martes, 14 de enero de 2020

JUAN CUVI
Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo.
Con la bata alzada
En esa condición quedarán muchas de las candidaturas programadas para este año a causa de la extrema volatilidad política que sacudirá al país en los próximos meses. Basta señalar de qué manera los planes y agendas electorales diseñados hasta septiembre del año pasado se derritieron al calor del paro nacional. Y lo que se viene no deja de ser tan incierto como inquietante.
El juicio a la presidenta del Consejo Nacional Electoral es un mal presagio, porque la desconfianza ciudadana en ese organismo se mantendrá con o sin su presencia. Difícilmente se superará la imagen de un árbitro electoral sometido a los amarres partidistas. Antes de empezar ya están sembradas las dudas respecto del próximo proceso electoral, y no solo de los resultados finales. La aprobación de las tiendas políticas y la calificación de las candidaturas formarán un campo de batalla más ríspido que en ocasiones anteriores.
 La errática conducción del Gobierno tampoco garantiza un escenario político medianamente regular. Errores de bulto como la alteración del texto de la Ley de Simplificación Tributaria, o el manejo confuso de la renuncia del embajador ecuatoriano en Estados Unidos, únicamente agitan las aguas. Si prosperan las iniciativas para declarar la inconstitucionalidad de dicha ley, o las investigaciones respecto de un sospechoso convenio de cooperación militar para controlar el narcotráfico, la debilidad del régimen puede llegar a extremos incontrolables.
La prolongación indefinida de la crisis fiscal es otro factor de profunda agitación política. Las posibles respuestas del Gobierno a las demandas populares tienen un ínfimo margen de maniobra. Y la supuesta flexibilidad del Fondo Monetario Internacional no es más que un palillo de dientes para sostener el edificio público.
EN MEDIO DE TAMAÑA VOLATILIDAD, LAS ENCUESTAS TAMBIÉN PONEN LO SUYO. SE DIVULGAN PROYECCIONES ELECTORALES QUE NO SOLO CONTRADICEN TODA EVIDENCIA, SINO QUE VAN EN CONTRA DEL MÁS MÍNIMO SENTIDO COMÚN.
En estas condiciones, los cambios de escenario pueden volverse demasiado frecuentes y bruscos para las agendas electorales. El llamado a juicio por corrupción a la cúpula del correísmo obligará a los actores políticos a revisar sus estrategias, mucho más si el proceso termina con una sentencia acusatoria. En ese contexto, las alianzas contra natura pueden convertirse en la tabla de salvación para algunas figuras del correísmo obtuso, que cada vez se sienten con menos legitimidad y respaldo.
En medio de tamaña volatilidad, las encuestas también ponen lo suyo. Se divulgan proyecciones electorales que no solo contradicen toda evidencia, sino que van en contra del más mínimo sentido común. Si los candidatos van a utilizarlas como referentes para sus estrategias electorales, tendremos muchas más caras largas que en los comicios anteriores. Por precaución, mejor deberían dejar las batas tapando sus ilusiones.

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