jueves, 23 de junio de 2022

OPINIÓN

POR JAIME CEDILLO FEIJÓO

Publicado en la Revista El Observador (edición 129, junio de 2022)

 El Observador llega a su edición 129, gracias al aporte de hombres y mujeres de buena voluntad, que cada dos meses nos entregan sus reportajes, opiniones, análisis, artículos, de los más diversos acontecimientos locales, nacionales e internacionales. 

Mi gratitud eterna para todos ellos, así como para las empresas privadas e instituciones públicas, que sin pedir nada a cambio, hacen posible financiar, con las justas, la impresión de la revista que circula desde Cuenca para el mundo desde hace más de 24 años, con la misma pasión de siempre, cumpliendo fielmente la sagrada misión de hacer periodismo toque a quien toque y duela a quien duela. 

Hay autoridades públicas que manejan dinero de propiedad del pueblo, que se creen dueños de los recursos, que despilfarran a su antojo, en beneficio de los que callan y aplauden irregularidades, corruptelas, pillerías, por un contrato publicitario. 

Hay medios de comunicación que pactan bajo la mesa acuerdos inmorales, a cambio de grandes sumas de dinero que maquillan con contratos culturales, transmisiones de sesiones solemnes, presentaciones artísticas, opiniones favorables de supuestas ”obras” y “gestiones” en beneficio de la gente. Y, lo que es más indigno, venden los principios éticos mediante entrevistas pactadas, preguntas preelaboradas, y después se reúnen a festejar en lugares públicos, porque ya ni siquiera tienen vergüenza. A comunicadores y periodistas cómplices de autoridades corruptas que guardan silencio y alaban sus fechorías, son recibidos en sus despachos con sonrisas de oreja a oreja, les hacen calles de honor, son invitados de “lujo”, son sus preferidos, sus consentidos, hasta se tutean y se echan flores. 

El Observador es un medio de comunicación independiente, que lucha sin descanso en defensa de la libertad de expresión, por los principios éticos y los valores morales, que predica con el ejemplo. Los corruptos y corruptores son nuestros enemigos. Hay que decir la verdad: los ciudadanos azuayos y cuencanos, estamos frustrados, desencantados porque las promesas del alcalde Palacios y de la Prefecta Méndez, se convirtieron con el paso del tiempo en desengaños, en promesas demagógicas, en dispendio de los recursos públicos. 

Cómo puede ser posible que estas despreciables autoridades, que no nos representan, dilapiden parte de los presupuestos entre sus incondicionales, que se aprovechan de los bienes de las instituciones para promocionarse descaradamente; que pagan sueldos dorados a los que apenas tienen un título de bachiller, como es el caso de funcionarios de la administración municipal, el irrespeto a las leyes y disposiciones no tiene límites. Cómo puede ser posible que una persona que apenas ha terminado la secundaria, ocupe por decisión del cuestionado burgomaestre, el cargo de directora de Comunicación Social, con sueldo de más de 2 mil dólares mensuales. ¿Qué dirá la Contraloría General del Estado? Hay casos de funcionarios serviles que se hacen pasar por ingenieros o economistas, sin haber pisado nunca un centro de educación superior, son los conmilisapos. Cuánto hay y a cuánto nos toca. Aman las mordidas, los mordiscos y los mordiscones. Y hasta se creen los J.J. ¡Ya Basta! En Cuenca, sobran los politiqueros corruptos, pero faltan autoridades.

Es que son acuerdos entre “privados” como decía el tristemente célebre prófugo de la justicia, jefe de la banda correista, que nuevamente están tratando de incendiar el país, para pescar a río revuelto, amnistías, impunidades, perdón y olvido para los delincuentes de cuello blanco, que se alzaron con el santo y la limosna.

En cambio, a los que no nos dejamos chantajear, tratan de intimidarnos con ataques a la propiedad privada, porque como son una gallada de cobardes que carecen de valentía para reclamar de frente, a plena luz del día, aprovechan las madrugadas, a más de corruptos e ineptos, son canallas. Son audaces sin límites, se creen listos. Cada uno es más sinvergüenza que el otro. 

Aprovecho este espacio para agradecer a la Editorial Centro de Estudios Sociales para América Latina, y a su director el Doctor José Manuel Castellano, por la decisión de entregar a El Observador un reconocimiento en la modalidad Medios de Comunicación, por el trabajo periodístico cumplido desde nuestra “trinchera” bajo el lema: La Libertad de Expresión, ni se compra, ni se vende, ni se transa. Con la humildad de siempre: Muchas gracias.

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