Los “Parásitos” de Zamora
“Una pertinaz mediocridad está ahogando a Cuenca. ¿Cuántas patrañas más tenemos que soportar?”.
POR JAIME CEDILLO FEIJÓO
El único responsable directo de la paupérrima administración municipal de Cuenca, es el que funge de alcalde, Cristian Zamora Matute. Sus cercanos colaboradores como “asesores”, gerentes, directores y coordinadores, y, por supuesto, de una gran mayoría de concejales, que se hacen de la vista gorda, a cambio de canonjías, son cómplices de las vergonzosas irregularidades que se han venido evidenciando desde el inicio de su nefasta gestión.
Prácticamente, todas las semanas ha salido a la luz pública, una denuncia de actos de corrupción y hechos bochornosos como atentados a la dignidad de las personas, agresiones verbales a propios y extraños, con una desfachatez que raya en el cinismo.
Colaboradores que han sido sorprendidos en actos inmorales, como aquel que se cometió en contra de una joven que fue víctima de agresión sexual, o el que fue apresado conduciendo en estado etílico, han sido reubicados en otros puestos, o sus panas “parásitos” que gozan de un buen sueldo sin trabajar, que se dan el “lujo” de plagiar los informes de funcionarios correctos, como justificativo para cobrar a fin de mes una remuneración que ya quisieran profesionales con títulos de tercer nivel, maestrías y doctorados, que no son considerados porque no forman parte de las argollas, de los suertudos, de los que gozan de las simpatías de Zamora, apodado en el bajo mundo de la farándula como la “Kity”.
Recuerdan, me decía un talentoso profesional, como este astuto personaje , que derrocha el presupuesto en farras, pagando sumas astronómicas a artistas internacionales, que llegan, dan su concierto, cantan un par de horas, y fin del show; en campaña prometía que los mejores, los más preparados académicamente, ocuparían los cargos directivos, de acuerdo a su especialidad, todo fue en engaño del cuentero, que llegó al sillón de la Atenas con una ínfima votación que no superó el 19 por ciento.
Los “parásitos” o como los llamó Diario El Mercurio, los “fantasmas”, cuentan con la connivencia del mismísimo burgomaestre de la ciudad, que autoriza los contratos, con el visto bueno de sus compinches que avalan con sus firmas y sellos, que encubren estas atrocidades en contra de los sagrados dineros de la urbe patrimonial. Esos compadres y comadres, son los que ocupan altos cargos directivos, los que tienen que ver, oir y callar, si de esta administración quieres gozar. Y, cuando se les increpa, responden que “no hemos sabido, pero vamos a averiguar”, mientras tanto, que siga la farra de la loca.
El 31 de diciembre, en el concurso de años viejos, el Club Juventud Unida de la Ciudadela Tomebamba, ofreció al público el tema: Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, nombrando a Zamora como el Jinete del Derroche. (Una mancha más al tigre).
Preso de su propia conciencia, se mandó a traer un vehículo blindado, por la jugosa suma de 180 mil dólares, para poder desplazarse de un lugar a otro, sin que la Contraloría haya movido un dedo para frenar este gasto oneroso e innecesario, porque el que nada debe nada debe temer. Cuando se tiene las manos limpias, se anda por la calle con la frente en alto y mirando al frente, sin desviar la vista; pero cuando hay cuentas pendientes, es mejor andar en carro a prueba de balas, con guardaespaldas bien armados, amenazantes, clavándole los ojos a los ciudadanos, un por sí se atreven a reclamar algo al jefe de la cosa…
Es vox populi que abundan los “parásitos”, “fantasmas”, “sanguijuelas”, que se llevan una buena tajada del dinero propiedad de la ciudad. Es vox populi, que ingresan facturas por supuestos servicios prestados. Es vox populi que los Albornoz son privilegiados, como “asesores”; que hay varios Torres en cargos burocráticos. Es vox populi, lo contratos direccionados para favorecer a familiares y amigotes, mejor conocidos en el mundillo de los amarres como los suertudos, aquellos que se llevan a semana seguida, cientos de miles de dólares, a manos llenas, porque, según el desvergonzado Zamora, son los únicos con capacidad técnica y económica para afrontar los pedidos de una administración municipal, que perdió la confianza y la credibilidad de los ciudadanos honestos, que se preguntan hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que un grupo de mediocres, sabidos e incompetentes, se alcen con el “santo y la limosna”. Ha usado y abusado de la paciencia del pueblo. Es hora de decir basta, hay que ponerse de pie.
“Hay que regar agua bendita en la alcaldía para espantar al demonio, y echar cloro en las oficinas para exterminar los microbios”.
El Observador
Enero de 2025
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