El ejercicio del periodismo en Cuenca y en el Azuay siempre se ha
caracterizado por ser objetivo y
frontal, con apego a la verdad y un profundo sentido de servicio a la
comunidad. Esta tradición periodística, afortunadamente renovada, ha demostrado
con el pasar del tiempo que los intentos de acallar la prensa y los vericuetos
para desconocer la libertad de expresión terminan siempre fracasando.
Un ejemplo es la Revista el Observador, cuya trayectoria, que cuenta con quince años de historia, se ha basado principalmente en el periodismo de
investigación, un ejercicio que muchas veces resulta ingrato para quienes
ejercen el poder y sobre todo para quienes piensan que el poder les da posesión
absoluta de la verdad.
Cuando algunos medios de comunicación se ven tentados en buscar el
escándalo de la farándula o la información superficial para elevar sus puntos
de “raiting”, el periodismo cuencano y azuayo ha permanecido siempre ofreciendo
información de calidad y con sólidas bases, que garantizan una información y
orientación objetiva, cualidades que aunque no generan “raiting,” si destacan
por su profesionalismo. La prueba de ello es que permanecen con el tiempo.
Es fundamental para los cuencanos y azuayos que apoyemos ese ejercicio
periodístico, en tiempos como los actuales en que rebuscadas explicaciones y
oscuros argumentos tratan de acallar las voces contrarias al poder establecido.
El Observador merece una felicitación especial, pues el tipo de periodismo que
hace es necesario para la sociedad aun
cuando no siempre agrade a quienes transitoriamente ejercen el poder y
representan el orden establecido.
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