domingo, 4 de septiembre de 2016

Ocaso político del alcalde

Publicado el 2016/09/03 por AGN
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Alberto Ordóñez Ortiz
En su última visita a nuestra ciudad, el presidente Correa puso al alcalde Cabrera en el sitio que desde su personal perspectiva se habría hecho merecedor. Permitió que el País lo viera a contraluz. Sin el disfraz tras los que suelen ocultarse algunos personajes que marcados por la vergüenza de sus desatinos, padecen del constante horror de que los descubran en su tinta.
Dijo -en clara alusión al alcalde- que en razón de las funciones de dirección superior que le correspondían, era el principal responsable de que en Cuenca hubiera tenido que respirar el insalubre polvo proveniente de la deficiente conducción en la construcción de las obras relacionadas con el tranvía. Cuenca, agregó, con un dejo de rabia y tristeza, es un desastre. El centro histórico -como nunca antes había ocurrido- está cubierto de huecos que afean hasta el mismo estropicio a la Atenas del Ecuador. En nada se diferenciaría de uno de los refugios de ISIS. Los ciudadanos comunes -y con mayor razón los afectados- se atreven a decir sin el menor recelo que están a merced de un “administrador de huecos”, cuestión que, por cierto no la comparto-, pero más allá de lo que yo crea o no, la expresión está allí, cortante, vibrando en la memoria colectiva de nuestra bien amada ciudad.
Además, el Presidente, aprovechó la ocasión para poner en claro que el compromiso del gobierno para la adquisición del tranvía, instalación de rieles y puesta en funcionamiento, se había cumplido a cabalidad: Los ciento ochenta millones de dólares acordados estaban transferidos. Sin embargo, añadió que, preocupado por el tema del tranvía, había conseguido que del préstamo que tramitaba el Alcalde Cabrera en la CAF destinado para la mejora de barrios marginales, se derivaran $ 35*000.000,00 que son los que le faltan para concluir con las obras que exige el tranvía, sin perjuicio de que el préstamo íntegro para tales barrios se le concediera próximamente.
Sin duda que el mínimo apoyo ciudadano a la gestión del alcalde: a la fecha el 15%, según fuentes confiables, sería el insuperable obstáculo para que que de cara a las próximas elecciones ninguna tienda política que ejerza con mediana sagacidad esa función, intente ni de lejos celebrar con él acuerdo alguno. Si ponemos en blanco y negro las severas críticas del Presidente a las cuestionadas acciones del Alcalde Cabrera, emitidas curiosamente en estos días cargados de tensiones electorales, a más de poner decidoras distancias, revelarían que tampoco al gobierno le interesa celebrar ningún pacto con ese funcionario: por la sencilla razón de que habría perdido el apoyo de cientos de miles de hoy desencantados cuencanos.
Resulta inexplicable la conducta de un alcalde que en otras administraciones adquirió ribetes de verdadera popularidad se encuentre -dicho coloquialmente- por los suelos y, desde luego, frente al pulular de huecos creados en la actual administración, entre los que, no solo que se puede perder el tranvía, sino funcionarios cuyos nombres, dicho a la manera de Cervantes, prefiero no acordarme. (O)

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