ETAPA Y SU PAUPÉRRIMA ADMINISTRACIÓN
“Tristemente vivimos en un mundo donde le aplauden al farsante, y tiran piedras al que dice la verdad”.
Después de las contundentes declaraciones de la exgerente de comercialización de ETAPA, Karla Beltrán, tanto el alcalde Cristian Zamora, como la gerente de la empresa municipal, Verónica Polo, así como el directorio, deberían presentar disculpas públicas y renunciar a los cargos burocráticos que ostentan, por todo el daño que han causado por su negligencia e incapacidad en el manejo de la otrora empresa orgullo de los cuencanos, hoy en crisis.
La politiquería, las malas decisiones, el derroche en proyectos que lo único que han arrojado han sido sólo pérdidas, sumado al quemeimportismo de los funcionarios que son los responsables de la debacle , de la paupérrima administración tal como tildó la propia exgerente de comercialización.
Pero qué van a renunciar si forma parte de un círculo vicioso de negligentes que se encubren unos a otros, que hacen caso omiso a las alertas, a los números en rojo, a las advertencias que venía haciendo la funcionaria saliente, de las “pérdidas abismales”, por inversiones realizadas sin planificación como el contrato de la plataforma Wifi por 500 mil dólares, o la adquisición de la plataforma telefónica por 2 millones 500 mil dólares, por un servicio decadente, sin ningún beneficio para la ciudad de Cuenca.
Denunció la funcionaria saliente que durante 15 meses “batalló” contracorriente, sin recibir la atención a las necesidades más apremiantes de la empresa, por parte de la gerente general, que está en ese cargo sin tener experiencia alguna en agua potable, telecomunicaciones, y que hoy los cuencanos estamos pagando las consecuencias de esa mala decisión del alcalde-presidente del directorio.
La administración de ETAPA, de los 87 millones de dólares del presupuesto de este año, apenas tiene ejecutado el 15 por ciento, por la incompetencia del alcalde-presidente del directorio y su gerente general. “Me cansé de luchar por una empresa que está agonizante”.
Un servicio de internet que no es rentable para la empresa, con 600 puntos en la ciudad, porque no tienen un solo cliente, volvieron a contratar, eso dijo la misma Contraloría General del Estado, pero está demostrado que ya nadie hace caso a las auditorías, ni glosas que impone la Contraloría, porque con el pasar de los meses, esas glosas se desvanecen como por arte de magia, y todo continúa como si no pasara nada.
Así de triste es la realidad de nuestra querida empresa, convertida en “vaca lechera” para satisfacer las voraces ambiciones de los “mimados” del burgomaestre, sin preparación académica, sin experiencia, nombrados irresponsablemente, y los que son profesionales de planta con trayectoria de servicio son ignorados, y pensar que en campaña se llenaba la boca, prometiendo que los cargos serían ocupados por los mejores, los más preparados, los más honestos, a la vuelta de esquina, resultó todo lo contrario.
Otra de las cosas graves que reveló Beltrán, son las denuncias de acoso sexual y violencia de género, que se han dado al interior de ETAPA, mismas que fueron archivadas por la gerente general; los involucrados continúan campantes en sus cargos con la protección de la susodicha gerente.
En ese ambiente laboral desfavorable, que bordea el 18 por ciento, la más baja en la historia de ETAPA, ninguna institución puede salir adelante. En año y medio de esta administración, no se han implementado medidas para cambiar la percepción del personal, que trabaja desmotivado; no se han efectuado los concursos internos de méritos y oposición; Se hacen gastos innecesarios que ponen en riesgo la información sensible de la empresa.
En definitiva, hay un antes y un después, con la llegada de esta administración que no se detiene en sus derroches, en repartir cargos a sus agnados y cognados, los suertudos se alzan con suculentos contratos, la burocracia obesa está dejando en soletas a la empresa pública más grande de los cuencanos engañados y estafados.
El Observador
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