lunes, 18 de abril de 2022

 COMENTARIO

Jaime Cedillo F.
El calendario marcaba abril de 1998, no era una fecha cualquiera, para El Observador era el nacimiento de este medio de comunicación impreso que hacía su primera aparición con los deseos de perdurar en el tiempo, de marcar la diferencia, de hacer un periodismo diferente, sin ataduras, para defender la libertad de expresión a capa y espada, para luchar sin descanso en contra de la corrupción de cuello blanco, que a lo largo de los años, han saqueado los recursos de la Patria, desde los Poderes del Estado, generando miseria y pobreza para la mayoría, y bolsillos llenos para las mafias políticas que han gobernado y gobiernan nuestro amado Ecuador.
Así llegamos a la edición 128, estamos de aniversario, 24 años de una linda aventura periodística. Ha sido un trabajo desinteresado y apasionado, siempre pensando en el bienestar de las mayorías, "peleando" y denunciando las injusticias, los atropellos, los abusos; enfrentando con entereza juicios, amenazas, agresiones, y atentados, de aquellos "personajes" que no han soportado que un medio de comunicación saque a la luz, con santo y seña, todos sus trapos sucios. Qué no han hecho para silenciarnos, pero siempre ha brillado con luz propia la verdad y la justicia. Se nos viene a la mente el juicio por supuesto" daño moral" que nos planteó el burgomaestre cuencano de ingrata recordación, a quien, en contínuas ediciones, publicamos con lujo de detalles, las irregularidades de sus nefastas administraciones municipales. Puso precio a su "moral" pero la justicia no le dio gusto, ni un centavo partido por la mitad. Triunfó el periodismo honesto y frontal. Triunfó la Moral y la Ética. Las presiones ejercidas fracasaron, se retiró con el rabo entre las piernas.
Años más tarde, otro "personaje" que se pavoneaba en los Tribunales con el estribillo que era el abogado del Presidente (prófugo de la justicia), que presionaba e intimidaba para que las sentencias se dicten a favor de sus clientes, nos entabló un juicio por habernos atrevido a compartir un tema de investigación periodística, bajo el título; "La Ruta Criminal del Oro". Con la frente en alto y las manos limpias, le derrotamos ampliamente, con la brillante defensa del destacado jurisconsulto Aurelio Aguilar García, que dicho sea de paso, el día de la audiencia, le propinó al abogado y su equipo acusador, una magistral cátedra de Derecho Penal.
Luego del juicio, El Observador, no se quedó de brazos cruzados, pues si pensaba que nos iba a amedrentar estaba equivocado, presentamos una denuncia ante el Consejo Universitario de la Universidad de Cuenca, por incumplimiento de funciones en la Facultad de Derecho, donde el abogado cuestionado no cumplía con sus obligaciones de docente, dejando en la ignorancia a sus estudiantes. Se vió obligado a renunciar. A la Universidad le quitamos una fastidiosa "piedra del zapato". El Observador salió por la puerta ancha, el susodicho por la ventana.
Hace poco, era lunes 7 de marzo, encapuchados, llegaron a mi domicilio a eso de las 01:00, aprovechando la oscuridad, lanzaron pintura a mi vehículo estacionado, semanas antes hicieron lo mismo pero en el garage donde guardo el carro, frente a mi oficina, en el centro de la ciudad, echaron un líquido que dañó la pintura. Los cobardes de cuello blanco no dan la cara, se esconden, porque saben que están acorralados por El Observador. Pretenden amedrentar para que no sigamos denunciando el dispendio de los fondos públicos en beneficio de sus amigos, los casos de nepotismo, los contratos amarrados para beneficiar a sus agnados y cognados, las promesas incumplidas, y todas las vivezas criollas.
Seguiremos firmes cumpliendo la sagrada misión del periodismo libre e independiente, y más fortalecidos que nunca; aunque les vuelva locos las denuncias expuestas en las páginas sobre el derroche de cientos de miles de dólares en consultorías, planificadas desde la Prefectura del Azuay, sin ningún beneficio; o, las agresiones ilícitas a las fachadas de los edificios patrimoniales del Centro Histórico de Cuenca, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad; con grandes carteles de publicidad electoral, tratando en vano de obtener una futura reelección.
AQUÍ NO ECHAMOS FLORES. AQUÍ LANZAMOS DARDOS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario