miércoles, 6 de abril de 2022

 Cuando la intimidación busca silenciar al periodismo

por MIRELIS MORALES TOVARA
Las primeras amenazas llegaron por Twitter. “Roberto, te estamos conociendo cada vez más a ti y a tu familia”. Aquellos mensajes intimidatorios provenían de cuentas anónimas que descargaban su ira contra el periodista venezolano Roberto Deniz, luego de que publicara su segundo reportaje en el portal Armando.info sobre la red de corrupción que venía tejiendo Alex Saab. Era septiembre de 2017 y la campaña de desprestigio apenas comenzaba.
El trabajo periodístico de Deniz resultaba demasiado incómodo para el gobierno de Nicolás Maduro. Sus revelaciones dejaban en evidencia sus relaciones con el empresario colombiano y la poca transparencia de sus negocios. Había que silenciarlo. “Ahí comenzaron con el acoso judicial”, cuenta. “Vino la demanda y preparaban medidas cautelares. Sabíamos que no sería un juicio justo y eso nos obligó a salir del país en enero de 2018”.
En el exilio, el periodista continuó con sus investigaciones. Develó que Saab no solo estaba implicado en la compra sobrevalorada de insumos para las casas prefabricadas de la Misión Vivienda, sino también en la importación de alimentos de baja calidad para las cajas CLAP (de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción) y otros negocios. Todo apuntaba a una trama de lavado de dinero y a un esquema de corrupción, que el gobierno intentó proteger usando cualquier artimaña.
“La tormenta ha sido permanente y uno no es consciente del desgaste emocional”, comenta. “Me debatí muchas veces entre tirar la toalla por salud mental o continuar por un tema de responsabilidad”. Al final, la verdad estuvo de su lado y Alex Saab terminó siendo aprehendido en Cabo Verde en marzo de 2021. Pero su detención, lejos de suponer una victoria, desató una guerra en su contra, que se acentúo cuando se confirmó la extradición del empresario a Estados Unidos.
La guerrilla comunicacional del gobierno posicionó en Twitter la etiqueta #DenizVendePatria como una antesala. El 15 de octubre de 2021, el Ministerio Público ordenó su detención por instigación al odio y allanó la residencia de su familia en Caracas, aún sabiendo que él estaba fuera del país. “Ese día sentí sobre mí todo el poder de las instituciones y del Estado”, confiesa. “Y me llegué a preguntar si todo esto vale la pena”.

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