sábado, 15 de diciembre de 2018

Patiño ordenó un vuelo a Río que fue y regresó vacío

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De entre todas las revelaciones escandalosas que aparecen en el borrador de informe de Contraloría sobre el uso de los aviones presidenciales durante el gobierno de Rafael Correa, hay uno que es particularmente curioso, por no decir siniestramente oscuro: un vuelo ida y vuelta desde Quito a Río de Janeiro que salió vacío y regresó vacío. Sí, tal cual: se fue sin pasajeros y regresó sin pasajeros.
El vuelo vacío de ida y vuelta entre Quito y Río de Janeiro se hizo en julio del 2012 por pedido del entonces canciller Ricardo Patiño, dice el borrador de informe. ¿Para qué lo pidió? Aparentemente el único que puede responder la pregunta es el propio Patiño, porque los funcionarios de la Contraloría que hicieron el examen no pudieron establecer las razones por las cuales un canciller pide un vuelo ida y vuelta a Río de Janeiro y no lo usa. Las dos únicas cosas que están muy claras son, sin embargo, que el vuelo costó algo más de 32 mil dólares y que quien pagó el misterioso vuelo no fue Patiño, sino los ecuatorianos.
El dato sobre el vuelo fantasma a Río de Janeiro abre una serie de interrogantes que se repiten en muchas otras revelaciones que se hicieron sobre el uso de los aviones de la Presidencia de Correa. ¿Qué iba a hacer Patiño en Río si era verdad que necesitaba el avión? ¿Si no lo usó entonces para qué lo pidió? ¿Si tuvo algún problema y no se iba a embarcar porque no hizo una llamada para decir que cancelen el vuelo y así se ahorraba el Estado los 32 mil dólares? ¿Por qué el piloto salió con el avión vacío? La verdad es que el dato del vuelo vacío, tal y como lo presentaron en el borrador de informe, habla de un absurdo tan grande que es impajaritable pensar en las más oscuras posibilidades.
Lo mismo ocurre con casi todos los otros datos que se revelaron en la lectura del informe, hecho en la mañana del viernes 14 de diciembre en las instalaciones de la propia Contraloría. El informe se hizo al uso de los aviones Legacy y Falcon, así como de las aeronaves de Tame y Petroamazonas, durante enero del 2012 y mayo del 2017. El periodo corresponde a los últimos 5 años del régimen del expresidente Rafael Correa y se analizaron 261 vuelos internacionales.
Uno de esos datos que sin duda hablan de posibles irregularidades es, por ejemplo, el que en los aviones de la Presidencia se hicieron 24 viajes a países considerados por el SRI como paraísos fiscales. Entre ellos está Panamá, Barbardos, Bahamas, Cabo Verde, Belice, Dominica y Emiratos Árabes. De esos 24 vuelos, 12 se hicieron sin pasajeros y en los 12 restantes no hubo manifiesto de carga ni se pesó el equipaje. ¿Para qué fueron a esos países? Los involucrados en el tema tienen cinco días hábiles, que concluyen el próximo día viernes 21, para agregar descargos ante las acusaciones.
Los vuelos presidenciales se hacían sin la más mínima regulación y su uso era completamente arbitrario y discrecional. Por ejemplo: la mayor parte de vuelos se hizo sin manifiesto de pasajeros y cuando se hacía el manifiesto en cambio no había manifiesto de carga. Es decir, en muchos casos no se sabía quién viajaba y peor qué se transportaba. Ni siquiera se pesaba el equipaje que llevaban los pasajeros que, en muchos casos, nunca se sabía quiénes eran o por qué estaban en ese vuelo.
La Contraloría también encontró, por ejemplo, que a pesar de que según la ley y los reglamentos los únicos autorizados a viajar en esos vuelos son el Presidente, el Vicepresidente, la primera dama y las autoridades públicas que han sido autorizadas, en los aviones de la Presidencia viajaron muchas veces extranjeros que eran autoridades de otros países que subieron a los aviones entregando solamente su número de pasaporte. Por ejemplo, hubo una ocasión en que en uno de los aviones de la presidencia que viajó a Trinidad y Tobago se trajo a un grupo de personas de ese país sin que la Presidencia de la República haya dicho quiénes eran o a qué venían. La Contraloría halló más de esos casos. Por ejemplo hubo vuelos en los que viajaron supuestos ministros o funcionarios de otros países. Entre esos casos, está un canciller del Uruguay y, cosa curiosa sin duda, supuestos funcionarios de San Vicente y las Granadinas, un minúsculo país caribeño ubicado en unas islas que están cerca de la costa venezolana. También viajó en uno de los dos aviones presidenciales el primer ministro (al menos así está anotado en los registros) de Guyana y otro alto funcionario de Antigua y Barbuda, otro país minúsculo del Caribe. Tanto Antigua y Barbuda, San Vicente y Las Granadinas son miembros de la ALBA, la iniciativa regional ideada por Hugo Chávez y de la cual Ecuador fue miembro hasta que Lenín Moreno decidió abandonarla. Para agregar misterio y hasta exotismo al tema, el informe habla de que entre en los aviones presidenciales viajaron miembros de la seguridad del Vaticano. ¿Qué seguridad del Vaticano? El informe no lo dice.
De acuerdo al equipo auditor, los vuelos se hacían sin que la Presidencia haya justificado e incluso autorizado los viajes. Es decir, los vuelos se ordenaban sin ningún procedimiento reglamentario y sin ningún sentido de ahorro de los dineros públicos. En total, el costo de estos desplazamientos fue de 13’ 590 000 dólares.
Otro dato perturbador que hallaron los auditores es que en ocasiones en los aviones presidenciales salía una cierta cantidad de pasajeros y en las distintas paradas que hacían cambiaba el número de los mismos. Uno de los ejemplos que se usó para ilustrar el tema fue el de un vuelo Quito-Buenos Aires-Lima-Santiago de Cuba-La Habana-Quito. De Quito a Buenos Aires viajaron 12 pasajeros con tres de ellos calificados como “invitados”. Cuando ese avión decoló de Buenos Aires, para ir a Lima, los tres invitados ya no estaban en el aparato pero en el avión iban 11 pasajeros. En el trayecto Lima-Santiago de Cuba abordaron ya tan solo ocho pasajeros pero De Santiago a La Habana volaron 11. Finalmente, en el vuelo de regreso a Quito había 10 pasajeros. No hubo ninguna explicación de la Presidencia de la República, único organismos responsable de la administración de las aeronaves.
Otro dato que apareció es que en todos los vuelos no iba al presidente Correa. El ex presidente utilizó los aviones presidenciales en el 29 % de las ocasiones. El vicepresidente Jorge Glas usó el 16 % de los vuelos, el canciller el 33 % y los ministros el 17%. El resto de vuelos lo utilizaron otras personas no identificadas.
El informe, con datos, confirma lo que ya se sabía: que la Presidencia de Rafael Correa usaba los bienes del Estado como si fueran propios. Los aviones entraron en ese esquema. Lo que falta saber con mayor detalle, ya que muchos vuelos se hicieron sin autorización, sin manifiestos de pasajeros y algunas veces sin pasajeros, para qué fueron buenos.

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