jueves, 17 de febrero de 2022

 Wilder Sánchez Farfán, el ecuatoriano ‘invisible’ que llegó a dominar tierra, aire y mar (segunda parte)

Imagen de la captura de Telmo Castro, Wilder Emilio Sánchez Farfán, Jaime Gregorio Mallorca Almache, entre otros, en la pista aterrizaje en el sector Campo Verde y sus alrededores, en 2013. Foto: El Universo

 

Según fuente reservadas, Wilder Emilio Sánchez Farfán habría alcanzado más poder que alias Gerald. Se inició en el mundo del narcotráfico con la instalación de laboratorios de conversión de cocaína dentro del territorio ecuatoriano. Su círculo más cercano, algunos policías o expolicías, ha recibido favores de la justicia.


Wilder Emilio Sánchez Farfán pertenece a la generación de los ‘invisibles’. Este es un concepto que el portal especializado en crimen organizado, Insight Crime, acuñó para referirse a una nueva generación de líderes narcotraficantes colombianos que aprendió de sus padres o abuelos el multimillonario negocio ilícito, pero que lo realizan “fuera del radar” para no llamar la atención.

El ecuatoriano Wilder Emilio Sánchez Farfán, de solo 41 años, es considerado por EEUU como uno de los mayore narcotraficantes del mundo.

Esas características podrían calzar también en Sánchez Farfán, según un agente de inteligencia cuya identidad se mantendrá en reserva por su seguridad. “Ahora, la nueva generación de narcotraficantes ya no es al estilo de Pablo Escobar, de los años 80, cuando eran muy visibles por sus excentricismos. Ahora son más introvertidos y tienen una capacidad de recursos económicos que les permite mimetizarse y no dejar rastro ni tecnológicos ni físicos”.  “Para el común de las personas es invisible”.

En opinión del agente investigador, Sánchez Farfán habría alcanzado un mayor poder que Édison Washington Prado Álava, alias Gerald, a quien se lo comparó con Escobar por el imperio que había construido en el Pacífico sur. A este lanchero manabita, la Policía colombiana le calculó una fortuna en 200 millones de dólares. El campo de acción de Prado Álava, ahora recluido en Estados Unidos, fue el mar y su sistema de barcos que funcionaban como gasolineras para las lanchas rápidas que transportaban el alcaloide.

Sánchez Farfán, en cambio, ha transitado en este mundo en un espectro más amplio que incluyen laboratorios, avionetas y embarcaciones. La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), del Departamento del Tesoro de los EEUU, señaló la semana pasada a este ecuatoriano, de solo 41 años, como uno de los mayores narcotraficantes del mundo. Aseguró que Sánchez Farfán trabaja desde Guayaquil, en el transporte de varias toneladas de cocaína por tierra desde los laboratorios de fabricación en el sur de Colombia hasta Ecuador, donde los envíos se transportan por tierra, aire y barcos marítimos (incluidos los contenedores de transporte comercial) y vehículos terrestres a través de América Central, México y, finalmente, a los EEUU.

Sánchez Farfán, conocido con el alias ‘el Gato’, nació el 27 de septiembre de 1980 en una población llamada San Luis de Pambil, una parroquia rural del cantón Guaranda, en la provincia de Bolívar. Se inició en el narcotráfico con la implementación de laboratorios de conversión de droga. Es decir, importaba la base de cocaína y la transformaba en clorhidrato de cocaína en Ecuador, dijo la misma fuente a PlanV. Esa era una forma de abaratar los costos. Lo recuerda por ser el único ecuatoriano que implementó este tipo de laboratorios en el interior del territorio nacional.

Por ejemplo, la Policía lo relacionó con los laboratorios que se encontraron en el cantón Zapotillo, en Loja; en Bucay y Pedro Carbo, en Guayas; en Montecristi, en Manabí, entre otros. Estos laboratorios funcionaron entre 2010 y 2012. En esa época, la Policía desmanteló alrededor de 12 infraestructuras de este tipo, dijo el agente. Desde entonces no se ha encontrado más dentro del país como sucedía en esa época. Pero sí se han ubicado estos lugares sobre todo en la frontera norte.

El único registro oficial de esos hallazgos está en un comunicado de la Policía del 2013 cuando Sánchez Farfán fue detenido junto a Telmo Castro, un excapitán del Ejército, que tenía nexos con el cartel mexicano de Sinaloa. Allí la Policía vinculó a cinco laboratorios.

El agente explicó que fue justamente en 2013 cuando empezó su alianza con Castro, después de que el negocio de los laboratorios fuera afectado por la acción policial. Ambos fueron detenidos tras abandonar la pista de aterrizaje del sector Campo Verde, ubicada en el kilómetro 1.5 de la vía El Empalme-Pichincha, en Guayas. Minutos antes, Sánchez Farfán y Castro habían hablado con los dos pilotos mexicanos que llegaron en una avioneta. La Policía frustró el envío de casi media tonelada de droga, como lo contó PlanV en la primera parte de este reportaje.

En esa avioneta, los mexicanos trajeron cruces con los nombres de dos connacionales que se estrellaron en Jama, Pedernales, Manabí, el 13 de mayo de 2012. Ambos pilotos murieron en el percance. En esa aeronave se encontraron dos maletas con 1,3 millones de dólares. Las cruces, dijo la fuente, iban a ser colocadas en el lugar del accidente en memoria de los fallecidos. Eran de metal y medían 1,6 m de alto. Las placas tenían las fechas de nacimiento y muerte de los pilotos.

Sánchez Farfán salió libre, en 2015, después de dos años de estar en la cárcel. El juez José Tamayo Arana, el mismo magistrado que favoreció al líder de Los Choneros, le otorgó la prelibertad. Telmo Castro, en cambio, estuvo en la cárcel, con un breve periodo de prelibertad en 2018. Salió con ese beneficio en agosto de ese año y en diciembre fue detenido nuevamente. Hasta que el 3 de diciembre de 2019, Castro fue asesinado en su celda en la cárcel Regional de Guayaquil.

Mientras Castro estaba preso, Sánchez Farfán “empezó a crecer por sobre todos”, explicó el agente. Según la fuente, Sánchez trabajó con Castro hasta que lo mataron.

El juego de sus otros socios en la justicia y las avionetas

En el operativo de 2013, cuando fueron capturados Sánchez y Castro, la Policía también detuvo a Jaime Gregorio Mallorca Almache. En ese momento, tenía 24 años. La Fiscalía lo acusó como cómplice del delito de narcotráfico. En su defensa, dijo ser concuñado de Castro, quien le pidió ayuda para pagar 2.998 dólares por su rescate. Castro sostuvo que había sido secuestrado.

Al igual que Sánchez, Mallorca pasó poco tiempo en la cárcel. Fue sentenciado a cuatro años de prisión, pero obtuvo la prelibertad en 2016. El 1 de abril del 2019, nuevamente fue detenido tras el aterrizaje de una avioneta en los predios de la Refinería del Pacífico, en Manabí, donde la banda se enfrentó a bala con la Policía. La aeronave -que pudo despegar- habría llegado cargada de dinero, armas y municiones y posteriormente habría salido con droga, según el expediente del caso. En esa operación se incautaron doce armas de fuego que eran de uso militar. A Mallorca, dice el parte policial, se lo vio bajar de la aeronave vestido de camuflaje y con maletas. Él, junto a otros ocho miembros de su grupo, fue recluido en la cárcel de Latacunga. Allí los llamaban como ‘la banda de los mexicanos’.

En el motín del 15 de diciembre de 2020, tres de ellos fueron asesinados con armas blancas, incluido Mallorca quien tenía 30 años. En ese año hubo 51 muertes en las cárceles, siendo este uno de los crímenes previos a la ola de masacres de 2021 en esos centros que se desató tras el asesinato de Jorge Luis Zambrano, líder de Los Choneros. Esta muerte ocurrió solo 13 días después del crimen contra Mallorca.

Según fuentes de Inteligencia, Zambrano quería ocupar cargos dentro de la estructura de tráfico internacional de drogas, liderada por Telmo Castro. Las mismas fuentes señalaron que Zambrano habría dispuesto el crimen contra Mallorca, aliado de Castro. Ese asesinato, el de Mallorca, habría generado a su vez la venganza contra Zambrano y el inicio de una guerra sin precedentes en las cárceles ecuatorianas. Ese ha sido una de las hipótesis sobre el asesinato de Zambrano que consta además en un informe de Inteligencia.

AL IGUAL QUE SÁNCHEZ, MALLORCA PASÓ POCO TIEMPO EN LA CÁRCEL. FUE SENTENCIADO A CUATRO AÑOS DE PRISIÓN, PERO OBTUVO LA PRELIBERTAD EN 2016. EL 1 DE ABRIL DEL 2019, NUEVAMENTE FUE DETENIDO TRAS EL ATERRIZAJE DE UNA AVIONETA EN LOS PREDIOS DE LA REFINERÍA DEL PACÍFICO.

En el operativo de 2013, también fue detenido el piloto mexicano Luis Joel Aguirre. En ese año, Aguirre se presentó ante las autoridades como un comerciante, originario de Culiacán, Estado de Sinaloa. Fue sentenciado a cuatro años de prisión y en mayo de 2017 salió en libertad. Pero en menos de un año aparecería en Ecuador en la avioneta estrellada. Sucedió el 4 de marzo de 2018 en la isla Matorrillos, al sur de Guayaquil. Sufrió el accidente junto a otro piloto mexicano. Ambos quedaron heridos y permanecieron bajo custodia. Por sus heridas fueron trasladados al hospital del Guasmo Sur, en Guayaquil. Aguirre permaneció en la casa de salud con un ojo vendado. Tras recuperarse, la abandonó. Ahora su paradero es desconocido.

No son los únicos miembros del círculo cercano de Sánchez Farfán y Castro a los que la justicia los ha tratado con benevolencia. En la Refinería del Pacífico, en 2019, otro de los detenidos fue José Luis Bravo Mendoza, un expolicía que pertenecía a la Dinased. Estaba junto a Mallorca el día de la operación. Ambos bajaron de la avioneta con “maletas tipo nylon color negro y varias cajas pequeñas”. Cuando los agentes usaron el megáfono para decirles “alto policía, deténganse” salieron corriendo hasta una camioneta sin placas. Los policías, contaron en la audiencia, que el automotor se dirigió contra ellos y desde allí los narcotraficantes abrieron fuego contra agentes del GIR. La Policía respondió al ataque e impactó el vehículo, lo que provocó su volcamiento. Además de Bravo y Mallorca, fue  detenido Elton Alexander Aguilar Vélez, un policía en servicio activo de la Policía Judicial del Guayas.

Bravo Mendoza registraba una aprehensión previa, en Machala, en 2015. Él y otros expolicías habrían intentado robar lingotes de oro a dos familias de esa ciudad. Se los encontró con armas de fuego y los planos con los que planificaron el asalto. La banda quedó libre y se asoció con la agrupación de Sánchez Farfán, dijo el agente.

En marzo de 2020, Bravo Mendoza fue sentenciado por el Tribunal de Garantías Penales de Manta a 5 años de prisión. Apeló la decisión y la  Corte Provincial de Justicia de Manabí le rebajó la condena a dos años. Obtuvo la prelibertad o régimen semiabierto el 18 de febrero de 2021. Es decir, pasó en la cárcel 20 meses.

A este grupo de Sánchez Farfán y Telmo Castro, la Policía le atribuye las avionetas que fueron halladas en San Pablo de Chila (Santa Elena); la de Jama, en Pedernales; la de la Refinería del Pacífico, en Manabí; la de Campo Verde, en Guayas, entre otras. 


Avioneta hallada en 2012 en San Pablo de Chila, en la provincia de Santa Elena. Foto: Video Ecuavisa

“El sistema penal es tan complejo que no permite procesar a estas personas de manera que puedan tener una pena proporcional al delito que han cometido”, dijo el agente de Inteligencia. “Estamos en un momento de la historia de nuestro país en el que ya el sistema de justicia ha sido superado por el crimen organizado. Es tan corrompido y hay temor en los honestos a sentenciar porque lo tienen todo controlado”, concluyó.

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