miércoles, 17 de septiembre de 2025

 

Veintidós procesados. Seis empresas. Una presunta red de corrupción en hidrocarburos que habría drenado millones del bolsillo de los ecuatorianos. Entre ellos, : llamado a juicio como presunto autor en el #CasoTripleA. Y aun así, el juicio del Caso Triple A recién se convoca para enero de 2026. ¿Conveniente, no? Tiempo suficiente para que la memoria se enfríe, la indignación se diluya y los supuestos implicados —incluido Aquiles— respiren tranquilos. Porque cada día que pasa sin sentencia no es justicia en construcción, es oxígeno para los posibles corruptos. El tiempo no castiga: protege. Y Aquiles lo sabe. Lo sabe tan bien que mientras carga con un llamamiento a juicio, se atreve a dar lecciones de “cero tolerancia a la corrupción”. Cinismo en su estado más puro. El caso Triple A no es un expediente cualquiera. Es un espejo de cómo funcionan las redes de saqueo en este país: coautores, empresas privadas lucrando, bienes retenidos, cuentas congeladas, medidas cautelares que no valen nada si el proceso se arrastra hasta el olvido. #Ecuador no puede darse el lujo de que un juicio de esta magnitud se convierta en trámite burocrático. Porque el tiempo que se les concede a los culpables es el mismo tiempo que se le arrebata al pueblo.

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