martes, 1 de octubre de 2024

 LA COMISIÓN Y EL CONSEJO DE LA INMORALIDAD

POR JAIME CEDILLO F
“Políticos trapaceros, granujas, corruptos, serviles de las empresas nacionales y multinacionales”.
El impresentable Consejo de Administración Legislativa (CAL) acaba de quitarse la careta y mostrarse tal cual es, un grupo de indignos representantes del pueblo ecuatoriano, que se identifican como correístas y socialcristianos, no dieron paso al pedido de sanción en contra de la desbocada Paola Cabezas, que con gritos destemplados y manotazos en la mesa donde sesionaba la Comisión de Fiscalización, que preside la que no da pie con bola, o sea, la Pame, trataba de imponer sus caprichos, con amenazas y agresiones verbales, en contra de sus adversarios políticos que, finalmente, no dieron paso al bullado y añorado juicio político a la Fiscal General del Estado, Diana Salazar Méndez.
Ese fatídico día de la sesión de la desdichada comisión que fiscaliza lo que le conviene, que sueña con la destitución de la mujer que continúa descubriendo las tramas de corrupción que el correísmo armó en más de una década, para saquear los recursos del país, con audacia y cinismo, para lo cual, primero se tomaron la justicia a través del Consejo de la Judicatura, con su peón a la cabeza, Gustavo Jalkh; luego se apoderaron del resto de instituciones públicas, como la Fiscalía con el tío Galo, la Contraloría General del Estado, donde colocaron a una de sus fichas más indeseables, Carlos Pólit Faggioni, procesado en los Estados Unidos de Norteamérica, acusado de lavar millones de dólares producto de anular glosas a las empresas nacionales e internacionales.
El prófugo de la justicia, escondido en Bélgica, en las infames sabatinas le llenaba de elogios, de alabanzas, le ponía en los altares, resultaron ser un pájaros de alto vuelo. Se tomaron la Procuraduría, el Consejo de Participación Ciudadana, ese Consejo que el pueblo pide a gritos su desaparición, porque ya bastante daño le ha infringido a la democracia, con sus artimañas.
Lo cierto es que el despreciable CAL, negó el pedido de sanción para Cabezas, demostrando, una vez más, que lo que prevalece es la viveza criolla, el mal ejemplo, el quemeimportismo por las buenas costumbres, la falta de respeto a todo un país, que observó incrédulo el comportamiento patanesco de la innombrable “Madre” de la Patria, quien no solamente debía ser sancionada con la suspensión del cargo por noventa días, sin sueldo, sino para sentar un precedente debía ser expulsada del Recito Democrático, para que en el futuro no se vuelvan a repetir escenas obscenas, tal como está acostumbrada a mostrar la endiablada Cabezas.
El pueblo dice y con mucha razón, vamos de mal en peor. Permitir que la Asamblea Nacional se convierta en un mercado, en donde los que tienen que dar ejemplo de buenos modales, de una conducta ética intachable, que legislen y fiscalicen en nombre de ese pueblo que vive de bochorno en bochorno, de humillación en humillación, por la reacción visceral de sus representantes, ya no se puede seguir soportando esas escenas tan desagradables, como nos tiene acostumbrados la inmoral Paola Cabezas.
Más bajo a dónde, titulé un artículo anterior, y hoy debo agregar: Hay que recuperar la dignidad y la honorabilidad pisoteada por un grupo de pelafustanes, que no hacen otra cosa que robarle el dinero al pueblo por un “trabajo” que deja mucho que desear; y, pensar que para el próximo período legislativo ya no serán 137 asambleístas sino 151, gracias a los cálculos del inefable Consejo Nacional Electoral.
Oh miseria humana a cuántas cosas te sometes por el dinero
El Observador
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