jueves, 17 de febrero de 2022

 

 
TREMENDA TEMERIDAD CON EL ESCUDO DE LOS CUENCANOS.
Este es el escudo de los cuencanos. El que nos enseñaron desde muy pequeñitos nuestros maestros en la escuela. Al que nos motivaron a respetarlo. El que siempre estaba presente, ocupando un lugar muy visible, en cada aula de clases. El que aparecía en las portadas de los cuadernos de cuadros, líneas y de caligrafía de la imprenta Molina. Del que nos aprendimos de memoria el significado de cada detalle: los leones rampantes, las cadenas que se cruzan, las plateadas hojas de álamo, la corona central, las casitas y la torre de techos rojos, los árboles y el agua, el lema "Primero Dios y después vos". El que siempre se luce en la parte central de la bandera de Cuenca. El que con exquisito arte y minuciosidad bordaron las manos de las monjitas de los conventos del Carmen y de las Conceptas. Es por supuesto parte de la cultura e identidad cuencana. Es el símbolo heráldico heredado desde la colonia cuando el 20 de noviembre de 1520 el Marqués de Cañete Hurtado de Mendoza, mediante una provisión, concede a la ciudad el uso de su Escudo de Armas. Antonio Lloret Bastidas, el Cronista Vitalicio de Cuenca, en su magnífica obra "Biografía de Cuenca", tomo 2, en la página 821 señala: "El 15 de enero de 1560 se ordenaba, por parte del Cabildo, guardar la Provisión virreynalicia, en el Archivo de la ciudad; mas el original se ha perdido y solo existe una copia legalmente protocolizada. El primer cuencano que realizó la versión paleográfica de la Provisión de 20 de noviembre de 1557 fue el Dr. Manuel Torres Aguilar, publicando dicha versión en "Miscelánea" junto con la cromolitografía correspondiente y en la que se ve el Escudo de Cuenca conforme al diseño que hizo el 5 de agosto de 1905 el Decano de los Cronistas de Reyes de Armas de Alfonso XII, Don. Félix de Rújula Martín Crespo Ruselú Quiroz”.
La audaz imposición de algún diseñador de la Alcaldía de la ciudad, para "rediseñarlo" de acuerdo a su arbitrario antojo y transformarlo como nuevo logotipo de la Alcaldía de la Ciudad, nos ha sorprendido. Es temeridad. A este paso a cualquier hijo de vecina se le podría ocurrir cambiar la letra y la música del himno a Cuenca y en su lugar ponerle ritmo de regetón.
Texto tomado del internet.

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