miércoles, 3 de julio de 2013

Cuidado con el cuco


Por: Jaime Cedillo Feijóo
Camino por las calles de mi linda y querida Cuenca, la patrimonial, la que canta y encanta; y lo primero que me dicen los que me conocen: Tiene que tener mucho cuidado con lo que escribe, con lo que dice, no ve que el señor Presidente Correa hizo una ley “mordaza” (que digo) de comunicación, para sancionar a todos los habladores como usted, que no reconocen las maravillas de la “revolución ciudadana”.  Ya veremos como esta linda ley, que está en plena vigencia, gracias a los padres y madres alza manos de la patria, que aprobaron en menos lo que canta un gallo y sin chistar palabra, caso contrario,  hubiesen sido las primeras víctimas de la ley justiciera; manda al tarro (cárcel) a esos periodistas malas gentes que andan hurgando donde no les conviene, sólo con el ánimo de sacarle de casillas a nuestro querido “presi”, para enfurecerle tanto entre semana, que está en su pleno derecho de desquitarse a su estilo de costeño frontal,  en las sabatinas que lo hace con infinito amor desde cualquier pequeño rinconcito de mi lindo Ecuador. 

Y por si acaso, en la hoguera (que digo) sabatina; no me confunda con esa mirada penetrante y acusadora que tiene, querido “sicario de tinta”;  no fue suficiente esa andanada de epítetos, nuestro amado “presi” ordena al Alvarado preparar una cadena de radio y televisión que se difunda a primera hora del lunes, para que esa prensa mercantilista, entienda de una vez por todas, quién manda en este país,  quién es el dueño de la verdad y nada más que la verdad. Y de “yapa” pide al mucamo de la TV incautada, ese de la doble moral, usted si le conoce, no se haga; que en su espacio, el más sintonizado, escupa unas cuántas palabrotas al cielo, qué bonito que se rasga las vestiduras y acusa con su dedo angurriento a los medios que durante años le dieron trabajo y comida¡.
Le decía que ahora los periodistas y los medios privados, o se alinean a las políticas oficiales de la comunicación gubernamental, o más temprano que tarde, estarán sentenciados a purgar largas condenas en esas lindas cárceles de máxima seguridad, donde sólo se escapan los que tienen el apoyo de guías y guardias especializados en fugas diurnas y nocturnas, no ve que están bien capacitados por la “justicia infinita”; pero ustedes los bocones, malas gentes, odiadores, metiches donde nadie les llama, no podrán aplicar para el gran escape. ¡Esa será la mejor venganza¡ Cree usted que si la ley “mordaza”, de nuevo me equivoco, de comunicación, redactada para que dure cien años, como la Constitución de Montecristi, hubiese estado vigente desde un inicio, se habrían atrevido, los atrevidos, a denunciar tantos casos de corrupción que se han dado en nuestro gobierno, sin querer queriendo, como el préstamo al argentino Duzac, que dijo que ya paga pero ni siquiera asoma; o, el feo primo del “presi” de apellido Delgado que nos estafó durante años con el cuento de economista, se paseó por donde quiso, firmó y refirmó lo que le dio la regalada gana, se autohomenajeó, y se fue a su segunda patria, o sea a Miami, a disfrutar del poco dinero que habrá acumulado gracias a su título fraudulento, No se olvide que también juró y rejuró que volvería a rendir cuentas a la  “justicia infinita”. Al menos eso es lo que le ofreció al primo. Pero hasta la fecha, ni chicha ni limonada.
Y le digo algo más, para que vea que estoy bien informada, gracias a la prensa oficialista, el Juan Carlos y el Cristián, piensa que si con la ley en la mano, se hubieran siquiera imaginado escribir un libro para que sepa todo el país, en el exterior, que el “gran hermano” logró suscribir  unos suculentos contratos con el Estado con el conocimiento del ñaño. No señor, no solamente que hubiesen sido sentenciados sino desterrados y quien sabe que más, tal como le sucedió al “pitufo” del Palacio, gracias a que la justicia ya es de todos, que digo del “chuky seven”. Vaya con cuidadito, usted  que es amigo inseparable de la libertad de expresión, porque con la nueva ley, eso ya es puro cuento.  Tenga cuidado con el cuco.  Hasta la victoria siempre.










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