miércoles, 15 de diciembre de 2021

 Azuay sin liderazgos.

Es asombroso la impavidez de las autoridades locales frente a los graves y

acuciantes problemas que mantiene nuestra provincia. Vivimos una convergencia

de crisis nunca antes vista en Azuay y pareciera que, los gobernantes locales ven

pasar como si no se tratase con ellos, como si su responsabilidad fuese solamente

“administrar” lo poco que, desde el poder central nos entregan, sin tener una

visión de gestión con dignidad y respeto.

Vivimos –a decir de muchos- la peor crisis migratoria de nuestra historia. Se habla

de cerca de 30 mil azuayos y azuayas que dejaron el territorio y decidieron

arriesgar su vida para buscar un mejor futuro en los EE.UU.. Si bien producto del

endurecimiento de las normas migratorias en la frontera, el flujo de personas que

buscan el país del Norte disminuyó, no es menos cierto que esas ausencias marcan

problemas como la desintegración familiar, abandono de los campos, sin contar

que son muchos los casos de personas, entre ellos niñas y niños que murieron, por

buscar el sueño americano.

El fenómeno de la migración conlleva a una reflexión. ¿son ciertos los datos de

reactivación económica presentados por el alcalde de Cuenca? Por supuesto que

no! miles de azuayos hoy estarían engrosando las estadísticas de los

desempleados, subempleados y de la pobreza, de no ser por que prefirieron ir en

busca de un trabajo. Los que se fueron, son los mismos que con mucho esfuerzo

envían unos cuantos dólares semanalmente, que sirven para sostener la economía

de aquellos que nos quedamos en estas tierras.

Hablan de reactivación económica pero resulta que, somos una provincia que no

puede comunicarse con el principal puerto del país, pues la vía Cuenca-Molleturo

está cerrada; las principales vías están en las peores condiciones. Como en el siglo

pasado, estamos prácticamente desconectados del resto de provincias, y esto se

debe a la falta de inversión y la humillación a Cuenca y el Azuay, basta decir que

entre el 2007 y el 2018 el gobierno central invirtió en nuestra provincia solamente

el 2,73% de total de toda la obra vial nacional. Estamos en EMERGENCIA VIAL!

Para gobernar también se requiere dignidad para hacer respetar los derechos de

los ciudadanos y ciudadanas. Estamos a las puertas de la explotación minera en

QUIMSACOCHA (Loma Larga) sin que las autoridades locales digan ni media

palabra. Y es que “el que, pudiendo no evita el delito, lo consiente” y por ende

serán cómplices del mayor delito contra la naturaleza y los pueblos del Azuay,

además de co-autores de burlarse de la voluntad popular expresada en la Consulta

Popular de Febrero de 2021.

Estamos en una profunda crisis económica, que se expresa en los 26 millones de

dólares que el Gobierno adeuda al Municipio de Cuenca tomando en cuenta las

rentas, IVA, y el subsidio para el tranvía prometido en campaña. También a la

prefectura le deben cerca de 23 millones de dólares que comprenden las cuotas

mensuales, las deudas por riego, e IVA; en total entre las dos administraciones

aproximadamente 50 millones de dólares que bien podrían servir para la obra


pública, para planes y programas que reactiven el empleo, o para atender la

emergencia vial, en el marco del desarrollo económico.

Venderán Sopladora, una de las hidroeléctricas más importantes del país, y a

precio de gallina con mal. Entregarán la autopista Cuenca-Azogues-Biblián a una

empresa corruptora señalada por ganar contratos mediante coimas. Anuncian

entregar las principales vías de la región a manos privadas para colocar peajes y

que seamos los y las ciudadanas los que paguemos la mantención de las carreteras.

Dicho de otro modo, venderán la carne de la región para dejarnos el hueso, en las

narices del Consejo Municipal y el Consejo Provincial.

Frente a esta realidad, es clave hacer un llamado a la UNIDAD, a todos los sectores

sociales, académicos, políticos, medios de comunicación a defender la provincia y

la región, a luchar por los intereses de una provincia que aporta al desarrollo

nacional y no puede recibir el maltrato que en los últimos años nos cuesta miles de

personas que han dejado sus sueños, empresas e industrias quebradas, locales

artesanales en la desesperanza, y personas en la pobreza extrema.

Debemos -como lo hicieron varias generaciones- defender nuestro patrimonio,

nuestra historia, nuestra gente. Si las autoridades callan o los hacen callar, serán

los pueblos quienes con voz firme y decidida hagan valer sus derechos, su presente

y su futuro.


Sebastián Cevallos Vivar


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