ALTOS CARGOS DEL PODER JUDICIAL TIENE RELACIÓN CON SU CERCANÍA O ALEJAMIENTO CON LAS FUERZAS POLÍTICAS REPRESENTADAS EN EL LEGISLATIVO.

Muñequeos por los cargos de juez

Basabe revisa varios casos de reorganización de las Cortes, en especial, antes de la Constitución de 2008, y concluye que la justicia y sus cargos siempre están en el intercambio político. Esto se debe a que los políticos, al no poder resolver sus conflictos en la arena política, los trasladan a lo judicial, lo que obliga a captar los cargos clave en el sistema de justicia. Los mayores espacios del reparto político están en las salas de lo Penal de las altas cortes, precisa Basabe, una tendencia que se han  mantenido durante los cuarenta años de democracia reciente.

El autor analiza también aspectos como la corrupción en la justicia y la calidad de las sentencias, y establece que hay una correlación entre la baja formación académica de los jueces y una mayor corrupción, sin que ello quiera decir que mayores calificaciones académicas implican inmunidad a hechos relacionados también con la ética y la conducta personal.

La mayoría de los altos jueces, sin bien no han sido afiliados a los partidos, han sido personas con ciertas cercanías a los políticos, pero en su opinión la calidad de los jueces ha decrecido en los últimos años. El control de los jueces en tiempos del correato, significó una reducción de los requisitos para ser integrante de la Corte Nacional, en la que actualmente hay, a criterio de Basabe, gente demasiado joven, pues se muestra partidario de que haya gente "sabia, y eso es algo que te da el tiempo", explica el autor. 

Basabe también destaca otra parte del libro, que analiza la calidad de las decisiones judiciales en una comparativa de 11 países. La justicia ecuatoriana sale mal evaluada, lo que el autor atribuye a la calidad de las facultades de derecho tanto públicas cuanto privadas en el Ecuador. 

El autor plantea una serie de requisitos para identificar un Ejecutivo fuerte, entre lo que están tener un amplio apoyo legislativo. Para Basabe, es necesario perfeccionar el sistema político, y que este permita lograr un mejor funcionamiento de las instituciones como ocurre en Colombia, Chile y Costa Rica. La necesidad de un cambio en el Código de la Democracia es otro debate pendiente, señala el autor.

La Corte Suprema y los repartos políticos

Entre 1979 y la actualidad han habido por lo menos ocho conformaciones de la Corte Suprema -luego llamada Corte Nacional- de Justicia, según explica Basabe en su libro. Tanto en las designaciones como en la remociones de esos tribunales se puede establecer una clara relación causal entre la presencia de las fuerzas políticas en el Poder Legislativo y la integración de las cortes. La mayoría de los jueces designados no han podido cumplir con los periodos para los que supuestamente fueron nombrados. La forma en la que las relaciones de poder cambiaron en el Ecuador desde el retorno a la democracia se pueden seguir de cerca en la investigación de Basabe. 

Así, la primera Corte Suprema, entre 1979 y 1984, esuvo conformada con base en un pacto político entre CFP y los conservadores, dos desaparecidas fuerzas políticas con gran representación  en aquella época. Esta Corte duró hasta 1984, cuando desde el Congreso, por un acuerdo entre la DP y la ID, entonces en la oposición, se conformó una nueva Corte, que no fue del agrado del entonces presidente León Febres Cordero. Febres Cordero envió al Ejército para impedir el acceso al Palacio de Justicia de la Corte nombrada por el Congreso, en una fórmula de uso de los uniformados que se seguiría repitiendo a lo largo de todo el periodo republicano.

LA MAYORÍA DE LOS JUECES DESIGNADOS NO HAN PODIDO CUMPLIR CON LOS PERIODOS PARA LOS QUE SUPUESTAMENTE FUERON NOMBRADOS. LA FORMA EN LA QUE LAS RELACIONES DE PODER CAMBIARON EN EL ECUADOR DESDE EL RETORNO A LA DEMOCRACIA SE PUEDEN SEGUIR DE CERCA EN LA INVESTIGACIÓN DE BASABE.

Con la llegada al poder de Rodrigo Borja, en 1988, se reorganizó la Corte, respondiendo a la continuación de una alianza entre la ID y la DP, que pusieron jueces cercanos a sus líneas políticas. La llegada al poder de Sixto Durán Ballén en 1992, con el apoyo de fuerzas de la derecha se concretó en una nueva Corte, con magistrados afines a la tendencia, que se mantendría hasta 1997, con una conformación influenciada por un pacto entre el PSC y la desaparecida DP.

En 2004, el PRE intentó el control de la Corte por medio de la llamada Pichicorte, pero ello no prosperó y generó un conflicto sobre la conformación del alto tribunal. Entre 2005 y 2008 hubo otra conformación de la Corte, que finalmente cedió el paso a una Corte Nacional en donde se reflejó la consolidación del poder correísta hasta 2017.

Los requisitos de un Ejecutivo fuerte

Al respecto de estas ocho cortes, Basabe concluye que el papel clave en las reorganizaciones lo ha tenido casi siempre el Poder Legislativo, pues el Ejecutivo puede hacerlo solo cuando reúne condiciones específicas: amplios poderes constitucionales, bancada legislativa considerable, aceptación ciudadana y recursos económicos a su disposición, características que solamente ha podido reunir en los últimos tiempos Rafael Correa.

La debilidad de los presidentes no significa que los jueces tengan mayor autonomía, explica Basabe, sino que, por el contrario, es el Legislativo el que toma el control. La injerencia en la justicia en instituciones poco consolidadas es una constante, destaca Basabe, mientras que lo que cambia es el actor que realiza la injerencia, que puede ser el Ejecutivo o más comunmente en nuestro país, el Legislativo.

Por qué salen los jueces y cuánto duran

Siguiendo una línea de análisis similar a la anterior, Basabe analizó varias variables que podrían tener relación con cuán probable es que un juez en Ecuador deje su cargo antes de tiempo y cuáles serían factores determinantes en ese fenómeno.

ALGUNAS DE LAS VARIABLES QUE BASABE PONE SOBRE LA MESA DE ANÁLISIS TIENEN QUE VER CON LOS MESES QUE EL JUEZ ESTUVO EJERCIENDO EL CARGO, LA CUOTA DE LA COALICIÓN EN LA LEGISLATURA, LA AFINIDAD CON EL PSC, EL ÍNDICE DE APROBACIÓN PRESIDENCIAL NETO, Y EL NÚMERO DE PROTESTAS SOCIALES EN EL PAÍS.

Algunas de las variables que Basabe pone sobre la mesa de análisis tienen que ver con los meses que el juez estuvo ejerciendo el cargo, la cuota de la coalición en la Legislatura, la afinidad con el PSC, el índice de aprobación presidencial neto, y el número de protestas sociales en el país. 

Al analizar con estos criterios la conformación de la Cortes Constitucionales en el país, Basabe logró determinar que hay factores que parecen tener influencia en cuánto tiempo se mantienen, como por ejemplo el tiempo que llevan ejerciendo el cargo, o la cuota que representan con relación a la conformación de la Legislatura. Lo que no pareció tener un impacto significativo es la cercanía al PSC, lo que para Basabe se explica porque no aún el PSC pudo mantener un control total de la justicia. Por otro lado, las protestas sociales, sobre todo en Quito y Guayaquil, sí aparecen en el modelo de Basabe como un elemento importante que podría inducir una renovación de las cortes.

La corrupción judicial y la calidad de las sentencias

La obra de Basabe contiene otro estudio relacionado con la corrupción judicial, sobre todo en las cortes intermedias e inferiores en América Latina, pero en especial en Ecuador, Chile y Perú. El estudio pudo determinar que más que cuánto ganan, la corrupción está relacionada con aspectos como el grado de formación profesional de los jueces, el respeto a la carrera judicial, las características de los juicios en cuanto a simplicidad de procedimiento, y la fragmentación del poder político. Basabe concluye que una de las formas de combatir la corrupción judicial serían legislaciones simplificadas, pues el aumento de recursos procesales son espacios para la corrupción.

Basabe explicó, finalmente, que los artículos que componen el libro habían sido publicados previamente en revistas especializadas: "varias de las ideas y conclusiones a las que arribo en algunos trabajos ahora mismo ya no las comparto totalmente, y en algunos casos, he cambiado mi opinión en términos considerables".

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