COMENTARIO
POR JAIME CEDILLO FEIJÓO
¡Qué lindo!: El “zapatitos rojos” se jactaba que en su gobierno del
falso “Encuentro” hay cero corrupción, que todo era inmaculado, que sus
colaboradores son unos santos, honestos por los cuatro costados, de frente y
de filo, cero amarres, nada de pedir dinero a cambio de cargos burocráticos,
peor componendas bajo de la mesa, ni siquiera una llamada telefónica, ni
pactos de la regalada gana, eso sí que nó. ¡Han sido 15 meses de transparencia
y manos limpias!. Eso decía a los cuatro vientos el banquero-presidente.
¿Y qué pasó con la lucha frontal contra la corrupción que ofreció
el presidente-banquero? La “famosa” Secretaría Anticorrupción
Gubernamental, creada hace poco con ceremonia oficial en el Salón Amarillo
del Palacio de Carondelet, estará trabajando a contrarreloj para presentar
el resultado de sus investigaciones. Pobre don Verdesoto, no me gustaría
estar en sus zapatillas. Se estará diciendo: ¿qué hago con tanta denuncia?,
¿por dónde empiezo?, si por Danubio, las Aduanas de la Carola, del Gotti y
el Fabián; por la venta de cargos públicos a cambio de millonarias sumas;
por la mala utilización de bienes públicos en el ministerio del Ambiente. Mejor
renuncio, no quiero estar envuelto en este encuentro por conveniencias.
Señor presidente-banquero Lasso; señor “Anticorrupción” Verdesoto:
¡Cómo puede ser posible que mediante convenio se entregue un bien público
a una empresa privada para que lucre por 25 años!
El caso Ministerio del Ambiente-ECOPARKMINING, es irregular por los
cuatro costados de la ley. Revisando y consultando con abogados y técnicos,
se puede constatar que se han cometido una serie de irregularidades
para favorecer a una empresa privada que fuera gerenciada por el actual
viceministro de esta cartera de estado.
ECOPARKMINING no presta un servicio público; firmar un convenio
con una empresa privada cuando el reglamento no tiene la forma jurídica de
convenio; al estado ecuatoriano le costó los terrenos que el ministerio está
entregando a la empresa privada, cerca de dos millones de dólares, para su
lucro personal; un convenio donde no hay garantías ni indicadores de gestión.
¿En dónde queda el Reglamento General Sustitutivo para el manejo
y administración de bienes del sector público, que regula la administración,
utilización, manejo y control de bienes e inventarios de propiedad de las
instituciones públicas?
Pero la cosa no queda así nomás, mejor dicho, aún hay más: En el
malhadado convenio, se autoriza la construcción de una ruta férrea en
zona escarpada, sin estudios técnicos ni ambientales, esto puede ocasionar
grandes impactos ambientales. ¿Y quién debe evitar esto?, los mismos que
están cometiendo los delitos. El área concesionada es de 473.51 hectáreas,sin
tener competencia alguna para semejante despropósito.
Lo cierto es que los ecuatorianos vivimos, sin quererlo, diariamente,
casos de corrupción orquestados desde los poderes del estado. Cada
denuncia de corrupción es más audaz y cínica que la anterior; la viveza criolla
es la norma, el robo descarado del dinero público es la prioridad, el objetivo,
la meta.
Las mafias políticas se reparten el país a su antojo, se creen con derecho
a empuñar lo que más puedan. La justicia es manoseada, rematada al mejor
postor, las sentencias y los hábeas corpus tienen precio; las auditorías se
negocian a cambio de puestos y prebendas; se arman contratos millonarios
a los que se les denomina cínicamente, acuerdo entre privados.
En medio de este panorama desconsolador; el país vive un nuevo y
tormentoso proceso electoral, con cambio de camisetas, nuevas promesas
que nunca se cuimplirán; pactos de última hora, arrepentimientos; se juntan
el agua con el aceite, para ver si logran engañar, una vez más, a los electores,
como ya ha pasado en elecciones anteriores. Palabras, palabras y más
palabras.
La declaración más chistosa que ha hecho en las últimas semanas un
politiquero desgastado y cuestionado, ha sido la del saliente alcalde de la
ciudad abandonada, Pedro Palacios: “Soy la mejor opción para Cuenca”. Esto
provocó una sonora carcajada que llegó hasta los confines del universo. Dime
de qué presumes y te diré de qué careces...
Disfruten, estimado lectores, de la edición 130 de El Observador,
medio de comunicación que ha cumplido de principio a fin con la sagrada
tarea de informar con el único compromiso de la verdad, sin claudicar con los
sagrados principios éticos y valores morales que nos enseñaron en la casa y
en las aulas. Mil gracias observadores. Desde siempre y hasta siempre.
Publicado en la revista El Observador (edición 130, agosto de 2022)
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