martes, 4 de septiembre de 2018


¿Por qué el correísta mira a Argentina pero no a Venezuela?

  en La Info  por 
Cuando el relato correísta parecía quedarse sin capacidad de crear empatías públicas porque no tiene un guión en el que hay malos a quienes echar la culpa de todo, llegó, como súper héroe, la crisis argentina. Basta mirar cómo los Pabel Muñoz y tantos otros entusiastas beneficiarios del gobierno de Rafael Correa colocan mensajes en sus cuentas de redes sociales en los que culpan de todos los males que aquejan a la economía argentina al neoliberalismo; etiqueta que con gran entusiasmo y alegría le endosan al gobierno Lenín Moreno.
En el relato que tratan de reanimar estos correístas rabiosos, el hueco en el que ha caído la economía argentina es la prueba irrefutable y contundente de que el “neoliberalismo”, adjetivo que aplican a cualquier sistema político que no sea de su simpatía, está condenado al fracaso y al repudio popular. “El neoliberalismo está destrozando a la Argentina. Ecuador está en ese camino. Se requiere una gran resistencia desde los movimientos sociales y políticos para evitarlo”, dice un usuario al que retuiteó el asambleísta Pabel Muñoz hoy lunes 2 de septiembre. Muñoz, poco antes, había colocado un comentario a otro escrito, asimismo en Twitter, del ex presidente colombiano y ex secretario de Unasur, Ernesto Samper, en el que afirmaba que lo que ocurre en Argentina se puede ver el futuro del Ecuador. “Mismo discurso y práctica”, decía Muñoz mientras que Samper se preguntaba por las razones por las cuales los economistas neoliberales nunca aprenden la lección.
Hernán Reyes, teórico de bolsillo de la comunicación correísta, habla de un “neoliberalismo salvaje” argentino sobre el que afirma que “algunitos por acá quieren imitar” mientras que Luis Barrezueta, uno de los más fanáticos más incondicionales de Correa, apunta que “en tres años de neoliberalismo Argentina está en default: así es el capitalismo salvaje, así es la derecha” y coloca un video donde se ve el saqueo de un supermercado en la Argentina. “Argentina enfrenta el verdadero rostro del neoliberalismo. Igual camino podría transitar el Ecuador de Moreno”, agregaba no hace mucho Siempre Patria, una de las cientos de cuentas anónimas que defienden al correísmo en redes sociales.
En el cuadro que el correísmo está empeñado en hacer sobre la crisis argentina no existen antecedentes. Para ellos se trata de un fenómeno casi espontáneo cuya única explicación es la llegada al poder, hace tres años, de un declarado partidiario del mercado como Macri. En ese cuadro no entra la crítica situación de las reservas internacionales con la que Cristina Kirchner dejó el poder, ni el altísimo nivel de endeudamiento con el que entregó el mando.
En ese retrato que el correísmo hace de la crisis argentina no existe absolutamente nada sobre la corrupción que hubo durante los gobiernos de los Kirchner y que ya casi nadie niega en la Argentina. Ahí no hay referencia de los videos de Néstor con los bultos de billetes ni de los cuadernos del chofer que hablan del mecanismo que usaba el matrimonio presidencial para recibir maletines llenos de dinero o de las confesiones de ya más de nueve empresarios arrepentidos de entregar dinero a los kirchner. No, nada de eso existe en ese relato aunque se sabe perfectamente que, a más de la tibieza y lentitud de Macri para corregir los problemas de la economía de su país, la corrupción de la era kirchnerista y sus alucinates historias espantan a los inversionistas y crean una desconfianza en los mercados de capitales.
No existe tampoco en ese relato correísta nada sobre cómo la desvergonzada corrupción K afecta la economía argentina. Según un estudio del Coniset, los sobreprecios y las coimas de la obra pública en los 12 años de gobierno kirchnerista alcanzó 36 mil millones de dólares, equivalente al déficit fiscal total que hay actualmente. Pero si es durante gobiernos de amigos como Cristina Kirchner la corrupción no puede existir.
Las crisis de Venezuela y Nicaragua no existen
En la relación que el correísmo trata de tejer entre la crítica situación de la economía argentina con el mentado neoliberalismo (y de paso con el Ecuador de Lenín Moreno) no hay, en cambio, ni por asomo referencia alguna al tema venezolano. Curiosa omisión cuando es evidente que, por más complicada que puede ser la situación argentina, no tiene comparación con la dimensión catastrófica de la tragedia humanitaria que hay en Venezuela, en la que de nada se puede achacar al tan mentado neoliberalismo. ¿Si el neoliberalimo el es único factor que lleva a los países a la quiebra qué es lo que hace tanto mal a los venezolanos entonces? La interrogante simplemente no se la plantean los correístas. En su mundo maniqueo no existe otro mal que aquel que ellos quieren que exista; es decir el neoliberalismo y el mercado. Las atrocidades que ocurren en la bolivariana Venezuela simplemente no vale la pena mirar, porque una crisis únicamente puede ser “neoliberal”.
En el evidente esfuerzo que hace el correísmo por culpar de la crisis argentina al tal neoliberalismo de Macri, y de ahí hacer la extrapolación al Ecuador de Moreno se ignora por supuesto el caso nicaragüense. Para el correísta, la crisis política, social y económica de Nicaragua no existe simplemente porque su presidente, el sanguinario y represivo Daniel Ortega, es parte del club de amigos del socialismo del siglo 21. Muy extraño e imposible de aceptar, debe ser para ellos, que en un país que no es “neoliberal” se haya asesinado a 500 personas en actos de represión ordenados desde el Gobierno. ¿No cuentan los muertos cuando el gobierno no se etiqueta como neoliberal?
La lógica correísta frente a los gobierno que no son de su mismo signo ideológico se aplica básicamente a todo. Poco luego de que el Museo Nacional del Brasil se incendió completamente en Río de Janeiro, Pabel Muñoz dijo muy suelto de huesos en un comentario en Twitter “qué lástima. Otra pérdida irreparable en el Brasil de Temer”. ¿No tuvo mucho más de una década el Partido de los Trabajadores en el poder en medio de una inmensa bonanza producida por el excelente precio de las materias primas para proveer al viejo palacete de un sistema anti incendios confiable? No, las tragedias y las crisis solo pueden ser sino neoliberales y si se quema el Museo es culpa directa del otro neoliberal Temer. ¿Algún correísta ha mencionado los incendios de las redes de transmisión de electricidad en Venezuela? ¿O de los apaganos en Caracas? Esos son hechos que no sirven al discurso anti neoliberal. Maniqueos y hemipléjicos.

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